Gira por Europa. Replegado, Guzmán cura sus heridas y busca mantener en pie sus objetivos económicos
Pese al desgaste, el ministro de Economía sostiene su plan macroeconómico, que incluye un nuevo aumento de tarifas, y mantiene el pedido de renuncia de Basualdo; un viaje para fortalecerlo
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Se equivocó y pagó, pero no se va y está dispuesto a dar la pelea interna. Pese al desgaste que sufrió, nada cambió para el ministro de Economía, Martín Guzmán: su plan macroeconómico, que incluye un nuevo aumento de las facturas de servicios, se mantiene inalterable, al igual que el pedido de renuncia para el subsecretario de Energía Eléctrica.
Ambos objetivos ya no son de corto plazo para Guzmán, principal compañero del presidente Alberto Fernández en la gira europea que comenzó hoy –incluye Portugal, España, Francia e Italia– con el objetivo de recoger respaldos en la negociación con el FMI y el Club de París, con quien busca prorrogar el vencimiento de USD 2400 millones a fines de julio.
No fue una semana fácil para Guzmán. Alberto Fernández, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el ministro del Interior, Wado de Pedro, y el jefe de bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner, todos ellos, con sus formas y métodos, le dejaron en claro que cometió una falta grave y que ahora llegó el tiempo del repliegue. Algunos, incluso, aseguran que el listado de gente que le reprochó su actitud incluyó a la vicepresidenta Cristina Kirchner. Al menos nadie lo negó.
Es que además de tener que soportar el desplante de un subordinado, la expresidenta impuso su política energética y, al menos por ahora, solo permitió un aumento del 9 por ciento para las tarifas eléctricas. A eso se sumaría un 7% para el gas. Ambos, muy lejos de las proyecciones del ministro, lo que implica un compromiso para las arcas públicas en materia de subsidios.
Una vez más, el presupuesto que ideó Guzmán y que tuvo el respaldo del kirchnerismo duro, navega por aguas profundas y con destino incierto. En ese escenario se agrega la batalla contra la inflación, una batalla para la que hasta ahora no encontró solución. A eso se suma el desafío del kirchnerismo duro para que los 4700 millones de dólares que la Argentina recibió del FMI se utilicen para planes de transferencia directa y no para el pago de deuda.
Golpeado, Guzmán se mostrará los próximos cinco días codo a codo con Fernández, una señal de respaldo pese a los cuestionamientos. Hoy, cuando aterricen en Lisboa, la capital portuguesa, comenzará un viaje fundamental para el titular del Palacio de Hacienda. Cree haber dejado atrás los rumores de su salida del gobierno nacional, muchos de ellos lanzados desde La Plata, pero también transmitidos desde su entorno.
En todas las conversaciones que mantuvo durante los últimos cinco días escuchó los reproches y retos –algunos en la casa Rosada exageraron con insultos–, pero en todos los casos sostuvo su postura. Sin segmentación para el cobro de las facturas, algo que el ministro le reclamó al enviado de La Cámpora en Energía desde hace meses, el “sistema de subsidios energéticos que es pro rico”.
Es más, en los últimos días, según confirmaron fuentes oficiales, Guzmán instruyó al secretario de Energía, Darío Martínez, para que dé los primeros pasos en ese sentido. La razón es simple: los subsidios energéticos se llevan una parte importante del presupuesto. El ministro quiere subsidiar a los pobres y cobrar la totalidad del consumo a la clase media y alta.
Las palabras de Guzmán impactaron en el corazón del relato kirchnerista. Y para que no haya dudas, remató: “En un país con un 57% de pobreza infantil estamos gastando en subsidiar el consumo de luz y de gas en una parte de nuestra población que hoy no es prioritario que reciba ese subsidio. Barrios en donde vive gente de altos ingresos”. Así, después de varios días de silencio, el ministro volvió anteayer al escenario público.
El discípulo del premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, con quien compartirá un seminario en Roma, en el que también estará presente la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, buscará en los próximos días influir en Fernández para confluir en una posición consolidada entre la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda, algo que no logró últimamente.
Así, después de que La Cámpora lo subyugó con su arremetida tras el fallido intento para expulsar al subsecretario de Energía Eléctrica y sin el respaldo que gozaba de Cristina Kirchner de hace unos meses, el Presidente busca volver a fortalecer al encargado de pilotear la negociación de la deuda.
Atrás quedaron los tiempos en que Guzmán era el protegido de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Fue en agosto, tras el éxito de la negociación con los acreedores privados, que el Presidente le amplió el alcance de “la botonera” y lo sentó a su derecha en varios actos de gestión junto a gobernadores. A eso, le sumó el control de la Secretaría de Energía, sector que terminó por minar su fortaleza y su potestad sobre las decisiones macroeconómicas y fiscales. Algo que busca recuperar.
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