Graciela Fernández Meijide: "El Gobierno no está velando por los derechos humanos"
Graciela Fernández Meijide recibe a LA NACION un domingo en su departamento de Belgrano, junto a sus dos gatos. Uno blanco, el otro pardo. "Va a llover", dice, con voz calma, la referente de Derechos Humanos. Próxima a cumplir los 90 años, la exministra de la Alianza tiene una agenda apretada como presidenta del Club Político Argentino, el colectivo de intelectuales considerado afín a la oposición pero que ella califica como "pluralista" y "preocupado por la República".
Mientras se prepara para recibir, el jueves, el título Honoris Causa de la Universidad Siglo XXI, en una entrevista exclusiva se muestra preocupada por los abusos de funcionarios públicos en las fronteras provinciales durante la pandemia de coronavirus, por ejemplo, en Santiago del Estero y Formosa, y los atribuye al "autoritarismo" que "baja" desde lo alto de los mandos ejecutivos, a nivel local como nacional.
"Este gobierno no está velando por los derechos humanos", dispara sobre una gestión que, considera, actúa bajo una "improvisación permanente". Y brinda como caso el violento final del velatorio de Diego Maradona en la Casa Rosada.
Muy crítica del Gobierno, Meijide asegura que la fórmula presidencial que creó Cristina Kirchner en 2019 estaba destinada al conflicto interno desde sus orígenes. En ese sentido, cree que la arenga de los intelectuales albertistas contra los "discursos de odio" es una "excusa" para "cohesionar" las piezas de la coalición gobernante. Y aunque no piensa que esté en peligro la libertad de expresión en la Argentina, considera que las disputas en el Frente de Todos atentan contra la posibilidad de terminar con la pobreza.
-Intelectuales y funcionarios del Gobierno están preocupados por los ‘discursos de odio’ y organizaron jornadas sobre el tema. ¿Cree que hay sectores que "odian"?
-El odio es una cuestión psicológica, individual. No es una categoría política, como sí lo es la confrontación, que en democracia enriquece. El populismo supone, por definición, la necesidad de inventar un enemigo, para cohesionar a partir de la idea de que el otro es ‘el malo’. Cuando se escucha lo que dijeron estos intelectuales, el planteo es claro. Dicen que ellos no odian; que los que odian son los otros. Entonces, ¿por qué se preocupan? Yo me preocuparía si yo misma tuviera odios. Pensaría: que se arreglen los que odian. En realidad, esto de los discursos de odio es una excusa para decir: "El lado bueno está acá". Una excusa para unir el espacio que gobierna.
-¿A qué atribuye esa necesidad del Gobierno?
-Tienen claras diferencias. Por ejemplo, con Juan Grabois. Pero Grabois no va a sacar los pies del plato. Se va a quedar adentro, porque es confortable. Quien dice algo, se va. [La exministra de Vivienda, María Eugenia] Bielsa dijo que no hay que robar en política, y por eso se tuvo que ir. Gobiernan en medio de la tensión que existe en el perokirchnerismo, entre la postura de la vicepresidenta, a quien lo único que le preocupa es zafar de las causas que pueda tener, y no se preocupa por ninguna otra cosa; y el Presidente, que designado por ella no tiene fuerza suficiente. Si quisiera hablar de odio, diría que hay odio a la independencia de la Justicia. Pero no voy a usar la palabra odio por cualquier cosa.
-¿Cree que es real, o un simulacro, como señalan algunos analistas, la distancia entre el Presidente y la vicepresidenta?
-La carta que emitió Cristina Kirchner es real. El documento de los senadores al FMI en contra lo que necesitaba el ministro de Economía, es real. Y la vicepresidenta no podía desconocerla. Son hechos duros. Y era inevitable.
Cristina Kirchner ha detestado a la prensa. Néstor Kirchner se ha peleado con la prensa. La imagen de Capitanich rompiendo el diario Clarín ya es un meme
-¿Por qué era inevitable?
-Por la forma en que se generó la fórmula. Más tarde o más temprano, entraría en conflicto, porque no fue un acuerdo. Cuando Barack Obama decide quién va a ser candidato a vice, elige, dentro de los demócratas, a un conservador, para equiparar su condición progresista y de negro, que en Estados Unidos iba a ser muy desafiante. Eso es natural, un candidato a presidente elige dentro de un mismo partido. Cuando Cristina de Kirchner, que tenía un porcentaje de votos fuerte en el conurbano, se dio cuenta de que no le alcanzaban para ganar, y de que necesitaba a alguien que dijera que iba a ir al centro para tener más votos, fue a buscarlos en una persona que le había descrito defectos en cantidades, como era el parecer de Alberto Fernández en ese momento. ¿De dónde iba a surgir una amistad con lealtad de fierro?
-¿Cree que el Presidente logrará la designación de Daniel Rafecas en la Procuración?
-Eso depende de cuánto sostendrá Rafecas su negativa a ser nombrado por menos de dos tercios de los votos.
