Formosa: un viaje al sistema clientelar que perpetúa a Insfrán
Ya lleva 24 años en el poder y mañana probablemente sea reelegido; aguinaldo adelantado, artimañas electorales y beneficios en los pagos, parte de la estrategia
FORMOSA.- El peronista Gildo Insfrán buscará mañana ganar su séptima elección consecutiva y extender su mandato como gobernador de Formosa hasta 2023. Ya lleva 24 años en el poder, récord absoluto en democracia. Se consolidó como un gobernador que encarna todos los vicios del feudalismo en una de las provincias más pobres del país, donde el clientelismo y el "apriete" a los opositores son moneda corriente, junto a una formidable maquinaria electoral que sigue muy aceitada.
En Formosa nadie duda de que Insfrán maneja también el Poder Legislativo y la Justicia y utiliza al Estado -la gran fuente laboral de esta provincia pobre con poco empleo privado- como la moneda de cambio para perpetuarse. Además, persigue a los periodistas críticos y armó un aparato de propaganda con la millonaria pauta oficial.
Si bien no se difundieron sondeos, dirigentes oficialistas y opositores descuentan que Insfrán volverá a ganar mañana. Su principal rival es el joven diputado provincial Adrián Bogado, un abogado de 44 años, hijo del histórico vicegobernador de Insfrán Floro Bogado.
Bogado rompió con Insfrán poco después de la muerte de su padre y acordó con Marcos Peña ser el referente de Nuevo Frente, un espacio que aglutina a radicales, peronistas disidentes y miembros de otros partidos. "La gente ya está cansada de Gildo Insfrán, quiere una alternancia. Este modelo se burla de los pobres", afirma Bogado a LA NACION.
El gobernador de Formosa, a través de su vocero, declinó hacer declaraciones para este diario. Insfrán ganó en las últimas tres elecciones de gobernador con contundencia: en 2007 sacó 75%; en 2011 obtuvo 76% y en 2015 ganó con el 73,3%.
Los defensores de Insfrán destacan que es un buen gestor, que paga los sueldos en tiempo y forma y que junto a Néstor Kirchner logró la Reparación Histórica para una de las provincias más postergadas del país. Por esta ciudad se ven varias gigantografías enormes con las imágenes del expresidente e Insfrán. No se ven, en cambio, carteles de Cristina.
"Formosa era un territorio de frontera pensado como moneda de cambio en un eventual conflicto fronterizo. No estábamos en el sistema interconectado de energía eléctrica, no había salud, casi no había cloacas", explicó Roque Giulio, un empresario pyme que tiene una librería frente a la céntrica Plaza San Martín y que -se nota- habla desde las convicciones políticas. Entre las principales obras de Insfrán está la ruta nacional 81, cientos de escuelas y el Hospital de Alta Complejidad Juan Domingo Perón. También construyó una costanera muy vistosa que le cambió la cara a la ciudad.
"Hay un desgaste en la gente, está cansada y se nota", dijo a LA NACION Luis Naidenoff, el senador nacional por la UCR, mientras repartía boletas de la fórmula Floro-Iván Kaluk (radical) en pleno centro formoseño. Salvo ese cuadrado de 20 cuadras por 20 cuadras, casi toda la capital tiene el aspecto de una localidad del tercer cordón del conurbano. Para Naidenoff, como para Bogado, una de las claves de las victorias de Insfrán es la polémica ley de lemas. Desde la entrada a la ciudad por el bulevar Gutnisky hasta la costanera, con 50 cuadras sembradas con carteles de lona que publicitan candidatos que casi nadie conoce. Acaso la política sea la actividad más próspera en un lugar tan postergado. La ley electoral en Formosa obliga además a cada frente a pagar la impresión de las boletas, que son muchísimas por la cantidad de sublemas. Insfrán mandó a imprimir 60 millones y la oposición solo pudo afrontar 6 millones. A un costo de $1 por boleta.
Para Bogado, el gobernador está obsesionado por el poder y tiene síndrome de Hubris. "No confía en nadie y puso como vicegobernador a su ahijado", explicó, en referencia a Eber Solís, de 36 años. Otros dos familiares que puso Insfrán en la lista de diputados provinciales (se renuevan 15, la mitad de la Cámara) son su hermano Carlos Hugo (3°) y su hija Yanina (8°). La segunda en la lista es Beatriz Lotto, la contadora que fue ministra de Economía y está implicada en la causa de Ciccone.
Las tácticas del clientelismo y los "aprietes" del aparato electoral de Insfrán se repiten elección tras elección. Por ejemplo: adelantó el pago del aguinaldo previsto inicialmente para fin de mes. El jueves cobraron los jubilados y pensionados, y ayer, los estatales activos. Se podían ver por el centro las largas colas en los cajeros del Banco de Formosa.
Esa entidad financiera, controlada por el Gobierno, además sacó un plazo fijo promocional con una tasa del 55% y un aviso muy elocuente en los diarios: "Hacé rendir más tu aguinaldo". El aviso incluye una leyenda inusual para este tipo de productos financieros. "Promoción válida hasta el viernes 14/6".
Otra maniobra de Insfrán fue postergar para después de las elecciones la llegada a los hogares de la factura de Refsa, le empresa estatal de luz y gas. Lo normal sería que la factura llegara en los últimos días de mayo, para pagarse del 1 al 10.
"Pago 4000 pesos de factura de Refsa por mes", explicó a LA NACION Juan, de 20 años, quien cuida el baño público de la Plaza San Martín y vive con su padre y su hermana.
Según pudo saber LA NACION, anteanoche, en el cierre de campaña, el intendente de Formosa, Jorge Jofre, mantuvo una reunión con punteros barriales y les advirtió que las boletas tenían un dispositivo que permitía su trazabilidad. Es decir, se podía saber si la boleta iba o no a la urna. "Es una mentira para meter miedo, pero lo peor, me decía nuestro amigo, es que algunos se lo creyeron", dicen en el equipo de Bogado.
La oposición afirma que Insfrán hace de todo para abultar los resultados. Votos que aparecen pegados en las urnas, fallecidos que figuran en los padrones y paraguayos que tienen DNI argentino, cobran planes y cruzan el río para votar. "El oeste de Formosa es muy pobre y hay gente que vende el acta", explicó Bogado. Se trata del documento que firman las autoridades de mesa. Insfrán, además, les dio a los policías la posibilidad de votar en el lugar donde prestan servicio. En total son 4000. Dicen que es frecuente que voten a la mañana en su ciudad y a la tarde en la escuela que van a custodiar.
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