Elizabeth Gómez Alcorta: "El rol de Cristina Kichner es clave para que el aborto sea ley"
Su foto de WhatsApp y las imágenes en sus redes sociales están repletas de pañuelos verdes. No podía ser de otra manera. La ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, debía comulgar con la promesa electoral del Presidente:que el aborto sea ley.
En diálogo con LA NACION, Gómez Alcorta se mostró optimista respecto de la aprobación del proyecto que el Ejecutivo envió al Congreso, y sostuvo que el rol de la vicepresidentaCristina Kirchner es "fundamental" para impulsar el proyecto. "Ella es clave en la estrategia integral, para que efectivamente sea ley", indicó.
Además, reconoció que existe un "retroceso en materia de la representación de las mujeres en el ámbito ministerial", en el marco del reemplazo de la exministra de Desarrollo Territorial y Hábitat, María Eugenia Bielsa, por Jorge Ferraresi.
–¿Qué expectativas hay de que el proyecto de legalización del aborto se transforme en ley?
–Tenemos una buena expectativa. El compromiso del Poder Ejecutivo desde el 10 de diciembre en adelante no era exclusivamente presentar el proyecto. Entendiendo que hay diferencias entre el tratamiento del 2018 y el actual, creemos que están dadas las condiciones para que efectivamente sea ley.
–¿Qué fue lo más importante que cambió en el proyecto, respecto de 2018?
–Primero, transitamos todo un debate social, más allá del debate legislativo. Ha habido mucho intercambio y acceso a la información. El segundo punto, que es trascendental, es que ésta es la primera vez que el Poder Ejecutivo envía un proyecto de ley de interrupción del embarazo al Congreso. Obviamente, queda la instancia de búsqueda de los consensos en el ámbito parlamentario, pero tenemos buenas expectativas.
–¿Hay alguna estrategia para convencer a los legisladores indecisos? ¿El rol de Cristina Kirchner podría aportar en la toma de decisiones del Senado, a los fines de impulsar el proyecto?
–La estrategia central es en el ámbito parlamentario y es en función de modificar o agregar algo del texto, como ocurre con todas las leyes. Es una tarea de la cual el Poder Ejecutivo queda fuera, pero no tengo ninguna duda que el rol de Cristina es fundamental. No solamente porque es la presidenta del Senado –que en 2018 fue la Cámara más reticente a alcanzar los consensos necesarios– sino, además, por el enorme liderazgo que tiene en términos políticos, más allá del bloque del Frente de Todos. Es una persona absolutamente fundamental en el mundo de la política, y entiendo que va a ocupar un lugar clave.
–Al margen del deseo, ¿se espera que la vicepresidenta se pronuncie públicamente para empujar el proyecto, a pesar de no haberlo hecho hasta el momento?
–Hay que recordar que Cristina sí votó en 2018 a favor del aborto y mostró su posición. Hizo un discurso que no deja lugar a dudas; ya se expresó públicamente. No tengo dudas que ella es clave en la estrategia integral, para que efectivamente sea ley.
–Semanas atrás, Cristina Kirchner publicó una carta abierta en la que hizo alusiones críticas a Vilma Ibarra. ¿El hecho de que la secretaria Legal y Técnica haya sido partícipe de las modificaciones del proyecto influir en la postura de Cristina Kirchner?
– No puedo responder esa pregunta porque se basa en una hipótesis. Yo tuve una reunión con la vicepresidenta y hablamos del proyecto antes de que se presente. Hemos venido haciendo un enorme trabajo conjunto en el Gobierno.
–¿Considera que la votación puede desencadenar en cruces dentro del oficialismo, dadas las posturas dispares de algunos referentes? Por ejemplo, el jefe del bloque del Frente de Todos, José Mayans, ratificó su rechazo a la legalización del aborto.
–Cruces internos, no. Habrá posiciones distintas en ambas Cámaras, tanto en el oficialismo como en la oposición. Se trata de un proyecto que en algunas y algunos enfrenta posiciones religiosas y personales, respetables, que van a hacer que no voten de acuerdo a la posición del Poder Ejecutivo, a pesar de que sean oficialistas. Nosotros apelamos a un debate democrático y respetuoso. Las diferencias existen y no veo que sea un problema.
