El presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) se siente empoderado tras ganar el Mundial; sus contactos, la bronca con Alberto Fernández y cómo se movió durante los festejos por la Copa
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Cuando Cristina Kirchner y Julio Humberto Grondona pactaron en 2009 la estatización de los derechos para televisar los partidos, el sillón de mando de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) volvió a ser una pieza clave e influyente del ajedrez político. Claudio “Chiqui” Tapia, sentado allí desde 2017 por una mezcla de azar y pericia, entendió siempre su rol a la perfección.
Sindicalista, yerno de Hugo Moyano, gestor deportivo, empleado público y privado, y próspero empresario. Todo eso es Chiqui Tapia, un dirigente de un club de barrio que el martes pasado se sintió, al menos durante unas horas, más poderoso que el propio Gobierno.
Ni durante las 18 horas del vuelo de regreso, y mucho menos durante la caótica caravana de celebración, Tapia intentó persuadir a Lionel Messi de visitar la Casa Rosada y recibir en persona el saludo del Presidente, según contaron fuentes oficiales y de la AFA. Es decir, no hizo todo lo que podía para garantizarle al Gobierno la foto en el balcón, una parada que el oficialismo dio como un hecho hasta último momento. No hubo un espacio de negociación a pesar de que el primer contacto gubernamental con el plantel fue el 13 de diciembre, cuando el seleccionado había dejado atrás a Croacia y se encaminaba a jugar la final. “Leo no quiere quedar pegado con la política”, explicó un dirigente que estuvo cerca de los futbolistas. Confirmó públicamente a medias esa versión Aníbal Fernández. “Había jugadores que querían ir a la Casa Rosada y otros que no, como uno de jerarquía, que no quería”, dijo el ministro de Seguridad.
Además de la habilidad para los negocios, Tapia heredó de Grondona la cercanía y palabra justa para entrarle a Messi. Es hasta a veces paternal. Así y todo, no hubo caso de convencerlo de la importancia institucional de una foto con Alberto Fernández, incluso en el predio Ezeiza, de local, con ese peso simbólico. El Presidente relativizó el desplante con un mensaje que rayó la caricatura: “Debo ser el único presidente que no recibió a un equipo campeón del mundo, pero creo ser el único presidente que durante su mandato ganó la Copa América, la Intercontinental (por la Finalísima con Italia) y la Copa del Mundo. Yo lo logré”. Unos minutos antes, en la misma entrevista con Reynaldo Sietecase, había dicho que el triunfo era exclusivo de los jugadores.
Los cortocircuitos entre Tapia y Fernández no son nuevos. La tensión guía su vínculo desde que al comienzo del mandato del Frente de Todos la Casa Rosada se involucró de manera directa en la vida interna de la AFA. Pretendió desplazarlo a Tapia en beneficio de Cristian Malaspina, titular de Argentinos Juniors, el club del que Fernández es socio e hincha. Después hubo una maniobra para instalar a Marcelo Achile, directivo de Defensores de Belgrano, militante del PJ porteño y amigo de Julio Vitobello, secretario general de la Presidencia y uno de los negociadores que también fracasó en las gestiones para recibir a los campeones del mundo.
“Cuando hubo elecciones en la AFA, me preguntaron y siempre dije que no. Para eso están los dirigentes deportivos”, dijo esta semana Fernández en radio Con Vos, desconociendo aquellas viejas maniobras para desbancar a Tapia.
La relación se deterioró aún más cuando desde un sector del Gobierno se intentó reflotar la candidatura de Marcelo Tinelli. Un grupo de clubes, encabezados por Nueva Chicago y San Lorenzo, impugnó la reelección conseguida por Tapia el 19 de mayo de 2020, con el país sumido en la pandemia. Había sido reelecto por “aclamación”, sin votación nominal, lo que para sus opositores resultó cuestionable e “irregular”. Debió intervenir la Inspección General de Justicia (IGJ), que finalmente avaló la elección y falló a favor del jefe de la AFA. Ricardo Nissen, apoderado legal de Máximo y Florencia Kirchner en la causa Hotesur, está a cargo de la IGJ. Antes de su resolución, Máximo Kirchner llamó por teléfono a Hugo Moyano para explorar su reacción ante el inminente respaldo a su yerno. Hubo luz verde, según fuentes sindicales. Moyano por entonces presidía Independiente.
