Fórmulas “mixtas”: el plan que tejen en Juntos por el Cambio al calor de la interna para evitar rupturas en 2023
En medio de las tensiones por el armado electoral del año próximo, referentes de Pro y la UCR exploran acuerdos para competir con listas mixtas con el objetivo de impedir una fragmentación
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Tras los últimos choques de alto voltaje entre las figuras de Juntos por el Cambio (JxC), los jefes de la coalición opositora se aferran a una serie de suposiciones. En primer lugar, conjeturan que las primarias serán la instancia decisiva para la reconfiguración de liderazgos en el espacio. En segundo término, en pleno debate interno sobre cuál debe ser el sentido y la dirección de las reformas que debería encarar un próximo gobierno de la fuerza, en caso de que logren un triunfo electoral en 2023, los referentes de JxC presumen que lograrán sintetizar las distintas miradas sobre el modelo de país que conviven en el frente en un plan económico. Y, en tercer lugar, creen que la apuesta por las fórmulas “cruzadas” o “mixtas” les permitirán evitar una fragmentación que favorezca las posibilidades electorales del kirchnerismo y ponga en riesgo un eventual regreso a la Casa Rosada.
Al calor de la interna, los referentes de JxC debaten cuál es la mejor estrategia para asegurarse una victoria en las urnas y disipar los fantasmas de una fractura. Sin un manual de instrucciones para administrar las diferencias -crece la grieta entre la apuesta al “cambio light” y el “schock” de derecha-, deben definir las reglas de juego para las PASO -la eventual suspensión sería una amenaza para el espacio- y formular una propuesta que les permita recuperar el poder. Tanto Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich como Gerardo Morales, Martín Lousteau y Alfredo Cornejo están dispuestos a habilitar la implementación de fórmulas “cruzadas” en 2023 para impedir que la disputa electoral por las candidaturas entre Pro y la UCR en las PASO desgaste la imagen de la coalición -temen convertirse en un reflejo del experimento fallido del Frente de Todos- o genere fisuras que dañen su capacidad electoral y le quiten soporte político a un nuevo gobierno. A fin de cuentas, apuestan a las nóminas mezcladas como un mecanismo para preservar la cohesión interna.
Quienes impulsan la idea consideran que “mezclar” candidatos sería la mejor manera de garantizar que JxC será una coalición de gobierno si logra retornar al poder. Para sostener el planteo, apelan al antecedente de las legislativas de 2021. En las PASO, la fuerza superó internas en 17 provincias. En la mayoría de esos distritos, representantes de las distintas ramas internas de Pro o la UCR, alfiles de la CC, la fuerza de Elisa Carrió, o dirigentes peronistas aliados aparecieron intercalados en las boletas de JxC.
El plan para implementar el mecanismo de binomios híbridos -es decir, en las que estén mezcladas postulantes a presidente y vice de Pro, la UCR, la CC o Encuentro Republicano Federal, de Miguel Ángel Pichetto-, tomó más fuerza en la cúspide de JxC después del acto del radicalismo en Costa Salguero en homenaje a Raúl Alfonsín. En ese cónclave, en el que la UCR presentó a Lousteau como candidato a jefe porteño, Morales blanqueó su deseo de acodar fórmulas “integradas” con el Pro en 2023. Para el gobernador de Jujuy, que se alista para lanzar su postulación a presidente en diciembre o enero, esa táctica garantizaría que JxC funcione como “un gobierno de coalición de verdad” ante un eventual triunfo. Eso sí, Morales insiste en que es necesario acordar un plan de gobierno y asignar “responsabilidades concretas para los miembros” del espacio.
En este debate, Lousteau sintoniza la misma frecuencia que Morales. De hecho, el senador aseguró en Costa Salguero que pretende ungirse como “el candidato a jefe de gobierno de una coalición”. Sus armadores repiten que el Pro no puede volver a cometer el mismo error de la gestión de Macri, en el que el radicalismo tuvo un rol de reparto. Apuestan que JxC se convierta en un frente político “pluripartidario”. Y, como Morales, Lousteau pretende que exista una relación simétrica con sus socios del macrismo. Por eso motivo, cuidan su acuerdo “tácito” con Larreta en la Ciudad. En un tira y afloja, le muestran las garras de la UCR al Pro: no quieren que el macrismo vuelva a gobernar en la Nación, la provincia y la Ciudad. Exigen a sus aliados explorar un pacto para lograr un equilibrio de fuerzas.