–Algunas organizaciones feministas acusan que el proyecto es muy genérico y que el derecho a la objeción de conciencia de los médicos podría resultar un obstáculo para que se garantice el acceso al aborto. ¿Cómo evalúan manejar esto?
–El servicio formará parte de las medidas de salud pública obligatorias para el sector público, el privado y el de las obras sociales. No veo hoy como un problema suponer que todos los médicos y médicas van a ser objetores de conciencia. De hecho, se aumentó de cinco a diez días el tiempo para acceder a la práctica, teniendo en cuenta que en algunos lugares puede ser más difícil encontrar algún profesional de la salud. Además, hay otro factor a tener en cuenta, y es que la criminalización de la práctica del aborto genera altos niveles de inseguridad, sobre todo en las provincias en las que no hay protocolo. Si se legaliza el aborto en donde no corre el riesgo ningún profesional, entendemos que va a variar la posición de muchos médicos.
–¿Cómo es trabajar el género desde cero y en un gabinete en donde la mayoría son hombres?
–Argentina tiene desde hace muchísimo tiempo políticas de género, y, finalmente, la institucionalidad tomó la agenda del movimiento de mujeres. Estamos contentas con el recorrido, a casi un año. Además, hay una decisión política muy clara del Presidente y la Vicepresidenta de saldar las deudas que se tienen por desigualdades de género. Eso no solo se cristalizó con la creación del Ministerio, sino con la cantidad de proyectos y con el presupuesto que se nos asignó, que es 23 veces superior al que tenía el Instituto Nacional de las Mujeres. Cuando esa decisión política está y hay trabajo, el gabinete no es un obstáculo.
Para ciertos sectores nunca va a ser oportuno el debate sobre el aborto
–¿Cómo ve la salida de Bielsa, una de las pocas mujeres que tenía el gabinete de Ministros (ahora integrado por 18 hombres y tres mujeres)?
–Efectivamente tenemos un retroceso en materia de la representación de las mujeres en el ámbito ministerial. El gabinete actual, hasta cargos de secretaría y subsecretaría, tiene un 37,5% de mujeres. ¿Estamos contentas? No. Estamos mejor, porque antes había un 21%. Al margen de la perspectiva de género, a María Eugenia Bielsa la respeto y admiro mucho; doy fe que llevó un enorme trabajo y labor.
–¿Qué le responde a los sectores que sostienen que enviar el proyecto en este momento es un mecanismo de distracción ante la pandemia y la crisis económica?
–Es un argumento con poco sustento decir que puede ser algo distractivo, porque el Presidente anunció el 1º de marzo que enviaría el proyecto en esos días, cuando no sabíamos que íbamos a enfrentar un aislamiento riguroso y que el Congreso no iba a sesionar por mucho tiempo. Tampoco es inoportuno en términos económicos, porque la legalización de la práctica del aborto desestresa el sistema de salud. Arriba del 95% de los abortos realizados hasta la semana 14 se hacen por medios medicamentosos, que no implican la internación ni la utilización de camas hospitalarias. En paralelo, tenemos 40.000 internaciones hospitalarias producto de abortos clandestinos por año en nuestro país. Esas internaciones van a desaparecer. Además, se pueden ahorrar una gran cantidad de recursos si se implementan los protocolos recomendados por la Organización Mundial de la Salud. El aborto también elimina riesgos en las mujeres y disminuye la mortalidad materna. Para ciertos sectores nunca va a ser oportuno este debate.
–Ya comenzaron a hacerse varias manifestaciones masivas. ¿Se contempla algún modo de contenerlas, en el marco de la pandemia?
–Hacemos un llamado a que no haya congestionamiento de gente porque tenemos que seguir cuidándonos, por más de que tengamos la vacuna en nuestro horizonte.
–¿Cuándo estima que podría llegar a salir la ley?
–Eso está en manos del Congreso. Habrá que ver cuáles son los tiempos legislativos que va a fijar cada una de las cámaras.
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