Gestos de Fernández a Córdoba y Santa Fe, dos provincias escurridizas para la Casa Rosada
El Presidente recibió a el gobernador Omar Perotti en Olivos y parte del gabinete llevó insumos sanitarios al distrito comandado por Juan Schiaretti; persisten las tensiones políticas y electorales
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El Gobierno hoy repartió gestos con Córdoba y Santa Fe, dos provincias que –aunque gobernadas por el peronismo– tienen una relación distante, en el caso de la primera, y zigzagueante, en el caso de la segunda, con la Casa Rosada. En ambas se renuevan senadores este año. Alberto Fernández recibió en Olivos al gobernador santafecino Omar Perotti con quien viene manteniendo diferencias por las medidas epidemiológicas y por la decisión presidencial de cerrar las exportaciones a la carne. Más tarde, parte del gabinete viajó al distrito gobernado por Juan Schiaretti para enviar insumos y ayuda sanitaria. Los acercamientos de gestión, sin embargo, todavía no alcanzan para ordenar la relación política con esas provincias de alta incidencia electoral.
Fernández y Perotti se reunieron en Olivos y caminaron a solas en los jardines de la quinta presidencial. Oficialmente trascendió que la charla estuvo atravesada por la situación de la pandemia en la provincia, “el avance de la vacunación y la asistencia de la Nación”.
Pero la agenda de ambos está atravesada por el conflicto por el cepo a las exportaciones de carne. El Presidente, en un gesto de autoridad presidencial e inquieto –tanto con el sector privado como con sus propios funcionarios– por la falta de soluciones ante los aumentos de precios, definió el cierre por las exportaciones durante un mes, medida que vence este domingo y que podría derivar en un acuerdo con el sector. En un tema que es muy caro para su provincia, Perotti (que siempre se mostró como un gobernador “amigo” de la Casa Rosada) se diferenció públicamente de la medida nacional y dijo que “la solución es aumentar la producción y no cerrar las exportaciones”.
Las declaraciones cayeron mal en la Casa Rosada. “Los gobernadores propios tienen que criticar al Gobierno en voz baja, no hacia afuera”, reflexionó un colaborador al tanto de la relación con Perotti. Dos días antes de las declaraciones del mandatario, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, habían estado en Rafaela, de donde es oriundo el cacique provincial.
En Balcarce 50 siempre recuerdan que Perotti tiene serios problemas de gestión –de caja y en materia de seguridad–, que necesita de la asistencia de Nación y que llegó a la gobernación gracias a que el PJ jugó unido.
Para las elecciones de medio término, aunque tienen en claro que el PJ sostendrá la unidad, el horizonte político no está del todo despejado y el ordenamiento de las listas aparece como un objetivo desafiante. Hace dos semanas, Perotti lanzó el espacio “Hacemos Santa Fe”, un peronismo de corte provincial bajo el paraguas del Frente de Todos que impulsa al senador Roberto Mirabella para que renueve su banca este año. El kirchnerismo pretende para ese lugar a María de los Ángeles Sacnun, alfil de Cristina Kirchner en la Cámara alta. Y aún no está en claro cómo se contendrá a las otras tribus peronistas santafesinas, como el rossismo, el Nuevo Encuentro Santafecino y el camporismo.
Respecto a la gestión de la pandemia, en Balcarce 50 siempre inquietó que Perotti se moviera con autonomía y no siempre acompasado a las restricciones que fijó el Gobierno. Pero la Casa Rosada confía en que los diputados que responden al gobernador, que están adentro del Frente de Todos, acompañarán en el intento –por ahora frustrado– de regular la pandemia con una ley.
Córdoba
Distinta es la relación con Córdoba, donde Fernández y Schiaretti atraviesan la “era de hielo” según reconocen en los corrillos oficiales nacionales. Después del experimento de Río Cuarto, donde el Frente de Todos se encolumnó detrás del candidato del peronismo provincial, Juan Manuel Llamosas, que retuvo la intendencia y le permitió a la Casa Rosada alzar los brazos y festejar, no se pudo consolidar un acercamiento.
Tanto Cristina Kichner como Alberto Fernández cosechan una mala imagen en Córdoba y Schiaretti avanza desmarcado del gobierno nacional. Para la experiencia de Río Cuarto, Fernández y el gobernador cordobés habían delegado la gestión política en De Pedro y en el vicegobernador cordobés, Manuel Calvo. El ministro del Interior y el segundo de Schiaretti mantuvieron un vínculo de gestión, pero sus respectivos jefes se distanciaron.
De hecho, hoy fue Calvo y no Schiaretti quien recibió en el aeropuerto a la delegación de funcionarios nacionales que viajó en el avión Hércules a llevar la ayuda sanitaria. Hasta allí fueron De Pedro, la ministra de Salud, Carla Vizzotti y la titular del PAMI, Luana Volnovich. Arribaron con 10 respiradores, 124.800 dosis de la vacuna Astrazeneca, 28.800 test de antígenos y 18.800 barbijos, para asistir a la provincia que tiene a su sistema médico cerca del colapso por el aumento de los casos.
“No organizamos grandes aspavientos, ni actos políticos. Es solo una ayuda porque la provincia está detonada”, señalaron hoy en Casa Rosada. De Pedro dijo hoy, antes de viajar: “En Córdoba hay cerca del 89% de ocupación de camas de UTI y el sistema está al borde de la saturación en algunas ciudades, pero el Gobierno quiere asegurar que ningún cordobés se va a quedar sin cama o sin un respirador”.
El Gobierno se ilusionó en algún momento con conseguir el favor de los cuatro diputados que le responden a Schiaretti para sancionar la ley que regula la pandemia, un tratamiento que quedó frustrado por falta de votos. En la Casa Rosada creen que habrá una segunda oportunidad para sacar el proyecto la semana próxima (posiblemente el 24 de junio) cuando Sergio Massa vuelva de los Estados Unidos. Fuentes cercanas a Schiaretti, sin embargo, advirtieron a LA NACION: “No van a apoyar porque ellos ya dijeron que el proyecto no respeta las atribuciones constitucionales de las provincias y esa es la postura del bloque”.
Sin poder arrimar posiciones en la esfera sanitaria, el escenario político asoma aún más distante. Todo indica que el Frente de Todos, que quiere llevar a Carlos Caserio como candidato a senador, jugará por afuera de Hacemos por Córdoba, el espacio de Schiaretti que aspira, de mínima, a retener una banca en el Senado.
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