Guillermo Dietrich: "No es bueno que un sindicato maneje una secretaría, se confunden los roles"
PUNTA DEL ESTE (ENVIADO ESPECIAL).- Debajo de una sombrilla blanca, sentado en una reposera baja que obliga a las piernas a estar en contacto con la arena, Guillermo Dietrich, exministro de Transporte y uno de los funcionarios de mayor perfil del gobierno de Mauricio Macri, tiene en sus manos la novela épica, "El sitio de Krishnapur" (1991), de James Gordon Farrell. Dentro del bolso negro que lo acompaña tiene otro libro y un dispositivo de lectura digital. "También estoy leyendo The Game´ (2014) de Alessandro Baricco, que explica la globalización y tendría que ser de lectura obligatoria para los políticos y en el Kindle leo ´Ego is the enemy´ (2017), de Ryan Holiday. Siempre leo más de un libro al mismo tiempo y ahora estoy tratando de recuperar el tiempo perdido", detalló a LA NACION.
En una entrevista con este medio, el referente del PRO habló por primera vez luego de dejar la cartera nacional. Con críticas al regreso de La Cámpora a Aerolíneas y el desembarco de gremialistas en el ministerio que comandó, Dietrich hizo un balance de los años en el poder en una charla cerca del atardecer, a pocos metros del mar en José Ignacio.
- ¿Cómo se parara para recibir el 2020 después de un 2019 movido?
Fue un año muy intenso en el que se produjo un hito que es que un gobierno no peronista termine sus cuatro años de gobierno. La gente nos eligió en el 2015 para esto. Hace cuatro años estábamos arrancando un gobierno que planteó una agenda de transformación tanto en lo institucional como en los valores y la forma de hacer política.
Siento que concluimos positivamente muchísimas de esas cosas, en algunas no fuimos tan exitosos. Hubo una elección y no fuimos elegidos nuevamente. No se dieron los resultados en los tiempos que queríamos.
- ¿Cómo evalúa el trabajo que hizo en el ministerio que comandó?
Yo siento que teníamos un desafío enorme en transporte e infraestructura. Había que reconstruir la infraestructura de nuestro país, pero con un criterio federal que nunca había existido. Nunca había existido un Ministerio de Transporte donde todas las áreas que incluyen el tema estén bajo una misma cartera. No pasó antes y no pasa ahora. El Ministerio de Transporte tiene, nuevamente, una infraestructura y funcionamiento distinta. En nuestro caso, significaba que los cielos, aviones, agua, puertos, carreteras, transporte público, trenes de carga y pasajero, estaban dentro de una misma cartera junto a sus obras.
Era una cartera muy grande con enormes desafíos y que trabajó con 55 sindicatos. Había muchos intereses cruzados y un sistema de obra pública que siempre fue sospechado de corrupción.Para mí, hicimos una transformación inédita con obras de calidad en tiempo y forma. Con precios más bajos y sistemas de licitación transparentes donde todo estaba en Internet y la competencia se amplió.
Todo lo hicimos con un sistema de transporte muy desafiante donde el conflicto siempre estuvo latente. Lo hicimos casi sin conflictos, salvo en el sector aerocomercial. Se logró todo eso gracias a mucho diálogo.
- ¿Qué opina del conflicto en la UTA que significó el intento de toma de la sede y grandes enfrentamientos?
Viví con mucha pena el conflicto en la Unión Tranviarios Automotor (UTA). Uno después de haber formado parte de un gobierno nacional, a cargo de un ministerio, nunca más puede ser indiferente a lo que pasa. La relación de uno con la política y los hechos cotidianos cambia para siempre. Me dio mucha pena lo de la UTA. La verdad es que hay un conflicto que ya existía. No es que nació el 10 de diciembre, nosotros lo fuimos administrando. Esté uno en el gobierno o en la oposición, el mensaje es el mismo. Los conflictos se tienen que resolver sin violencia.
