Elecciones en Córdoba: ganaron tres candidatos y dos no estaban en la boleta
Schiaretti y Bullrich buscaban quedarse con el rédito nacional de la votación, pero la incertidumbre empañó sus planes; la estrepitosa caída del kirchnerismo
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Ganaron tres, dos no estaban en la boleta. Juan Schiaretti hubiera pretendido levantar anoche, en horario estelar, el brazo de Martín Llaryora, su delfín y virtual gobernador electo de la provincia de Córdoba. Buscaba dejar en claro que su sorpresiva y a la vez tardía carrera para la presidencia, más allá de cómo termine, comenzó con una victoria. Patricia Bullrich viajó a Córdoba para levantar el brazo de Luis Juez, pero el senador bien pudo levantarle el suyo: la precandidata de Pro llegó a esta provincia para pescar en la pecera grande de los votantes no kirchneristas: apenas el 2,2% de los cordobeses eligieron la versión local de Unión por la Patria.
La incertidumbre en la que se sumergió este domingo la votación cordobesa trajo al recuerdo el infartante escrutinio de 2007, que consagró a Schiaretti sobre Juez por la mínima diferencia. Pero también impidió que los festejos del gobernador y la exministra fueran definitivos.
La fórmula que contaba con la venia de Cristina Kirchner quedó sexta, detrás de un candidato vecinalista sin recursos, un libertario sin apoyo de Javier Milei y una de las fórmulas de la izquierda. Fue el peor resultado en la historia en este “territorio hostil”, como describió a Córdoba Alberto Fernández. Incluso no presentándose, en 2019, la tropa kirchnerista quedó mejor parada. Por las dudas, la candidata a vicegobernadora, la camporista Gabriela Estévez, se anotó este sábado para renovar su banca en el Congreso. Ahora su suerte depende de Sergio Massa. Queda un consuelo para la tropa kirchnerista: no presentaron ningún candidato en la elección de la capital cordobesa, el 23 de julio.
La discriminación histórica a Córdoba en fondos discrecionales de la Casa Rosada. La Resolución 125. El abandono de las fuerzas federales ante el motín policial de 2013. La red que José Manuel de la Sota y Schiaretti tejieron durante lustros para frenar el desembarco kirchnerista. O para dividir aguas, de mutuo acuerdo, como sospechan sus rivales. Nada alcanza para explicar acabadamente el muro que nunca lograron sortear Néstor y Cristina Kirchner, y que parece, acaba de elevarse un poco más.
Anoche, la comitiva bullrichista se animaba a pronosticar que en Córdoba la boleta de Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales no alcanzará el piso de la minoría, el 25%, en las PASO del 13 de agosto. Lo paradójico es que pocos hicieron más que Larreta por levantar la campaña de Juez: no solo por los fondos que llegaron durante meses desde “el puerto”, sino porque el affaire Schiaretti energizó a un Juez que no lograba encender la campaña. “Estamos, porque siempre estuvimos”, dijo el diputado Álvaro González, alfil de Larreta, cuando ingresó anoche al VIP dominado por el bullrichismo.
No fue la capital cordobesa, dueña del 37% de los votos. Fue la capital, el conurbano cordobés y parte del interior. Juez perdió en la ciudad que gobernó entre 2003 y 2007, como se esperaba, aunque por menos diferencia que la que temían sus íntimos. El despliegue de obras y publicidad de Llaryora y Schiaretti alcanzó para vencer, pero no para arrasar, como si lo hicieron en zonas empobrecidas que rodean a la capital. Juez quería -y no logró convencer- a Rodrigo de Loredo como candidato a vicegobernador, por su buena imagen en la capital. El precio pudo haber sido demasiado alto.
Otro problema para Juez fue, también, que no logró la remontada suficiente en el interior agroindustrial, cuna del voto fuerte de los radicales y macristas de Juntos por el Cambio. No todos votaron “con la nariz tapada” a un dirigente surgido del peronismo, como se murmuraba. Hubo, y abundante, corte de boleta. Los legisladores únicos por distrito de Juntos por el Cambio, muchos con origen radical, habrían sacado más votos que Juez. Y podrían equipar fuerzas en la Legislatura Unicameral de un gobierno peronista. También, controlar el Tribunal de Cuentas. Advertencia para Llaryora, que también sufrió corte de boleta en el tramo legislativo.
Llaryora no parece ser de los que se atoran cuando las orillas se estrechan. En 2007 ganó la intendencia de San Francisco luego de vencer al favorito en los pronósticos, el “radical k” Hugo Madonna, que contaba con el respaldo de De la Sota y de Néstor Kirchner. Después, Llaryora reeligió, fue ministro provincial, vicegobernador, diputado nacional e intendente de la capital provincial. Aquella primera elección, la del 2007, la ganó por un punto.
Schiaretti también recibió un llamado de atención. Llaryora cosechó más votos en los distritos donde él gobernó: Capital y San Justo (que tiene a la ciudad de San Francisco como cabecera). Podrá decir que es el dueño principal de su victoria. Mucho más que un “heredero” del gobernador. De ahí a iniciar un legado propio hay un solo paso.
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