Gestiones contra reloj del Gobierno para evitar que fracase la cumbre del Mercosur
La Cancillería negocia con Brasil para bajar la tensión; la postura de Uruguay de sostener el tratado con Beijing será central en la discusión de mandatarios el jueves
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Dos días antes de la cumbre de presidentes del Mercosur, prevista en Paraguay para este jueves, el gobierno de Alberto Fernández negocia con la cancillería de Brasil bajar la escalada de tensión en el bloque común, que recrudeció luego del anuncio del presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, de acelerar un tratado de libre comercio con China.
“Hay que tratar de tener una cumbre en paz”, sostienen desde la Cancillería, más allá de que Uruguay no parece dispuesto a ir marcha atrás con su decisión. Para la diplomacia argentina, la medida anunciada por Uruguay viola uno de los principios firmados en el tratado fundacional de Asunción, que impide a cualquiera de los países miembro negociar tratados de libre comercio con terceros países sin el aval de sus tres socios.
Sin el presidente Jair Bolsonaro, que ya anunció que no concurrirá a la cita, la última de su actual mandato, la representación de Brasil estará a cargo del canciller Carlos Alberto Franca, un representante de Itamaraty que desde el Gobierno evalúan como “más razonable” en relación al tirante vínculo personal y político del presidente brasileño con las principales figuras del Frente de Todos.
Una muestra del clima imperante se verá mañana miércoles, a partir de las 10, cuando se reúnan los cancilleres en la sede de la Conmebol, a pocos minutos del aeropuerto de Asunción. El canciller Santiago Cafiero, desistió de reunirse ayer con su par de Uruguay, Francisco Bustillo, a quien analizaba visitar en Montevideo para intentar retomar el camino del diálogo. “No había margen”, reconocieron fuentes oficiales con conocimiento de las tratativas a ambos lados del río de la Plata. Hoy, los coordinadores nacionales Cecilia Todesca y Gustavo Martínez Pandiani participarán de las reuniones previas para la cumbre de presidentes, que comenzará en la mañana del jueves. No se descarta, desde el Gobierno, que la cumbre de presidentes termine siendo virtual para evitar roces sin retorno.
Prevenido sobre las discusiones que podrían desatarse en el encuentro, el presidente de Chile, Gabriel Boric, decidió no participar de la cumbre (Chile es Estado asociado al igual que Bolivia) y enviar en su nombre a la canciller Antonia Urrejola, según confirmaron días atrás a LA NACION desde el gobierno chileno.
“Concluyó el trabajo con China. Llegamos a un acuerdo beneficioso para los países y empezará la negociación de Tratado de Libre Comercio”, anunció el miércoles de la semana pasada el presidente uruguayo. “No queremos avanzar solos, pero Uruguay no estaba dispuesto a quedarse quieto. Seguramente sea motivo de conversaciones en la próxima cumbre”, anticipó Lacalle Pou al anunciar el acuerdo con China.
En la Cancillería reiteran que el aviso de Uruguay llegó horas antes de la conferencia de prensa en la que el presidente uruguayo anunció el inicio formal de conversaciones con el gigante asiático.
La reacción de Bolsonaro, que según fuentes oficiales tampoco avala la movida de Lacalle, no se hizo esperar. “Dije que no voy a ir. En política, puedes dar marcha atrás en algunas cosas, pero mi decisión hasta ahora es no ir al Mercosur, a pesar del llamado de Marito [Abdo, presidente de Paraguay]”, dijo Bolsonaro en una entrevista a la CNN.
Desde la Cancillería se muestran expectantes, y aseguran que Uruguay “no tiene apoyos” en su postura. Y sugieren que tampoco el gobierno de Estados Unidos está demasiado contento con la posibilidad de que China ponga un pie en Sudamérica a través de Lacalle, quien será sin dudas el protagonista central de la cumbre, en la que además recibirá la presidencia pro tempore del bloque de manos de Paraguay.
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