Esas imágenes hacen mal al sector, por el cual tengo un enorme respeto, y es el que lleva a millones de argentinos todos los días. Hace mal a la imagen del sindicalismo y hace mal a la imagen del país.
- En el nuevo esquema de gobierno, el Ministerio de Transporte parece ser un botín de guerra en el que varios sectores de la coalición pugna por obtener algo de poder. ¿Qué impresión tiene?
Hay un gobierno que está comenzando, ministros que están asumiendo. He tenido un muy buen diálogo con Mario Meoni (su sucesor) desde que supimos que ocuparía el lugar en Transporte. Él ha sido muy prudente y respetuoso de la gente. Algo que no ocurrió en Aerolíneas, por ejemplo.Yo hablo de lo que viví yo. No sé lo que se está viviendo ahora. No conozco los detalles y solo se lo que leo por los diarios.
Sí, cuando yo llegué al gobierno había una fuerte presión para que sectores sindicales formen parte del gobierno en áreas del transporte, cosa que era un hábito.
El planteo que tuvimos nosotros, con el que coincidía plenamente Mauricio Macri, era que cada uno tenía que mantener su rol. El rol del sindicato es muy importante. Con muchísimos sindicatos tuvimos un trabajo de construcción muy bueno, pero del lado de defender los intereses de los trabajadores y desde el lado de aquellos que han pasado por la gestión de gobiernos y se mantienen en la gestión sindical en este caso. Pero no formando parte del gobierno.
Eso generó alguna pequeña fricción al principio pero, en general, rápidamente cuando vieron cuáles eran nuestras intenciones, que no veníamos a colonizar el Estado, sino a profesionalizar la gestión, por ejemplo en tema de trenes, cambiaron. Vieron que veníamos a hacer inversiones, no a sacar gente porque tuviese relación con uno o con otro, trabajando con la gente en función de sus capacidad.
En general, con todos los sindicatos, los ferroviarios, transporte, durante bastante tiempo también con la gente de Hugo Moyano, después lamentablemente se mezcló la agenda con la política. También con puertos y vías navegables. Tenía distintas miradas de la política, pero coincidíamos en los desafíos a enfrentar.
Con Juan Carlos Schmid (titular del sindicato de Dragado y Balizamiento), hemos tenidos enorme diferencias de mirada política, pero muchas coincidencias en los desafíos que había para el sector.No es bueno que un sindicato maneje un área, en general, pero en transporte en particular menos aún porque se confunden los roles.
- El nuevo titular de Aerolíneas, llegó y desplazó a varios gerentes que habían llegado a ese lugar en su gestión. ¿Cómo tomó esa medida?
Me dio mucha pena lo de Aerolíneas. Me dio lástima y me afectó por la gente. No por el regreso de La Cámpora, sino por la forma en que lo hicieron. Por llegar y echar a 40 gerentes profesionales.
Nosotros no hicimos política en la contratación de la gente. A ninguna persona de las que tomamos en el Ministerio se le preguntó por qué partido militaba. Para algunos puede significar una ingenuidad, pero lo que buscábamos era profesionalizar las empresas públicas y la gestión de la política.
Mantuvimos muchísima gente del gobierno anterior, en muchísimos organismos. Por ejemplo, la titular de la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (JIACC), Ana Pamela Suárez. También gerentes de Aerolíneas y muchísimas organizaciones.
A quienes se desplazaron no fue por ideología, sino por desempeño. La gente que tomamos, es gente que dejó un trabajo, vino a una empresa nacional y, de un día para el otro los echaron a todos sin evaluarlos. Estaba la mejor gente del mercado.
Había gente que vino de afuera, que estaba trabajando en otros países que vino a nuestra compañía aérea.
He hablado con varios de ellos. Ufff...… aparte, cómo se hizo. Se los juntó a todos en una sala. La sensación es de mucha impotencia y dolor porque el trabajo que se estaba haciendo en Aerolíneas era muy bueno.
