Habilitados para otra reelección, los intendentes que están de licencia cuidan de cerca su poder local
Alternan sus nuevos puestos ejecutivos o legislativos con la gestión municipal, que delegaron en personas de su confianza; dicen que la reforma que les permite un nuevo mandato “ordena” las disputas
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Los intendentes de la provincia de Buenos Aires que tomaron licencia para ejercer otros cargos, y que consiguieron en el cierre de 2021 una victoria en la Legislatura bonaerense que los habilitó a volver a postularse en 2023, mantienen su poder distrital. Tras eludir la prohibición de reelección con las licencias, lograron el espaldarazo legislativo que buscaban y que, aseguran varios de ellos, ordena las disputas territoriales por la sucesión.
“Hay cuestiones cotidianas que lleva él como intendente, y temas de estrategia y conducción política que me tocan a mí”, señala a LA NACION un jefe comunal peronista que dejó el distrito antes de fin de año, asumió otro cargo y ahora trabaja en su municipio por las mañanas y, por las tardes, en su nuevo puesto.
“Sigo trabajando igualmente, teniendo la conducción política y de la gestión, participando de muchas actividades y, sobre todo, de la toma de decisiones. El territorio no lo descuido, y la gestión tampoco”, refuerza otro jefe comunal de licencia, hoy en un cargo ejecutivo. “Somos un equipo muy consolidado, cada uno sabe lo que tiene que hacer”, dice sobre su sucesión.
Un tercer intendente de licencia consultado por LA NACION, se expresa en sentido similar: “Mi contacto es diario y permanente, con la gente y con el equipo de gobierno. Yo vine a este lugar [por su nuevo cargo] porque fue un acuerdo político; no vine con la idea de trampear y volver en 2023. Ahora estoy habilitado para hacerlo, se verá en el futuro, pero mi candidato en 2023 es mi actual sucesor”.
Las salidas de los distritos se aceleraron hacia fines de 2021, antes de que se reformara la ley de reelecciones, que ahora cuenta el período iniciado en 2019 como el primero de los dos posibles y cancela la posibilidad de tomarse licencia antes de cumplir la mitad del segundo mandato como salida para volver a postularse.
“En los distritos importantes, si los intendentes no tenían la posibilidad de reelección, empezaba una pelea por la sucesión difícil de ordenar. Las licencias resolvieron el tema y la ley dio la posibilidad de tener todo tranquilo”, afirma un dirigente del PJ provincial, que ejemplifica: “No es lo mismo Avellaneda siendo candidato [Jorge] Ferraresi o Alejo [por Chornobroff, el intendente interino], o Almirante Brown con Mariano [por Cascallares] o Juan [por Fabiani, el interino]. Pueden ser entre 5 y 10 puntos que te hacen perder la provincia o la Nación”.
Un intendente que pidió licencia antes de la mitad de su segundo mandato, pero que afirma que es “un disparate” pronunciarse sobre 2023, indica que el cambio en la ley “puede ordenar”. Y añade: “Pro había abierto una ventana, cuando tuvieron ellos la ley, para poder rescatar a sus propios intendentes, y se le dio vuelta la cosa. Lo que se hizo ahora es ordenar: no se legisla para atrás, no quedan ventanas y quedan dos períodos, como la gente quería”.
Muchos de los intendentes imposibilitados de reelegir saltaron a cargos de trascendencia dispar, sumando unos veinte en total. El último puesto que se conoció fue el que obtuvo el exintendente de Merlo Gustavo Menéndez (reemplazado en el municipio por su hermana y exfuncionaria, Karina Menéndez), como presidente del Grupo Bapro. Anteriormente, se había conocido el caso de Jorge Macri, que dejó Vicente López a cargo de Soledad Martínez para ser ministro de gobierno porteño.
La mayoría de las salidas fueron de oficialistas. Ariel Sujarchuk pidió licencia en Escobar para ir al Ente Nacional de Control y Gestión de la Vía Navegable, que no está todavía formalmente en funciones. Cecilio Salazar (reemplazado en San Pedro por su hijo y también exfuncionario, Ramón Salazar), quedó a cargo del tren Belgrano Cargas. Osvaldo Cáffaro (exintendente de Zárate) pidió licencia a principios de diciembre para pasar a ser coordinador en la Secretaría de Hábitat (en el Ministerio de Hábitat, que conduce Ferraresi). A Cáffaro lo reemplaza Ariel Ríos. Otros asumieron en la Legislatura bonaerense, como Walter Torchio (Carlos Casares), o Cascallares.
Hubo salidas previas, por renovaciones de gestiones o por la derrota electoral del oficialismo en las PASO. En ese grupo se anotan Juan Zabaleta (de Hurlingham, ministro de Desarrollo Social), Martín Insaurralde (de Lomas de Zamora, jefe de Gabinete provincial) o Leonardo Nardini (de Malvinas Argentinas, ministro de Infraestructura bonaerense). También las hubo anteriores, como la de Gabriel Katopodis (de San Martín, ministro de Obras Públicas nacional).
Una fuente con acceso a la Casa Rosada que conoce los casos de Zabaleta y Katopodis afirma que ambos están concentrados en lo nacional, aunque ahora “la chance [de volver a presentarse] la tienen todos” y la modificación de la ley “ordena en función de la elección 2023″. A Zabaleta lo reemplaza en Hurlingham el camporista Damián Selci (una sucesión que se dio con un duro conflicto por el cierre de listas, luego saldado), y a Katopodis lo sucede en San Martín Fernando Moreira.
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