Guillermo Seita, el hombre de quien la Casa Rosada sospecha de haber estado detrás del motín en la Corte
Todas las sospechas del macrismo apuntan a una persona. Es el hombre que une al peronismo no kirchnerista con la nueva tríada de poder de la Corte Suprema de Justicia, que el miércoles pasado sacudió al Gobierno por partida doble. Es el consultor político Guillermo Seita.
En las oficinas de su consultora Management & Fit se hizo la primera reunión que unió los elementos dispersos del universo peronista en busca de un futuro emancipado de Cristina Kirchner. Y él es asesor de Ricardo Lorenzetti , además de mantener una vieja relación con Horacio Rosatti, tan antigua como la que tiene con Juan Carlos Maqueda, los otros dos miembros del alto Tribunal que se unieron para concretar el golpe judicial al Gobierno.
Lorenzetti, Rosatti y Maqueda fueron los autores materiales e intelectuales del fallo sobre la actualización de los haberes jubilatorios tanto como del recorte de las atribuciones al actual presidente del tribunal, Carlos Rosenkrantz, quizá el más duro de los tropiezos que sufrió el oficialismo en la Corte en un solo día.
Rosenkrantz había sido impulsado y había llegado a la presidencia del máximo tribunal con un objetivo preciso: deconstruir el poder omnímodo que Lorenzetti había construido. Tuvo éxito. Ya no habrá ninguna concentración de poder. El problema es que la víctima fue, justamente, Rosenkrantz, el hombre en el que confió el Gobierno para cambiar el tribunal. Y la consecuencia más notoria es la alianza (hasta hace nada impensable) entre dos viejos adversarios como Rosatti y Lorenzetti.
Las flamantes coincidencias y los innumerables puntos de contacto entre los actores políticos y judiciales alimentan las sospechas, aunque Seita se ocupa de negarlas rotundamente.
Los hechos revelan que Maqueda pertenece al peronismo cordobés, hoy indiscutidamente controlado por el gobernador Juan Schiaretti, quien es bastante más que un antiguo cliente de los muchos que tiene Seita.
También los hechos confirman que el asesor fue consultado por el trío sobre algunas de las impactantes decisiones que habrían de tomar. Él no lo niega. No le preguntaron, obviamente, sobre el fondo jurídico de los asuntos, sino sobre el impacto político y en la opinión pública que sus decisiones tendrían. Esas medidas se adoptaron el día anterior a que el peronismo no kirchnerista, ahora llamado Alternativa Federal, hiciera la presentación formal de fin de año y estrenara marca. Bingo para los amantes de las teorías conspirativas.
Seita rechaza que las coincidencias de clientes se traduzcan en una coincidencia de intereses y mucho menos en una estrategia de acciones coordinadas. Una cosa es un golpe judicial a los deseos del Gobierno y otra ayudar a armar una opción electoral opositora, sería el resumen de su defensa. Menem, a quien Seita también asesoró, es el autor intelectual de la doctrina de las casualidades permanentes. Otra casualidad.
"Atribuirme a mí esas maniobras es una coartada para justificar sus errores y su propia incapacidad. Ellos hicieron mal las cuentas y yo las hice bien. Ellos amigaron a Rosatti con Lorenzetti, no yo", dice Seita en respuesta a las acusaciones de los asesores judiciales de Macri de estar detrás del motín de los supremos.
En la Corte también insisten en que las resoluciones se firmaron sin que mediaran "consultas externas".
"Nunca debieron impulsar el desplazamiento de Lorenzetti en el momento en que lo hicieron y, mucho menos, de la forma en la que lo hicieron. Perdieron el control de la Corte. Lorenzetti tenía su voto condicionado y hubiera sido funcional al Gobierno", le han escuchado decir al consultor, que tiene interlocutores en todos los campamentos. De hecho, el gobierno porteño, en manos de Horacio Rodríguez Larreta, y la administración bonaerense, que conduce María Vidal, contratan sus servicios.
El hombre sobre el que ahora llueven todas las sospechas de la Casa Rosada tuvo también vínculos con el propio Mauricio Macri, aunque dicen que no trabajó para él desde que llegó a la Presidencia. Pero hace un año ambos habrían coincidido en su adscripción a la conducción de Lorenzetti. Allegados a Seita le atribuyen a Macri haber dicho: "Los dos trabajamos para que siga el mismo presidente (de la Corte)". En el medio, pasaron cosas. Y siguen pasando.