-¿Qué significaría si no fuera designado?
-Significaría que la vicepresidenta le dobló el brazo al Presidente en la pulseada. Sería una demostración de poder.
-¿Cómo afecta esa disputa al país?
-Nos sigue afectando en tanto la Argentina necesita medidas coherentes que apunten a lidiar con lo que más nos perjudica: la pobreza. Y para eso, necesitamos inversiones que creen trabajo genuino y todo el Estado que sea necesario para una mejor distribución de la riqueza. Esa combinación solo se logra con una mínima estabilidad en el poder, no peleando dentro del propio oficialismo.
-¿Cómo deberían reaccionar los sectores que, según el Gobierno, "odian"?
-Los que están afuera tienen que hacer política. Si tenés otra alianza, como Juntos por el Cambio, tenés que hacer política para ganar las próximas elecciones.
-Desde varios sectores plantearon preocupación por iniciativas estatales puntuales por la supuesta coerción a la libertad de expresión, por ejemplo, el observatorio Nodio.
-Eso lo van a hacer, celebren encuentros de intelectuales contra el "odio", o no. Si quieren coartar la libertad, van a ir contra la prensa. Es lo que han intentado siempre. Cristina Kirchner ha detestado a la prensa. Néstor Kirchner se ha peleado con la prensa. La imagen de Capitanich rompiendo el diario Clarín ya es un meme.
El gobierno nacional tiene que seguir exigiendo que se respeten los derechos humanos. Uno de ellos es trasladarse de un lado a otro, tomando los recaudos que sean necesarios
-¿Cree que en este momento está en peligro la libertad de expresión?
-Por suerte, hay una sociedad bastante robusta, que hasta ahora lo ha impedido. Creo que no. La Argentina es un país donde la defensa de la libertad de expresión está muy instalada y donde la redacción es muy fuerte. Sí existió la famosa ley mordaza y hay ataques a la prensa independiente.
-¿Cuáles pueden ser las consecuencias de este tipo de planteos contra los ‘discursos de odio’, en términos políticos?
-Puesto en términos de gobierno, impide lo que es indispensable para la salud del país de hoy: que el Presidente y la vicepresidenta se reúnan con los líderes políticos de la oposición para resolver tres o cuatro temas que son importantes para el país, y que terminan resultando en situaciones escandalosas.
-¿Cuáles?
-El hecho de que los funcionarios públicos no dejen cruzar la frontera de una provincia. Que se sientan investidos de tal poder que no dejen volver a su casa a un padre con una hija enfermísima. Esto viene del abuso de poder que se traslada hacia abajo. El que tiene el palito más chico para pegar se pone más salvaje, autorizado por el odio de arriba. Otro ejemplo escandaloso es el de Gildo Insfrán, que no tiene estructura sanitaria porque no pone un peso, y no deja entrar a la gente a la provincia para no tener Covid.
-¿Cómo interpreta el silencio en torno a estos hechos de parte de las instituciones estatales a cargo de los temas de Derechos Humanos?
-Uno esperaba que la Secretaría de Derechos Humanos hiciera una denuncia o al menos preguntara. No pasó nada. Y en el caso de Formosa es peor aún: habían dicho que el gobernador Insfrán, que lleva añares en el poder, era uno de los mejores gobernadores. Cuando alguien del nivel de un policía de frontera se anima a detener a un padre de esa forma, es porque recibió antes una orden de autoritarismo.
-El Gobierno responsabilizó a las provincias. ¿Ese autoritarismo proviene del nivel local exclusivamente?
-Viene desde una actitud de improvisación permanente. El país es federal, pero la Constitución Nacional dice que dentro del país no hay fronteras. Y aunque es cierto que la pandemia provocó sorpresa, el gobierno nacional tiene que seguir exigiendo que se respeten los derechos humanos. Uno de ellos es trasladarse de un lado a otro, tomando los recaudos que sean necesarios. No están velando por los derechos humanos de todos los ciudadanos.
¿Por qué se hizo en la Rosada el funeral de Maradona? ¿Nadie se paró a pensar en lo que significa hacer entrar esa cantidad de gente a un lugar chico?
-Desde lo discursivo, el gobierno expresa lo contrario y la defensa de los derechos humanos es una de sus principales banderas.
-Nunca lo van a decir. Pero en los hechos, no lo están haciendo.
-¿Coincide con la ministra Soledad Acuña respecto de la educación de los docentes?
-Acuña fue desubicada, porque embolsó a todos los docentes sin tomar en cuenta que muchos no están comprendidos en su descripción. Existen sectores distintos. Y cada distrito maneja la educación, y lidia con los sindicatos. La ministra podría haber usado un lenguaje políticamente correcto, pero exhibió datos duros. Y le contestaron con un exabrupto, en lugar de exhibir información concreta. La descalificación hacia la persona cortó el debate. Les preocupa mucho más el quantum político de los sindicatos que el adoctrinamiento o la asistencia en las escuelas. La pregunta debería ser: ¿la educación está bien en la Argentina, o no? ¿Se vio perjudicada por la cuarentena larguísima que decidieron? ¿Corresponde o no que los chicos estén en las escuelas? ¿Qué significó estar un año entero sin sociabilizar?
