Gabinete "corto": más ejecutivo, pero concentrado en pocas manos
Autónomos. Empoderados. Con mayor exposición. Sin tantas peleas internas ni reuniones interminables. La reforma ministerial de septiembre pasado, que decantó en un gabinete "corto" de diez ministros y el repliegue de otros tantos a rangos de secretarios es juzgado por los propios protagonistas como "un éxito", más allá de que su vigencia tiene vencimiento: el próximo 10 de diciembre, aunque la campaña electoral "distraerá" a varios de los integrantes más notorios del "equipo" que comanda el presidente Mauricio Macri mucho antes de esa fecha.
Cerca del jefe de gabinete y ministro coordinador Marcos Peña destacan las ventajas del nuevo sistema. "Es más ejecutivo, los ministros salen más a los medios, es un equipo sólido y más compacto", afirman en uno de los despachos importantes de Balcarce 50. Y repasa: los ministros se ven tres veces por semana con el Presidente (las otras dos ven al jefe de gabinete) y dos de ellos salen a hablar con los medios luego de las reuniones, un rol que antes ocupaba Peña, quien optó desde entonces por mantener un perfil bajo y alejado de los micrófonos.
Más allá de las simpatías o antipatías personales, casi ningún ministro extraña la "marca personal" que les hacían Mario Quintana y Gustavo Lopetegui en sus tiempos de vicejefes de gabinete. "Sin controllers, Marcos hace una coordinación más política de toda le gestión", afirman cerca de uno de los ministros clave.
Los informes mensuales que recibían Lopetegui y Quintana se transformaron en bimestrales, y están a cargo de Andrés Ibarra, que además de vicejefe de gabinete retuvo su cargo como secretario de Modernización. "Antes Quintana podía mandarte al muere delante del Presidente y marcar fallas en tu gestión. Ahora eso no ocurre", relata un alto funcionario que recuerda los roces del ex vicejefe con el propio Ibarra o ministros hoy "empoderados" como Carolina Stanley, de Desarrollo Social.
Otro ministro, que prefiere no ahondar en las peleas pasadas, se entusiasma con el nuevo ritmo de trabajo. "Las decisiones se toman de manera más rápida, y eso favorece las relaciones entre nosotros, te conocés más", afirmó el funcionario. No hay, salvo el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, "recién llegados" al espacio, por lo cual -razonan en Balcarce 50- la cohesión lograda es "casi ideal".
Hay, por cierto, una contracara: salvo las excepciones de Ibarra y Lopetegui (hoy secretario de Energía) los ministros "degradados" (Salud, Cultura, Turismo, Medio Ambiente, Trabajo, Agro) tienen escaso contacto directo con Macri, y sólo asisten a las reuniones de seguimiento. "Perdieron peso y presencia, algunos están enojados, aunque no se salvan de que los llame el Presidente si hay algún problema", relata un testigo directo de la reorganización. Y señalan como ejemplo del malestar la silenciosa salida de Jorge Triaca como secretario de Trabajo, luego de meses de "doble comando" con Sica.
En este contexto, parecen por el momento estériles los insistentes reclamos de "oxigenación" que parten de la dirigencia de la UCR y tienen como plazo tentativo el mes de marzo. Según pudo saber LA NACION, los sectores dónde el radicalismo aconseja incluir "voceros de peso" son la Cancillería, las políticas sociales, el campo y las finanzas. "No hay cambios previstos en el horizonte cercano", rechazan, tajantes, cerca de Peña. Y recuerdan que la última salida ( Javier Iguacel dejó de ser secretario de Energía) se debió a su "mala relación" con Nicolás Dujovne (Hacienda) y otros ministros. En ese sentido, fuentes oficiales reiteraron que el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, le ofreció a Iguacel sumarse a su equipo, aún sin definiciones al respecto.
Por cierto, la inminencia del comienzo del calendario electoral obligaría a algunos cambios. Para empezar, Peña asumirá (en lo formal o en los hechos) el comando de la campaña electoral nacional, tal como lo hizo en 2015 (en conjunto con Emilio Monzó) y 2017. El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, también destinará buena parte de sus energías a la conducción de la campaña, e incluso podría ser candidato a gobernador de Cambiemos en Entre Ríos. Si la ministra de Desarrollo Social o su par de Seguridad, Patricia Bullrich, son designadas candidatas a vicepresidente ( Gabriela Michetti también está en carrera para repetir fórmula con Macri) podrían alejarse de sus funciones, al igual que Alejandro Finocchiaro (Educación) si se confirma su candidatura a intendente de La Matanza.
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