Gestos y charlas detrás del telón para escenificar la unidad oficialista en la asunción de Máximo
Hubo reuniones antes y después del acto, con buen clima a pesar del naufragio del presupuesto; poca militancia afuera de la quinta
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El homenaje a Juan Domingo Perón en el mausoleo de la quinta de San Vicente donde descansan sus restos agrupó a los distintos sectores del oficialismo. Tras el tributo, el presidente Alberto Fernández caminó con gesto serio. Subió al escenario y pasó a la sonrisa plena que lo acompañó buena parte del acto, salvo cuando fustigó a la oposición y a la Corte. El jefe de Gabinete, Juan Manzur, fue otro de los llegaron desde el mausoleo, como Eduardo “Wado” de Pedro (ministro del Interior), o Martín Insaurralde, jefe de Gabinete bonaerense y aliado clave de Máximo Kirchner para llegar a la presidencia del PJ provincial, en la que ayer se presentó.
Pero el recuerdo de Perón no fue el único instante en el que las tribus oficialistas se reunieron. Hubo diálogos en la previa y al finalizar los discursos, con el museo de la quinta que fue propiedad de Perón y Eva Duarte como sede. Fue un acto con muestras de unidad, y gestualidad entre Fernández y Kirchner.
Según pudo reconstruir LA NACION, en la primera de las reuniones estuvo el Presidente, que no se quedó para la segunda. Del primer encuentro también participaron Axel Kicillof y Manzur, entre otros.
La segunda reunión aglutinó mayormente a protagonistas bonaerenses. Máximo llegó a ese encuentro tras sacarse fotos abajo del escenario y en la puerta del museo. Un grupo de militantes entrelazó sus brazos para resguardarlo en una cadena humana, que se rompía ante el ingreso de personas que querían su selfie con el flamante titular del PJ provincial.
El ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense y referente de La Cámpora, Andrés Larroque, fue uno de los presentes también en el segundo encuentro, como la ministra de Gobierno provincial, Cristina Álvarez Rodríguez, el presidente de la Cámara de Diputados provincial, Federico Otermín, la titular del Inadi, Victoria Donda, el presidente saliente del PJ bonaerense e intendente de licencia de Merlo, Gustavo Menéndez, y el intendente de San Vicente, Nicolás Mantegazza. Las fuentes consultadas marcaron que hubo buen clima.
El fracaso del presupuesto era un tema en las charlas; las tintas se cargaban contra la oposición, no contra el discurso de Máximo Kirchner que enojó a Juntos por el Cambio.
Cuando Kirchner entró al museo, se tomó fotos con militantes y personal de la quinta de Perón. Se cerraron las puertas y se comenzó a ver, en el interior, el paso de camareras con sándwiches de miga.
Los organizadores estaban conformes con la convocatoria. Señalaban que hubo 1000 sillas disponibles y que 1200 personas se habían acercado. Pero muchas sillas sobraron y quedaron apiladas contra una valla. No hubo movilización masiva de militantes. Afuera, intentaba hacerse el día un vendedor de remeras, con valores desde $900.
Con Menéndez, Kirchner, Fernández y Verónica Magario en el escenario, se pasó un video con frases e imágenes de Perón, Evita y Néstor Kirchner. Fue un momento en el que Máximo Kirchner y el Presidente se hablaron al oído.
“Todavía tienen tiempo de arrepentirse”, bromeó al principio de su discurso Máximo Kirchner. Una broma no exenta de cierta tensión. Su llegada a la presidencia del PJ cosechó resistencias de intendentes, que relajaron el rechazo. Queda en pie la oposición de Fernando Gray.
“Nunca acudí a ningún palacio judicial a denunciar a un compañero, o a una compañera. Las diferencias hay que saldarlas políticamente y no en el Poder Judicial, porque eso es el peronismo”, dijo en la única referencia que pareció dirigida a la interna. Hoy la legalidad de su asunción en el PJ es motivo de una presentación que llegó esta semana a instancias de la Corte Suprema de Justicia. Agradeció a los intendentes y nombró, en ese grupo, “al compañero Insaurralde”, su socio político.
Se acercaron miembros de todos los sectores. Intendentes que son ministros, como Jorge Ferraresi, Gabriel Katopodis o Juan Zabaleta; massistas, como Malena Galmarini; ministros bonaerenses, como Leonardo Nardini; funcionarios provinciales relevados, como Carlos Bianco, y referentes de movimientos sociales, como Daniel Menéndez (Somos Barrios de Pie) o Emilio Pérsico (Movimiento Evita, agrupación con la que La Cámpora suele tensionar). La escena de unidad se pintó en San Vicente.
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