-¿Usted qué respondería a esas preguntas?
-No soy una especialista. Pero sí puedo decir lo que tiene que hacer un gobierno: convocar a quienes se dedican a estudiar esto y han hecho un trabajo comparativo con otros países, y modificar.
-¿Cree que hay adoctrinamiento en las escuelas?
-Hay adoctrinamiento de manera verbal y escrita, en los libros y los exámenes que se toman en el ciclo básico.
-Habló de "improvisación permanente". ¿Responden a esa característica también los problemas en el velorio de Maradona?
-Totalmente. ¿Por qué se hizo en la Rosada, cuando la propia familia había puesto un límite horario? ¿Nadie se paró a pensar en lo que significa hacer entrar esa cantidad de gente a un lugar chico, en cuanto a amontonamiento y posibilidad de contagio? ¿No pensaron que sí o sí iban a ir los barrabravas y que iban a empujar antes que nadie? ¿Se podría haber hecho de otra manera? Sí, con un anuncio sobre un recorrido largo del cortejo. La gente se hubiera desparramado al aire libre y hubiera podido saludar el féretro.
-¿A qué atribuye esa improvisación?
-En una empresa, las cosas funcionan bien cuando el que manda da las órdenes correctas. Si el que conduce da órdenes contradictorias o de imposible cumplimento, las cosas van a funcionar mal.
-El Gobierno se desligó y responsabilizó primero a Horacio Rodríguez Larreta, y después señaló a la familia. ¿Sirve culpar al otro, en términos políticos?
-No sirve, al contrario. Larreta debe estar agradeciendo nuevamente y la familia debe haber quedado mortificada. La discusión de profundizar la grieta no le sirve a nadie. Hace mucho daño al país.
-En este contexto de grieta, ¿es posible que se produzca el acuerdo que pidió Cristina Kirchner?
-La oposición sacó el 41 por ciento de los votos y tiene la obligación de mantenerse unida, discutir bien los liderazgos y ganar las elecciones el año que viene para demostrar que puede ser alternativa. Es quien puede controlar. En el Senado va a ser difícil, pero en Diputados se puede mantener y acrecentar el número. Para eso, tiene que tener agenda propia. No puede correr siempre detrás del Gobierno. Soy muy exigente con la oposición.
¿Perjudica a Juntos por el Cambio la irrupción de Macri?
-No lo sé, tendrán que decidirlo ellos. Macri puede decidirse a ser un gran armador, o disputar una candidatura para las próximas elecciones.
-¿Cuál cree que es la mejor forma de dirimir liderazgos en este contexto?
-La mejor forma que tiene un partido de dirimir liderazgos es políticamente, con discusiones al interior de la fuerza. Y, eventualmente, en elecciones, por eso creo que las PASO son necesarias.
-Hay gobernadores que proponen que se las eliminen y hay señales del Gobierno de que está de acuerdo.
-Eso es porque, en este momento, las PASO no le convienen al Gobierno. Pero cuando le convenía a Kirchner, las crearon. No podemos estar eliminando las instituciones cada vez que no le convienen a un partido político. Y esta es una buena forma de discutir, dentro de una coalición, cuáles van a ser las candidaturas.
-¿A qué atribuye las suspensiones o demoras de las principales medidas que impulsó el Gobierno este año, como la expropiación de Vicentin, el impuesto a las grandes riquezas o la reforma judicial?
-Son propias de la magnitud de lo que se pretende y de los motivos. Si la reforma se impulsara porque el país realmente necesita un cambio en la Justicia, debería llevar un tiempo largo de debate. Porque es un tema de mucha importancia, nada menos que uno de los tres poderes, y el poder que puede controlar al Ejecutivo. Todos están convencidos de que la reforma está en el interés personal de la familia Kirchner. Mientras creamos eso, no hay convicción. Y sin convicción no hay confianza. La reforma de la Justicia es de tal magnitud que en sí misma conspira contra sus propias modificaciones.
-¿Cómo ve la posición de la ciudadanía ante el Gobierno hoy y ante las próximas elecciones?
-Todo va a depender de la evaluación que haga la población sobre cómo se atendió la pandemia y, sobre todo, de la inflación. Los jubilados van a tener un aumento del 5 por ciento, y es gente que no puede salir a la calle a protestar, de la cual la CGT ni se ocupa. Pero es gente que va a votar. Ellos, y sus hijos, en un momento donde hay problemas económicos serios.
-El Gobierno dice que no hay ajuste.
-Hay ajuste, y se hace en los lugares que menos pueden reaccionar, con los jubilados, por ejemplo, o en las áreas de ciencia y técnica. No sé qué va a pasar si sale la ley, pero el Conicet ha bajado sus ingresos, comparativamente.
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