- El viernes se anunció el congelamiento del precio de los pasajes de colectivo por 180 días, ¿considera acertada la medida?
El sistema de transporte tiene dos variables: tarifas o subsidios. Al no aumentar la tarifa, aumentan los subsidios. El gobierno de Alberto Fernández tomó la decisión de no aumentar ciertos impuestos y congelar otros gastos, iremos viendo los resultados.
- Mauricio Macri comenzó a trabajar en sus nuevas oficinas en Olivos. ¿Usted qué rol cumple en ese grupo reducido?
No somos un grupo reducido los que estamos trabajando en las nuevas oficinas que Mauricio Macri tiene en Olivos. Mauricio es hoy un referente de la oposición. Es alguien con un enorme liderazgo dentro de Juntos por el Cambio, tiene conversaciones con muchísimos actores de la política.Tengo una relación muy fluida con él.
Estuvimos reunidos en las nuevas oficinas, se dijo que yo tenía una oficina ahí, pero no es así. Fernando De Andreis (exsecretario General de la Presidencia) sí está con una oficina ahí y estamos trabajando mucho con él y con Patricia Bullrich.Estamos enfocados en los desafíos que tiene el partido.
También forma parte de este trabajo Eduardo Macchiavelli (secretario de Ambiente porteño y referente del PRO). Con dirigentes del interior como Laura Machado de Córdoba que tendrá un rol relevante en el partido. Con Humberto Schiavone que sigue siendo el presidente del PRO y nos reunimos muchísimas veces desde el 10 de diciembre.Parte de mi tiempo también lo dediqué a temas del partido. Me reuní con Alfredo Cornejo (UCR), con Horacio Rodríguez Larreta. No pude coordinar para reunirme con María Eugenia Vidal, pero lo haremos en enero.
Se viene un gran desafío y una enorme responsabilidad que tenemos con los más de 10 millones de argentinos que nos votaron y confían en nuestra capacidad de transformar Argentina.
- Desde que dejó su cargo pasó de tener un perfil alto a hablar poco en los medios
No sé si dí alguna entrevista después del 10 de diciembre. Por respeto y porque cada uno tiene que tener su tiempo. Pero hay cosas que se dicen que son erróneas. Por ejemplo, Argentina venía recuperándose hasta el 10 de agosto, en un montón de variables económicas, íbamos a una inflación que en septiembre apuntaba al 1.5 y para fin de año a menos de un dígito.
Nadie estaba pensando en sacar sus dólares de los bancos, ni en comprar dólares que estaba en un precio estabilizado.Había un montón de actividades que estaban comenzando a recuperarse y ahora se están conociendo esos indicadores.
Se dio el resultado de las PASO que anticipó un futuro gobierno kirchnerista. Eso generó un aumento del dólar enorme, que la gente saque la plata de los bancos. Básicamente, se dio un punto de inflexión en la economía a partir de un resultado electoral que anticipaba el regreso del kirchnerismo al gobierno.
Un montón de cosas negativas que pasaron después de ese día fueron consecuencia de que muchos pensaban que el gobierno de Mauricio Macri terminaba el 10 de diciembre. No se puede confundir eso.
Nosotros no hemos sido exitosos en objetivos que nos hemos propuesto, como por ejemplo reducir antes la inflación. Hicimos un montón de cosas en este proceso, tuvimos momento de alta dificultad y enormes desafíos como los desbarajustes de las tarifas que nos dejaron que nosotros organizamos y este gobierno lo recibió en mucho mejor estado, pero significó lamentablemente un esfuerzo para la gente, pero era parte de los procesos que teníamos que hacer.
Dejamos las cuentas, prácticamente estabilizada.No hay que perder perspectiva de todo lo que se logró y lo que pasó a partir del 11 de agosto por el resultado de las PASO.
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