Garavano-Falbo, cómo es hoy la relación que detonó el conflicto
Elisa Carrió acusa al ministro Germán Garavano de haber introducido en el Gobierno a una encubridora de "crímenes del narcotráfico ". Su bronca es por la exprocuradora bonaerense María del Carmen Falbo, que hoy tiene funciones dentro del Ministerio de Justicia. "De estrechos vínculos con Aníbal Fernández", escribió sobre ella Carrió en su pedido de juicio político contra el ministro.
Falbo y Garavano se conocen desde hace más de 20 años. Ella era secretaria de Justicia bonaerense; él integraba la ONG Unidos por la Justicia. Después, ella fue designada por Felipe Solá jefa de los fiscales de la provincia, puesto que ocupó durante 12 años. A él, Macri lo puso en el mismo cargo en la Ciudad. Estaban en veredas opuestas y varias veces se enfrentaron. Las diferencias eran tanto ideológicas como políticas (Falbo, más garantista, había sido puesta y sostenida por el PJ). Pero convivían con respeto, coinciden desde ambos lados del vínculo.
Por eso, cuentan quienes defienden a Garavano, le pidieron a él que hiciera gestiones con Falbo para que dejara la Procuración bonaerense cuando María Eugenia Vidal asumió la gobernación. El cargo es vitalicio y el macrismo, sin los votos necesarios para sacarla por juicio político, tenía otros planes para ese puesto. Se concretaron cuando, conseguida la renuncia de Falbo, nombraron a Julio Conte Grand. En el entorno de Falbo dicen que Garavano no intercedió. Que ella se jubiló porque sabía que su ciclo había terminado.
El macrismo bonaerense hablaba, en aquel momento, de un "acuerdo tácito" de no agresión. Ella daba un paso al costado y dejaban de embestirla. Pero ¿cómo llegó después al Ministerio de Justicia de la Nación?
En esto coinciden unos y otros: fue un pedido del Consejo de Procuradores y Fiscales Generales de la Argentina, los procuradores de las provincias, en general vinculados al PJ. Se acordó cuando ella dejó la Procuración bonaerense. Desde entonces oficia, ad honorem, como un enlace con ellos. Su relación es básicamente con la Subsecretaría de Justicia y Política Criminal, para temas de capacitación.
El 16 de abril de este año, ante un pedido de acceso a la información pública que presentó Carrió, el Ministerio de Justicia le contestó que Falbo no tenía contrato ni cobraba por gestión alguna. Que el 31 de marzo de 2017 se le habían asignado funciones ad honorem como coordinadora académica del Consejo Consultivo del Programa Nacional de Criminalística, para "interactuar" con el Consejo de Procuradores, "que Falbo integró durante muchos años". Según Carrió, la designación implica un "desconocimiento absoluto" de Garavano de "la lucha" que encabezó la Coalición Cívica "contra la impunidad y contra los funcionarios judiciales corruptos que durante años encubrieron a funcionarios partícipes de crímenes aberrantes".
Carrió afirmó en el pedido de juicio político que presentó la semana pasada que Falbo fue "incorporada al plantel del ministerio" luego de que tuviera que dejar su cargo de procuradora, "ante la inminencia de su destitución", por haber encubierto, junto con Aníbal Fernández, crímenes del narcotráfico. Puntualmente, haber protegido al exfiscal general de San Isidro Julio Novo, que renunció acusado del encubrimiento de un doble crimen de dos ciudadanos colombianos acribillados en Unicenter en 2008. Carrió denunció que Novo no actuaba solo, que estaba vinculado con Aníbal. En el entorno de Falbo toman distancia. Niegan que ella conserve hoy algún vínculo con Aníbal Fernández, de quien fue incluso su abogada cuando él era intendente de Quilmes. Dicen que tuvieron diferencias y que hace "por lo menos cinco años" que no hablan.
Los que defienden a Garavano alegan que, en definitiva, el tema Falbo se parece a lo de Daniel Angelici: un enemigo histórico que él combatió y que insólitamente se le volvió un problema. Sin embargo, ratificado por Macri en su cargo de ministro, Garavano no hizo ningún gesto de que fuera a promover que Falbo deje las funciones vinculadas a su ministerio.
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