“Con las fórmulas mixtas dejaríamos de ser una alianza electoral para ser una alianza de gobierno”, dicen en Evolución Radical. Días atrás, Lousteau le hizo un guiño a Larreta al mover su foto junto a Soledad Acuña, una de las aspirantes a jefa de gobierno de Pro.
Con tres gobernadores y más de 400 intendentes, la UCR exhibe una estructura con una gran capilaridad en todo el país para negociar con sus socios de Pro. ¿Y Facundo Manes? Los estrategas de Morales y Lousteau anhelan que el médico acepte declinar su candidatura presidencial para probarse primero como candidato a gobernador bonaerense. Argumentan que el escenario económico y social es demasiado complejo y que el próximo gobierno requerirá de hombres con amplia experiencia en la política y la gestión. Pero el neurólogo insiste en que irá por el premio mayor: la Presidencia.
Manes percibe que su proyecto pone en jaque los planes de sus adversarios internos en la UCR que evalúan compartir una fórmula con el Pro e inquieta al sector del macrismo que pretende mantener el statu quo en JxC -es decir, el mismo esquema de 2015-. Los armadores de Manes no piensan acelerar los tiempos. Eso sí, quiere disputarle al Pro el liderazgo de JxC.
El médico apuesta por “renovar al radicalismo” y que la UCR vuelva a ser “un partido popular”. Cree que JxC no debe ser un solo partido político, sino una coalición electoral de fuerzas. Insiste en que el espacio debe ampliarse. Y se imagina al gobernador de Córdoba, Juan Schiarretti, o la senadora Carolina Losada como eventuales compañeros de fórmula.
En Encuentro Republicano Federal, el partido de Pichetto, quien pretende competir en la interna presidencial de JxC, consideran que es prematuro aún para evaluar alternativas, sobre todo, ante la chance de que el Gobierno suspenda las PASO, pero no descartan ninguna opción. Incluso, al auditor le gustaría repetir el binomio que compartió con Macri en 2019: suele decir que esa fórmula sacó el 41% de los votos.
En el ajedrez electoral, Larreta y Bullrich mueven sus piezas para seducir a las figuras del radicalismo. Mientras Macri se muestra más abocado a estimular el debate respecto a la identidad de JxC y promueve la discusión sobre el plan, los presidenciables de Pro estrechan lazos con la UCR. El jefe porteño asistió al acto en Costa Salguero del sábado pasado en un guiño a sus socios. Bullrich también tenía intenciones de asistir al homenaje a Alfonsín, pero ya tenía cerrada la reunión con el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, cuando Morales le envió la invitación. Durante su estadía en el país vecino también se vio con importantes empresarios y posibles aportantes de fondos para su campaña -varios amigos íntimos de Macri, incluso, estuvo su hermano Gianfranco-. Para evitar que Larreta acapare toda la atención en el evento de la UCR, mandó una carta y un representante suyo: Gerardo Milman.
En la mesa chica de Larreta no ocultan que pretenden tener a un radical sentado al lado del alcalde en el sidecar con que el pretende correr en 2023. Entre los posibles coequipers mencionan a Morales, Gustavo Valdés -el correntino pretende tener un rol nacional- o Losada. A Schiaretti u otros peronistas moderados, dicen, los imagina en un eventual Gabinete. Morales suele cenar con Larreta y Diego Santilli cuando viaja a la Capital, pero conservar su vínculo con la titular de Pro y no le cierra la puerta a un pacto con los “halcones”. Los armadores de Bullrich también imaginan que las fórmulas “cruzadas” serían una alternativa plausible y, por esa razón, ya exploran acuerdos con la la UCR, como Morales o Cornejo. El mendocino pica en punta para ser partenaire de la exministra. Con Cornejo tienen coincidencias en el plano programático y buena sintonía política.
Como una suerte de “jurado” del cambio, Macri mira desde un costado en el centro de la pista, donde se mueven los presidenciables de la oposición. Atento al tinte belicoso de la interna entre Larreta y Bullrich, busca entrar en escena para acordar reglas de competencia entre sus herederos. “Cree que se viene un momento bravo”, comenta un dirigente de Pro que habló con Macri durante las últimas horas.
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