El embajador Fuks, tras dejar Quito: “El gobierno de Ecuador miente para tapar su propia ineficiencia”
Tras salir de Quito, el diplomático argentino rechaza las acusaciones del gobierno de Lasso; afirma que no hubo “connivencia” para que una exministra de Correa huyera a Venezuela
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Apenas llegado a la sede de la embajada argentina en Bogotá, Gabriel Fuks aprovecha para comerse una milanesa, gentileza de su colega Gustavo Dzugala. Expulsado de su cargo como embajador argentino en Ecuador, acusado por ese país de “complicidad” con la huida de la sede diplomática de Maria de los Angeles Duarte, exministra de Rafael Correa, Fuks expresa su enojo con el gobierno de Guillermo Lasso, al que acusa de “mentir” para tapar su responsabilidad en la huida.
En un diálogo telefónico con LA NACION, Fuks desmiente, con énfasis, que haya existido “connivencia” de su parte para favorecer la salida de Duarte, condenada a prisión por corrupción y a quien él tuvo a 30 metros de su casa durante sus ocho meses como jefe de la delegación diplomática argentina en Quito.
-Se habló mucho en estas horas de lo que pasó y de quién fue el responsable. ¿Qué sensación le queda luego de la decisión que tomó el gobierno ecuatoriano?
-Primero, hay una moda en la región de gobiernos muy débiles, que creen que la diplomacia es el primer eslabón a cortar, cuando en realidad es el último. Pasó en Perú, con el embajador de México, y ahora conmigo. El gobierno de Ecuador está usando esto como producto de su enorme debilidad; ha perdido las elecciones, tiene entre el 8 y el 10 por ciento de aprobación. ¡Cuando Bolsonaro insultó al Presidente no retiramos al embajador! Esa idea de mostrar que tienen músculo y mentir como lo hace el canciller (Juan Carlos) Holguín, que está sometido a juicio político... Usa esta situación y a mí para construir un enemigo cuando ellos están barranca abajo.
-Vamos al caso. ¿Cuando se dieron cuenta que Duarte no estaba? ¿Se demoró en avisarle al canciller Cafiero, como dice Ecuador?
-No, no me demoré. El domingo a la noche hubo señales que me llamaron la atención. Muy temprano a la mañana fui a chequear, porque no había luces prendidas. Yo estoy solo durante el fin de semana, voy a caminar, a nadar, lo que hace alguien en su fin de semana, no estaba atento a los movimientos de Duarte. El canciller Cafiero chequeó la situación y le informó a Holguín. No hay demora. No era que se fugó de una cárcel: estaba refugiada en la embajada argentina, tenía asilo, era libre de salir cuando quisiera.
-Ecuador dice que desde la embajada dieron la orden para quitar al patrullero de la puerta…
-Eso no es así. Otra de las mentiras de Holguín. Un informe de la policía de Ecuador dice que el patrullero aún está ahí. Yo adentro tenía un policía adentro de la división custodias de la embajada, y el que estaba afuera miraba hacia la embajada.
-¿No protestaron, entonces?
-No protesté, llamé a una reunión para preguntar por qué tenía un patrullero apuntando hacia la puerta cuando tengo un policía nacional adentro. Me dijeron que era para “seguridad ciudadana”, por robos o delitos comunes. Por eso les pedí que lo corrieran, para no tener un doberman en la puerta, pero nunca dejó de estar. Lo de la zona liberada es una mentira más de Holguín, que quiso escalar el conflicto y dejó a Ecuador sin embajador en la Argentina, donde estudian 15.000 ecuatorianos estudian, con 1110 millones de intercambio comercial, escalando una crisis que no tiene sentido.
-¿Existió el auto diplomático en el que dicen que pudo haber salido Duarte?
-Mentira absoluta, mentira absoluta. El viernes 10, el coronel Ochoa, agregado militar de la embajada, partía hacia Buenos Aires, e hicimos un asado en el que sólo participaron funcionarios de la embajada. Están hablando de cubanos, venezolanos…nada que ver: estábamos despidiendo a un compañero de trabajo que se iba, no hubo nadie que no fuéramos nosotros en esa reunión.
-Holguín dice que estuvieron allegados a Duarte, como el padre de su hijo…
-No estuvo nadie más que los que les menciono. Quieren inventar una patraña delirante que no tiene ningún sentido.
-¿Y no puede haber aprovechado Duarte ese movimiento para irse?
-No me consta, puede ser, no lo sé. Ella se fue por la puerta, pasó por al lado de un patrullero. ¿Para qué pusieron ese patrullero? Yo no era custodio ni carcelero, como se le dije a ellos. Me tocó una situación hereditaria a la que estaba obligado a responder. El patrullero que está ahí no arrancaba, los vi empujándolo, no tenía ni batería. Para tapar eso me tienen que acusar a mí. Estoy enojado, como verá…
-¿Por qué no dieron las cámaras de seguridad de la embajada?
-El artículo 24 de la Convención de Viena dice que esas filmaciones y toda información son inviolables. No obstante, aun sin tener obligación, me convocaron a una reunión a Presidencia siete personas. Algunos me insultaron, como el secretario de la presidencia, me trataron como si fuera un reo confeso. Ahí no les dije que no, les dije que tenía que consultar a mis superiores, al punto que el día que me entregaron la nota para que me fuera estábamos evaluando con el canciller Cafiero alguna alternativa. Ellos tienen siete testigos, yo fui a cara limpia y no le rehuí a nada de eso.
-¿Y no hubiese sido un gesto decirles que sí se las iban a dar?
-Pero es que yo tengo que tener autorización. Esto pasó en dos días. El martes pedí que me mandaran por nota el pedido, pero me echaron antes. No me dieron tiempo, tendría que haber llegado con las cámaras bajo el brazo a la reunión. Las cosas no funcionan así en la diplomacia.
-Holguín se preguntó por qué Duarte pasó de la embajada argentina en Quito a la de Caracas, donde está el embajador Oscar Laborde…
-Laborde se enteró porque Duarte lo llamó diciendo que estaba en Caracas, no tenía la menor idea de esto. Ella sólo le pidió una reunión para informarle que estaba allí. Fue el único contacto, no hubo otro, y además…¿por qué se la negaría? No está en la residencia argentina ni por lo visto tiene previsto ir a la Argentina.
-¿El último contacto suyo con Duarte cuando fue?
-Yo… no sé, durante ocho meses nos cruzábamos. El personal de limpieza de la embajada, que sí tenía más contacto, la vio el viernes por la tarde. Ella cocinaba bastante para su hijo; yo no utilizaba tanto ese sector. Después también me pidieron interrogar al personal de limpieza, yo les ofrecí hacerles yo las preguntas. No pueden hacer lo que quieran, ni con Argentina ni con nadie. Fue una absoluta falta de respeto.
-¿Hubo connivencia por la afinidad ideológica de Correa, enemigo del gobierno ecuatoriano, con Cristina Kirchner y Alberto Fernández?
-Duarte entró ahí porque gobernaban Alberto Fernández y Cristina Kirchner, y ella pensó que ese podía ser un buen lugar, eso es evidente. Correa acaba de ganar las elecciones, no es un delincuente, maneja ciudades, prefecturas. Connivencia no, se le dio un asilo político, había conversaciones para resolver el problema, incluso en un primer momento con mucha empatía entre Lasso y Fernández. El aislamiento interno, la idea de mostrar músculo, los hace echarme la culpa a mí.
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