Guerra interna en Hurlingham: Zabaleta apunta a los sobresueldos de La Cámpora y se profundiza la puja por las obras
Zabaleta le pidió a la titular de PAMI, Luana Volnovich, que no interrumpa las tareas en un hospital del distrito; el jefe comunal revisará medidas que tomó el intendente interino de la agrupación de Máximo Kirchner
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Las internas profundas del Frente de Todos tienen su versión territorial en Hurlingham, con una pelea de verano intestina entre el intendente local, Juan Zabaleta, y La Cámpora que en los últimos días incluyó operaciones, despidos, renuncias en masa y demostraciones de poder. El pacto político que se había sellado en el distrito hace tres meses estalló por el aire. En medio del fuego cruzado, el jefe comunal no convocó a sesiones extraordinarias en el Concejo Deliberante -en donde tiene mayoría el kirchnerismo- y no se trató el presupuesto 2023, por lo que debió ser prorrogado el de 2022.
En las últimas horas, Zabaleta echó a cuatro secretarios municipales que habían sido nombrados por La Cámpora. Los desplazados hicieron cartas públicas para defender su gestión y apuntaron que “es lamentable” que Zabaleta esté “persiguiendo políticamente al kirchnerismo”. Otros once funcionarios renunciaron a sus cargos “en solidaridad con los trabajadores injustamente despedidos”. Las réplicas siguieron: el jefe comunal le envió una carta a la titular de PAMI, Luana Volnovich, para pedirle que no hiciera caer las obras del nuevo hospital de jubilados, un proyecto que se inició durante la gestión del camporista Damián Selci, el intendente interino que comandó la municipalidad durante los 16 meses en los que Zabaleta se desempeñó ministro de Desarrollo Social de la Nación.
El principal referente local de La Cámpora en Hurlingham es Martín Rodríguez, subdirector ejecutivo del PAMI y segundo de Volnovich. El nuevo hospital es, entonces, emblemático para la agrupación de Máximo Kirchner en ese distrito. Con toda la puja política como batifondo, Zabaleta le propuso a la titular de PAMI hacer una “mesa de trabajo conjunta” para culminar el proyecto. En el camporismo lo leyeron como una “sobreactuación”.
Zabaleta, en tanto, resolvió “reordenar la dotación de personal” y dar marcha atrás con medidas que había tomado Selci. Según fuentes del distrito se resolvió “revisar los conceptos salariales que se pagan en la municipalidad”. En rigor, el intendente busca dar marcha atrás con el pago de “módulos de capacitación” que Selci dispuso por decreto tanto para empleados municipales como para funcionarios, incluido el propio alcalde. Por lo bajo, los detractores de La Cámpora hablan de “sobresueldos”. “La carga la tiene que tener la política, no los vecinos. No es normal que los cargos políticos cobren extras por capacitación”, dijeron fuentes de la municipalidad. En el camporista ven una operación para desacreditarlos y subrayan que se rompieron los acuerdos políticos sellados meses atrás.
Además, el intendente entró en tensión con los empleados municipales por la decisión de revisar los contratos de 922 trabajadores temporarios. “Hay que conocer dónde trabajan y eventualmente reempadronarlos en función de las nuevas prioridades”, hicieron saber cerca de Zabaleta. A fin de año, los municipales habían desplegado una protesta ante la municipalidad.
Pelea de fondo
Zabaleta llegó a la intendencia de Hurlingham en 2015 aliado al kirchnerismo. Desde entonces mantuvo una relación de acuerdos precarios y desconfianzas con Máximo Kirchner. En las legislativas de 2021, el intendente y La Cámpora tensaron a tal punto que estuvieron cerca de competir en las PASO, con el propio Zabaleta anotado para concejal. Lo evitaron con un acuerdo alcanzado a último minuto.
En ese momento, Zabaleta -que alguna vez quiso cultivar sin éxito el “albertismo”- escaló al gobierno nacional como ministro de Desarrollo Social y Selci asumió al frente de la intendencia de Hurlingham, porque era presidente del Concejo Deliberante. En sus 16 meses de gestión interina, el camporista lanzó un gabinete nuevo y trazó su propio programa de gestión y su plan de obras públicas. Zabaleta dejó de asistir a los actos locales -sí lo hizo Rodríguez- y perdió el seguimiento de la caja del municipio. Preocupado por recuperar el control del distrito, en octubre del año pasado, Zabaleta renunció al Gobierno y volvió a la municipalidad.
Para encaminar su regreso, Zabaleta se sentó con Máximo Kirchner y zurció, durante un mes, un acuerdo de convivencia que incluyó el reparto de cargos y la continuidad de obras que había comenzado Selci. Zabaleta se quedó con Hacienda, Gobierno y Educación mientras que La Cámpora retuvo áreas como Obras Públicas, Cultura y Ambiente. La agrupación pidió especialmente seguir controlando la obra del hospital de PAMI, un proyecto sensible para paliar el déficit de atención sanitaria en el distrito.
La puja, en definitiva, es por la representatividad. Cerca de Zabaleta recuerdan que fue el intendente que ganó por más votos y apuntan que La Cámpora “el año pasado se adueñó del municipio como si hubiera llegado por voluntad popular”. En el kirchnerismo el cálculo es otro. Un referente de ese espacio arraigado en Hurlingham lanzó: “Zabaleta siempre ganó gracias a Cristina. En 2015 fue aliado al kirchnerismo y en 2019 pidió ir por la reelección y que no hubiera internas. Se le cumplió pero después usó sus votos para ir contra el kirchnerismo”.
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