Gustavo Beliz es el secretario de Planeamiento Estratégico: el regreso de "zapatitos blancos"
La conversación entre Alberto Fernández, jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y Gustavo Béliz, su ministro de Justicia y Seguridad, en julio de 2004, fue casi lacónica:
–Hola Gustavo. El Presidente me encargó que te pidiera tu renuncia y la de todo tu equipo.
–Perfecto. Ningún problema. Decile que la tiene desde este momento.
–Te mando un abrazo.
–Otro.
Quince años después Alberto Fernández, presidente electo, volvió a llamar a Béliz esta vez para designarlo como secretario de Planeamiento Estratégico, un cargo desde el que asesorará al nuevo Gobierno en reformas estructurales en el área de Justicia y Seguridad, su especialidad.
Béliz, de 57 años, casado, cuatro hijos, católico practicante, es abogado de la UBA, con Postgrado en la London School of economics, becado por el British Council. Antes de eso trajinó las redacciones de El Gráfico como periodista deportivo y las de La Razón como periodista político en la sección Editoriales. Carlos Menem lo llevó a su gobierno como Secretario de la función pública y ministro del Interior. Pero en 1994 dio el portazo horrorizado por la corrupción menemista. La noche de la renuncia dijo en una larga entrevista que había entrado "vestido de blanco" al "lodazal de la política" y que el gobierno de Menem era un "nido de víboras". Desde entonces no pudo sacarse de encima el mote de "zapatitos blancos", con el que lo ninguneaban en la política.
Cuando el peronismo regresó al gobierno, Kirchner, lo nombró a cargo de Justicia y Seguridad y quiso poner en marcha un ambicioso plan de transparencia al promover el juicio político de los jueces de la Corte Suprema y licuar el poder de los jueces federales, buscando federalizar a todos los juzgados de instrucción de la Capital. Así en lugar de haber 12 jueces federales, habría más de 40 y su poder se diluiría. Esta estrategia permitiría además restarle influencia a un sector de los servicios de inteligencia que ya tenía incidencia sobre las decisiones de los jueces federales.
Fue la represión de una manifestación frente a la Legislatura Porteña y su respaldo al secretario de seguridad Norberto Quantín y su segundo en ese momento el fiscal José María Campagnoli, lo que determinó que Kirchner le pidiera la renuncia, vía Alberto Fernández.
El día después, Beliz, por televisión en el programa Hora Clave de Mariano Grondona mostró la foto de Jaime Stiuso, entonces jefe de Contrainteligencia de la SIDE, el hombre fuerte del organismo y lo acusó de embarrar la causa AMIA. "Es peligroso, te pude mandar a matar", dijo.
Desde entonces recibió amenazas y tuvo que exiliarse con su familia en Washington donde trabajó como consultor de la OEA y luego en el BID. Estuvo allí cinco años donde se hizo amigo y fue vecino de Marcelo Gallardo, El Muñeco, que terminaba su carrera como jugador en el D.C United.
Luego fue transferido a la sede del Banco en Uruguay. Viajaba seguido a Buenos Aires siempre con bajo perfil. Aquí tuvo que enfrentar un juicio por revelar la identidad de Stiuso. Fue absuelto por el TOF 3, pero la Cámara de Casación con los votos de los jueces Juan Carlos Gemignani, Gustavo Hornos y Mariano Borinsky anuló la sentencia y mandó el caso a otro tribunal. Beliz fue a la Corte que en el 2015 le dio la razón y confirmó su absolución.
Ahora hacía dos años que no hablaba con Alberto Fernández hasta que se reunieron con el presidente electo para celebrar la victoria electoral con Eduardo Valdés, Rafael Bielsa, y Francisco Meritello, su cuñado, quien ofició de nexo para que volviera a frecuentarse con el presidente electo. Hoy es el consejero en temas de seguridad y justicia dilecto del presidente, el mismo que hace 15 años lo despidió del Gabinete.
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