A nadie escapa, mucho menos a expertos en opinión pública, que el fallo de la Corte sobre la actualización de los haberes previsionales tiene más impacto político que económico para Macri. No afectará al fisco en 2019 pero, en cambio, refuerza preconceptos sobre su sensibilidad con los sectores más vulnerables, a pesar de haber sido el artífice de la reparación histórica que resolvió la situación de tres veces más jubilados que durante el largo kirchnerato.
En este plano, la imagen del Gobierno ya había sido dañada por la costosa reforma previsional que impuso en diciembre pasado, en medio de las piedras, los morteros caseros y las balas de goma frente al Congreso. La Corte vino a reforzar ahora el prejuicio. Seita se especializa en comunicación política y opinión pública.
En tal contexto, no parece casual que uno de los que más celebró el fallo fuera Sergio Massa y se apalancara en él para publicitar la segunda reunión del peronismo en construcción. Las huellas dactilares parecen inconfundibles para el macrismo.
En términos políticos, también, la decisión de la tríada filoperonista del tribunal de recortar al poder de Rosenkrantz pareció consumar un elaborado trabajo de pinzas sobre el oficialismo, que pone en duda su fortaleza actual y su capacidad política.
En el Gobierno minimizan los hechos: "No hay una nueva mayoría sino una corte astillada. Y preferimos un tribunal astillado, antes que una autocracia como la que existía antes", argumentan en referencia a la gestión de Lorenzetti.
No está tan claro que sea así. Los jueces federales de Comodoro Py, los mismos que tienen imputados al padre y a un hermano de Macri, que deben fallar en el caso del Correo que involucra a la familia presidencial y que investigan las denuncias sobre obras en la ciudad de Buenos Aires, suelen moverse al ritmo de las olas que nacen en el 4° piso de Tribunales, sede del Tribunal Supremo.
El Gobierno insiste en quitarle transcendencia a todo esto y se amparan en las encuestas recientes que le dan una recuperación a la imagen de Macri y en la interpretación que de ellas hacen Jaime Durán Barba y Marcos Peña. Sostienen que "todo esto solo le interesa a un círculo rojo que cada vez es más chico. Hoy es casi un puntito rojo", ironizan.
A veces unos pocos "puntitos" definen una elección.
La estrategia electoral
Enfrente, Seita dice a quienes lo escuchan que su objetivo es que Cristina Kirchner no vuelva a ser presidenta. Ya está en operaciones.
El consultor argumenta que la gente no va a votar a favor de Macri ni de Cristina, sino en contra de uno u otro, y que el que resulte elegido saldrá de ese enojo. "Por lo cual, si un tercero logra conducir la bronca tiene muchas chances de llegar a la Casa Rosada".
Ante las dudas de que la polarización vigente genera, replica: "En la Argentina, a ninguno de los que llegaron a presidente nadie los vio venir siete meses antes de ser elegido".
Su prioridad es que Cristina no llegue a una segunda vuelta. Massa dijo que el peronismo alternativo se propone ser quien enfrente a Macri en un ballottage. Otra casualidad.
Y hay más: coinciden con esa estrategia los popes de algunos grupos de medios de comunicación. Las coincidencias a veces pueden medirse en centímetros y minutos.
Pero todo ellos no solo piensan en la elección presidencial. También ya evalúan otros escenarios claves para sustentar cualquier sueño de llegar a la Casa Rosada. Como se vio en 2015, la elección bonaerense tiene un peso decisivo.
Hoy allí reina María Eugenia Vidal, a quien algunos de los integrantes del "puntito rojo" sigue viendo como un plan B para la fórmula de Cambiemos si una realidad económica aún más adversa complica las chances de Macri. Para ellos el gran obstáculo es el enorme vacío que dejaría la ausencia de Vidal en la boleta para la gobernación.
Por eso, en laboratorios donde se dibujan combinaciones electorales, que los "rojitos" suelen consultar y financiar, empiezan a probar los efectos del remedio Marcelo Tinelli sobre los electores bonaerenses, que aparece en probetas con rótulo macrista tanto como peronista. Seita también es un hombre de consulta del conductor y este se reúne con frecuencia con Miguel Ángel Pichetto y también cultiva el vínculo con Vidal y Larreta. Demasiado para susceptibles a las conspiraciones.
El Gobierno lo sabe y lo minimiza. Aunque enemistarse con viejos amigos y aliar a antiguos adversarios tiene sus riesgos. La suma de puntos es una línea que puede proyectarse al infinito (y más allá). Lo ocurrido en la Corte es un ejemplo, bueno o malo, según quién lo evalúe.
Aunque por ahora todo suena demasiado conjetural.
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