Gobernadores peronistas, más espectadores que jugadores en la gestión Alberto Fernández
CÓRDOBA.– Los gobernadores peronistas están más concentrados en sus propios distritos que en el derrotero de Alberto Fernández. Si en diciembre tenían expectativas en las promesas del Presidente de que jugarían un rol importante en su gestión, las perdieron con las primeras medidas. La pandemia consolidó esa distancia, que ahora los mandatarios planean conservar de cara a los comicios de 2021: quieren "provincializar" la agenda de las elecciones legislativas.
A la mayoría de los mandatarios el contenido de la carta de Cristina Kirchner no los sorprendió, aunque las lecturas difieren: para los más kirchneristas, fue un "respaldo" para Fernández; para el resto de los mandatarios, fue "toma de distancia" de la vicepresidenta ante riesgos crecientes de crisis.
Fernández, en campaña, repetía que con él llegaba "un gobierno de 24 gobernadores y un presidente". Nada de eso sucedió: los mandatarios tallaron poco en la formación del gabinete y, desde el arranque de la pandemia y la cuarentena, se enteraron de las decisiones más importantes cuando ya estaban tomadas. Los ruidos internos en el Frente de Todos los tienen como espectadores; incluso prefieren no involucrarse porque, aunque no lo admiten, tienen temor de las esquirlas.
Hasta inicios de año, un grupo liderado por el cordobés Juan Schiaretti y el santafesino Omar Perotti barajaba la posibilidad de generar una nueva "liga de gobernadores" para defender sus intereses. Imaginaban jugar un rol importante para que Fernández no fuera "dominado" por el kirchnerismo duro. No pudieron ni empezar a conformar esa liga: el esquema de poder desplegado en la Rosada y el Covid-19 les impusieron otra agenda, bien local.
Es la agenda que ahora defienden de cara a las elecciones legislativas del próximo año. Hasta el momento, creen más conveniente no nacionalizar los comicios.
Por otro lado, sería necesario sumar a Buenos Aires para conformar una liga de gobernadores con fuerza real, admite un mandatario. Pero el vínculo de Fernández con Axel Kicillof es más estrecho y permanente que con ningún otro jefe peronista provincial. También la asistencia nacional.
"Nunca fuimos parte de las decisiones y tampoco ahora hay una convocatoria. Cada uno está en lo suyo, tratando de capear esta situación que no mejora", dice a LA NACION el funcionario de un distrito del Litoral. Cuando Fernández resolvió quitarle coparticipación a la ciudad de Buenos Aires y 19 gobernadores peronistas firmaron la solicitada "Reducir desigualdades para una Argentina Federal" parecía que se iniciaba un reagrupamiento de fuerzas. Pero la posibilidad no se concretó.
Los funcionarios nacionales hacen teleconferencias, visitan a las provincias y anuncian obras, pero Buenos Aires sigue siendo el distrito más favorecido en las transferencias discrecionales, situación potenciada por la quita de fondos a la ciudad de Buenos Aires. Los mandatarios están expectantes a si el "volantazo" que intenta dar el ministro Martín Guzmán para mostrar más apego a la disciplina fiscal impactará en los giros por fuera de la coparticipación. Hasta septiembre ese ajuste no se había registrado: los volúmenes transferidos fueron más altos que en agosto, según datos de la consultora Politikon Chaco.
"La convocatoria no se hace con una carta a los medios; la vicepresidenta tiene las herramientas y el poder para dirigirse al Congreso y a los gobernadores si le interesa rediscutir una determinada política. Lo que hizo y dijo es parte de su estilo de liderazgo, que no cambió", apunta el ministro de un gobernador peronista moderado.
Pese a que algunos analistas creen que Fernández podría "tirarse más al centro" para recomponer la aprobación de su gestión y señalan que allí podría haber una "oportunidad" para los gobernadores, fuentes de cuatro distritos peronistas coincidieron en que las urgencias territoriales hoy están por encima de sus planes nacionales.
Un último factor se sumó en los últimos días para dejar en claro que los mandatarios siguen sin hacer pie en el plano nacional: después de la muerte de Juan José Ciácera, el histórico secretario general del Consejo Federal de Inversiones (CFI), fue el ministro Eduardo "Wado" de Pedro quien terminó poniendo al sucesor, Ignacio Lamothe.
En épocas de Néstor Kirchner, Lamothe trabajó con el fallecido operador peronista Juan Carlos Mazzón. En el segundo gobierno de Cristina Kirchner fue secretario de Asuntos Municipales.
El CFI maneja unos $5000 millones anuales (1,9% de la masa coparticipable) y desde hace tiempo recibe críticas de un grupo de gobernadores por la falta de control sobre sus erogaciones. Algunos provincias preferirían recuperar el manejo de esos recursos.
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