Los tironeos entre la AFA y el Gobierno siguieron después por la eventual organización de la Copa América ante las dificultades planteadas por Brasil, o por las diferencias en lo relativo a los derechos televisivos de los partidos, otra vez en manos de los privados a pesar del proyecto de ley de Oscar Parrilli para reflotar Fútbol para Todos, como en los tiempos de Grondona. El senador kirchnerista tal vez pensó que después del fallo de la IGJ había tierra fértil para el reverdecer del programa que abrió una fuerte disputa con el Grupo Clarín.
Sin embargo, Tapia priorizó hacer negocios millonarios con las cadenas ESPN y Fox en vez de con el Estado. Construyó así una relación ambivalente con el kirchnerismo. Encontró la contraparte a su rivalidad con Fernández, pero desconfía de las intenciones de los hombres más cercanos a la vicepresidenta, según comentaron fuentes sindicales cercanas a Tapia.
Cristina Kirchner tiene a mano en el Senado, si quiere, una llave para seducirlo. Hace nueves meses, el senador chaqueño Antonio José Rodas presentó el proyecto 174/22 que prevé cederle a la AFA el predio de Ezeiza, que tiene 48 hectáreas. Las tierras le pertenecen a la Policía Federal y fueron cedidas en comodato. Esta misma negociación se había dado con Grondona, cuando el Fútbol para Todos estaba en ciernes. Rodas no respondió a los llamados de LA NACION y la iniciativa, que no tuvo otro avance más allá de su presentación, no está disponible en el sitio web del Senado. Corrió una versión de que habría ahora interés del kirchnerismo en reflotar la iniciativa. Por lo pronto, el Congreso ya está de vacaciones y se reactivaría recién en marzo.
Hoy el nexo más firme entre el kirchnerismo y Tapia es Santiago Carreras, un camporista que es directivo de YPF, uno de los principales sponsors de la AFA. A través de Carreras, la AFA vendió antes del Mundial a Amazon un documental sobre el seleccionado y la Copa América que le reportó varios millones de dólares. Lo produjo Víctor Santa María, el sindicalista de los encargados de edificio que viajó a Doha con toda su familia, como también lo hizo el Chiqui. Carreras y Santa María militaron juntos en la política de Boca para intentar desplazar al macrismo. Carreras regresó de Qatar junto con Tapia y el plantel. Fue uno de los que hizo de mensajero entre la AFA y el Gobierno. Un dirigente del fútbol contó que tampoco hizo mucho esfuerzo para que Messi acceda a sacarse una foto con el Presidente.
Moyano le abrió el camino
Un hombre determinante en la vida de Tapia es Hugo Moyano. Era delegado gremial de la rama de recolección de basura del Sindicato de Camioneros cuando conoció a Paola Moyano, una de las hijas del jefe sindical con la que tuvo dos hijos y recorrió el mundo. Una vez que forjó su pareja, se incorporó al clan y escaló hasta secretario de Organización del gremio. Pero una pelea con Pablo Moyano, con quien hoy no tiene relación a pesar de haberle conseguido una entrada preferencial a uno de sus hijos para la gran final con Francia, lo empujó a irse del sindicato.
