Gustavo Beliz, de factótum con plenos poderes a estratega con una agenda acotada
Lejos quedaron los tiempos en que la figura de Gustavo Beliz emergía como un primus inter pares en el círculo de mayor confianza de Alberto Fernández. Poco queda de aquel regreso a la escena política nacional en el que se erigía como un factótum con poder transversal a todo el Gobierno. "Hablalo con Gustavo", la frase con la que el Presidente sorprendió a más de un ocasional interlocutor en las primeras semanas en la Casa Rosada, hoy se aplica solo a una agenda específica.
Hermético, el secretario de Asuntos Estratégicos concentró su campo de acción en la política exterior, en especial en la relación con los Estados Unidos y con los organismos multilaterales de crédito, un área que le trajo buenos resultados al Presidente durante los meses de la pandemia. También, por su estrecha relación con el papa Francisco, actúa de puente con el Vaticano, y el mundo empresario.
Mientras se prepara para encabezar el Consejo Económico y Social, institución de diálogo multisectorial que tendrá por objetivo la conformación de acciones estructurales de largo plazo y que según anticiparon fuentes oficiales el jefe del Estado pondrá en marcha en los próximos días, Beliz está concentrado en lograr el financiamiento necesario para mitigar los efectos de la cuarentena.
Fuentes oficiales le atribuyen a gestiones del secretario de Asuntos Estratégicos que el país haya logrado acceder desde marzo a 17 préstamos por un total de 2450 millones de dólares para reforzar el sistema sanitario y las políticas sociales. Según les contó Beliz a sus allegados, bajo su mando se redujo el tiempo de aprobación de los préstamos en un 63 por ciento y alcanzó un flujo neto positivo para el país de 580 millones de dólares.
Por su estilo, su trabajo pasa bajo el radar de la mayoría de sus colegas. Durante la última semana LA NACION consultó a ministros, funcionarios y dirigentes sobre el rol de Beliz. La pregunta fue sencilla: ¿Qué está haciendo Gustavo Beliz? En las respuestas no hubo matices. Para algunos es un actor clave, para otros un misterio.
Entre los integrantes del círculo más cercano de Alberto Fernández lo destacan como un eslabón fundamental de la inserción argentina en el mundo y el acceso a dólares. El Presidente está muy conforme con el papel que le encontró en el gobierno. "Le tiene confianza ciega y admiración profesional", resalta uno de los hombres de máxima confianza del jefe del Estado.
"¿Sabes con quién se reunió Alberto antes de hablar con Kristalina Georgieva? Con Gustavo", sentenció el funcionario, uno de los que lo sigue a sol y a sombra al Presidente.
La relación entre el Presidente y Beliz tuvo altibajos, en los que pasó de supervisar los organigramas de casi todos los ministerios al ostracismo por no respaldar públicamente la reforma judicial, uno de los hitos que marcaron la agenda oficial durante el último año. La ausencia de Beliz, que impulsaba otro tipo de restructuración al sistema judicial, el 30 de julio en el Salón Blanco fue un golpe para el Presidente, que vio cómo su proyecto quedaba encorsetado por la presencia de Carlos Beraldi, abogado de la vicepresidenta Cristina Kirchner.
La herida que provocó el faltazo tardó varias semanas en cicatrizar, según cuentan allegados al Presidente. Pese al mal paso, hoy la relación volvió a ser la de antes.
"Los que te hablen de la relación te mienten. La relación del Presidente y Gustavo es directa", grafica otro funcionario que conoce a ambos desde hace más de dos décadas.
Beliz regresó a la administración nacional después de dos experiencias traumáticas. Primero, con Carlos Menem, en el que fue ministro del Interior, y después con Néstor Kirchner, en el que encabezó el Ministerio de Justicia, etapa que lo marcó. Sus denuncias sobre Antonio Stiuso, por entonces director de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia, terminó por eyectarlo del gobierno nacional y lo obligó a irse a los Estados Unidos, donde trabajó para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) durante una década.
La presencia de Beliz en el staff más cercano del Presidente también genera desconfianza y malestar en el Instituto Patria y entre algunos exfuncionarios de Néstor y Cristina Kirchner. "Responde a Alberto y Alberto tendrá que responder por él", dijeron, lacónicos, desde las filas del kirchnerismo duro.
Mientras tanto, Beliz sigue con su rutina. Pasa gran parte de su tiempo en su despacho, ubicado en el primer piso de la Casa Rosada, a unos 50 metros del despacho presidencial. Y cuando no está ahí, ya nadie se sorprende cuando aparece por la quinta presidencial de Olivos en bicicleta. Siempre bajo el mismo mantra, el trabajo silencioso.
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