Fuerte respaldo de la Iglesia al consenso que impulsa el Gobierno
Lo expresó el arzobispo de Rosario, Eduardo Martín, quien formó parte del grupo de prelados que visitaron esta semana al Papa; "esa es la madurez que reclamamos como ciudadanos a la dirigencia política", dijo
ROMA.- Recién concluida la visita ad limina de un primer grupo de obispos argentinos, en la que se reunieron con el Papa y con los diversos "ministerios" del Vaticano , el arzobispo de Rosario, Eduardo Martín, realizó un balance de los encuentros y dejó una definición de fuerte impacto político: el apoyo de la Iglesia a la propuesta del Gobierno de acordar 10 puntos con la oposición.
"Esa es la madurez que reclamamos como ciudadanos, como cristianos, a la dirigencia política, sobre todo teniendo en cuenta que los problemas no se han resuelto ni con un gobierno de un signo ni con un gobierno de otro signo", aseguró Martín, que es también presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica.
En una entrevista con LA NACION, destacó la gran diferencia de clima y actitud con la última visita ad limina de 2009, en la que participó y habló del postergado viaje del Papa, que espera que se dé el año que viene o el próximo.
-Usted estuvo también en la última visita ad limina de 2009, hace diez años, cuando Benedicto XVI era papa y usted, obispo de Río Cuarto. ¿Qué cambios notó?
-Evidentemente estamos en otra época de la Iglesia, que está en una actitud de mucha más escucha y esa es la actitud que hemos encontrado en Roma, en los dicasterios, donde ellos mismos nos han dicho que "antes los obispos venían con miedo porque se bajaba una línea y ahora queremos escuchar, saber cuáles son las inquietudes y aprender también porque ustedes son los que están en la trinchera". Así que todos los encuentros en general han sido muy buenos. Hubo un diálogo muy abierto, también con el Santo Padre, que no tuvo ningún discurso, sino que quiso que habláramos muy libremente. Con él tuvimos un diálogo familiar por dos horas.
-¿Cuál es su balance?
-Muy positivo. Me voy con varias enseñanzas del Santo Padre respecto de la vida de la Iglesia, de los seminarios, de los sacerdotes, de las órdenes religiosas y, sobre todo, del espíritu que asumen todas las congregaciones con la base en el gran documento pastoral del Papa, Evangelii gaudium, del lanzamiento de la Iglesia hacia la misión. El paradigma hoy es la misión y en esto están llamadas todas las instituciones, y nosotros también, a convertirnos pastoralmente en una actitud misionera.
-De la reunión con el Papa, ¿qué fue lo que más lo impactó?
-Personalmente, primero, que nos dedicó todo el tiempo del mundo para conversar, que estaba con paz, se lo ve un hombre en paz y con una lucidez y una capacidad de reflexión durante dos horas extraordinaria, y que nos animó al coraje apostólico y a la audacia misionera.
-Según contaron, en el encuentro el Papa dijo que le duele la polarización que hay en el país y que expresó su deseo de viajar a la Argentina. ¿Es esa polarización lo que posterga su viaje?
-De eso no dijo absolutamente nada. Dijo que en un momento estaba programado el viaje, estaba en la agenda cuando iba a ir a Chile, pero como hubo elecciones en noviembre se tuvo que dar en enero y ya en la Argentina no se podía. Pero después no dijo más nada.
-¿Se puede esperar una visita el año que viene?
-No sé, esto es una interpretación mía, pero se puede esperar. Si el Papa dijo que estaba en agenda, entiendo que el Papa tiene intención de ir a la Argentina. Ahora, ¿cuándo?, no sé. No me puedo aventurar a generar expectativas: puede ser el año que viene o el otro, no sé. Nosotros lo anhelamos y el Papa esto lo sabe.
-Según dijeron, durante el encuentro con él, no se habló de política, no se mencionó ni a Macri ni a Cristina, ni nada. Pero el episcopado en general, ¿cómo percibe lo que está pasando y cómo está actuando este gobierno?
-Evidentemente, con preocupación por la situación de incertidumbre que se ha generado respecto de un proceso económico que parecía que iba a querer superarse y que se ha desarmado y de esta falta de entendimiento, aunque ahora pareciera que las cosas están cambiando...
-Esa era otra pregunta: ¿cómo evalúa la propuesta que hizo Macri de un acuerdo de estabilidad con la oposición?
-Este diálogo que está iniciando el Gobierno a mí, personalmente, me genera tranquilidad, que la dirigencia comience a dialogar. Porque esto es como un padre y una madre de una familia: si los padres se pelean los pobres chicos quedan en zozobra, en angustia; si se entienden, los chicos se aseguran. Supongamos que esto es una gran familia, los dirigentes hacen las veces de padre, pues tienen que entenderse entre ellos para dar seguridad al pueblo, una certeza de un camino, que no haya sacrificios, sufrimientos, sino una certeza de un camino. Y esa es la madurez que reclamamos como ciudadanos, como cristianos, a la dirigencia política, sobre todo teniendo en cuenta que los problemas no se han resuelto ni con un gobierno de un signo ni con un gobierno de otro signo. Creo que es de inteligentes y de humildes decir: "Bueno, pongámonos en una mesa y busquemos un acuerdo, un consenso, lo más amplio posible".
-Un gran desafío...
-El gran desafío en la Argentina es que tenemos que vivir todos juntos: el otro no es alguien que yo tengo que eliminar, el otro es el otro. El gran desafío de todos es cómo dialogar y cómo convivir juntos para la construcción del bien común, no para comernos los unos a los otros.
-Así que cuando leyó esta noticia de estos 10 puntos le pareció bien...
-Siempre la Iglesia ha apostado por el diálogo. El Evangelio es diálogo, el Papa nos plantea la cultura del encuentro, es de gente que va madurando el hecho de dialogar. Lo que pasa es que se empiezan a generar no diálogos, sino enfrentamientos y epítetos que se dan unos a otros que realmente generan más distancias...
-La famosa grieta...
-Claro, porque entonces el otro no es alguien al cual yo puedo repeler, el otro puede tener pensamiento distinto y conducta, bueno, pero el otro está. Hay una frase de Alberdi que creo que dice: "También a los malos los tenemos que meter porque son de la familia", concibiendo que somos una familia. Ahora, si no somos de una familia, ahí sí viene eso de "estos sí, estos no", "estos son los buenos, estos malos", y eso siempre ha sido así desde el pecado original... Por eso esto exige un esfuerzo inteligente y humilde de decir que los problemas no los hemos resuelto; la pobreza estructural en la Argentina hace veinte o treinta años que está y no la hemos resuelto. Entonces, por qué no nos sentamos a una mesa y no buscamos unos puntos mínimos para poder decir que hacemos un camino común, dentro de ciertas diferencias. Esa es la madurez que necesitamos. Por eso, cuando hay intentos de diálogo, entendiendo que es un intento sincero y auténtico, no una cosa para ganar tiempo u otros fines, es positivo.
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