Fue así como recaló de la mano de Hugo y Diego Santilli en la Coordinación Ecológica Área Metropolitana del Estado (Ceamse), el basural controlado más grande de Buenos Aires. Hoy ocupa la vicepresidencia de esa entidad, un cargo designado por la Ciudad de Buenos Aires. Tapia percibe un salario mensual de $1.500.000, según precisaron fuentes del ente. Desde Qatar, en pleno Mundial, se conectó vía Zoom a la última reunión del directorio que encabeza Mónica Capellini, quien responde políticamente a los intendentes kirchneristas Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Martín Insaurralde (Lomas de Zamora).
El Ceamse tiene 1000 empleados y cuenta con un gremio propio. Su representante es Jorge Mancini, un hombre de Moyano que fue diputado provincial por Cambiemos y que es aliado de Tapia. En 2015 Macri les reconoció su apoyo y revalidó los negocios por la recolección de basura cuando los recibió junto con Santilli en su primer encuentro con sindicalistas como presidente electo. “Había sintonía y hoy la sigue habiendo”, dijo un funcionario porteño que oficia de nexos con los gremios.
Tapia conserva lazos con otro macrista influyente, como lo es Daniel Angelici, expresidente de Boca. En Qatar se dio una extraña casualidad. Ignacio Candia, el director nacional de Seguridad en Eventos Deportivos, que fue enviado por el Estado para garantizar “un mundial libre de barras”, habría intervenido más de una vez entre los dirigentes futboleros para tratar de descifrar de dónde obtenían tickets los cientos de barras que finalmente burlaron los supuestos controles y circularon sin problemas por Doha. Además de depender de Aníbal Fernández, Candia es gerente de prensa de Boca. Justamente la cúpula de la 12, como se conoce a la hinchada xeneize, fue una de las privilegiadas que estuvo el mes completo en el Golfo Pérsico. Tapia y Angelici conocen como nadie esos vínculos. Ambos son de Boca, entre otras coincidencias, como la atracción por los casinos y los hoteles cinco estrellas.
Empoderado por la gloria deportiva, Tapia se siente respaldado en este nuevo enfrentamiento con el Presidente. Logró aprobar el miércoles por unanimidad el balance de la AFA. Inició la asamblea con la Copa del Mundo sobre la mesa. Ningún dirigente se atrevió a contradecirlo. Recuerdos del grondonismo. Sobre el caótico operativo de seguridad, Tapia distinguió a Sergio Berni de Aníbal Fernández para cuidar su vínculo con el kirchnerismo y reforzar las diferencias entre los socios del Frente de Todos. Fue también un mensaje contra Horacio Rodríguez Larreta, a quien responsabiliza también por la interrupción del festejo.
Hoy se realizó en nuestro predio de @AFA las Asambleas General Ordinaria y Extraordinaria, donde fueron aprobados por unanimidad todos los temas puestos en consideración pic.twitter.com/9CszlRrRTH
— Chiqui Tapia (@tapiachiqui) December 22, 2022
También recibió mensajes de apoyo de gobernadores peronistas. Con algunos de ellos, los unen los negocios. Guillermo Raed es un empresario de gaseosas que además es presidente del Club Mitre de Santiago del Estero. Su firma fue sponsor durante años de Barracas Central, el equipo que presidió Tapia desde 2001 hasta 2020. A través de Raed, la AFA forjó un vínculo muy fuerte con el gobernador santiagueño, Gerardo Zamora, que se coronó con la construcción de un moderno estadio en la provincia. Fue clave en ese entramado Pablo Toviggino, mano derecha de Tapia en la AFA, pero también de Zamora.
Una relación similar cosechó con el gobernador sanjuanino Sergio Uñac, aunque con una salvedad: Tapia nació en esa provincia y eso le pesa. Impulsó la construcción de un estadio de primer nivel y ayudó llevando partidos de categoría, como la final de la Liga Profesional de Fútbol, que se llamó Copa Diego Maradona, y el clásico sudamericano con Brasil, por las eliminatorias mundialistas a Qatar. Tapia fue uno de los que convenció a Messi de jugar en el interior y alternar la localía en el estadio de River, en Buenos Aires. Negocios son negocios.
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