Formosa: sigue la tensión y los comerciantes dicen que desobedecerán la fase 1

Pese al revuelo generado tras la amplia manifestación del viernes en Formosa, fuertemente reprimida por la policía local, el gobierno de Gildo Insfrán no da el brazo a torcer y descarta la posibilidad de deshacer el regreso a la fase 1 de cuarentena en la capital, uno de los principales motivos que disparó la marcha. Lo afirmaron, este mediodía, los funcionarios a cargo de la conferencia de prensa diaria en la que se reporta la situación sanitaria de la provincia. El principal alfil de Insfrán, Jorge González –ministro de Gobierno, Justicia, Seguridad y Trabajo–, quien suele liderar las presentaciones, el sábado brilló por su ausencia.

Los formoseños, sin embargo, autoproclaman haberse “despertado”, y advierten que seguirán en la calle, desafiando las restricciones. Así lo hicieron durante la jornada de hoy, jóvenes, comerciantes y profesionales que se agruparon en pequeñas movilizaciones en las cercanías de la casa de gobierno provincial, y lo seguirán haciendo hasta conseguir un revés oficial. En particular, es el sector gastronómico el que se mantiene más firme.

“Los dueños de los bares van a seguir abriendo, aunque no los dejen trabajar”, afirmó a LA NACION el secretario de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (Uthgra) José Bordes, tras indicar que el gremio de gastronómicos se reunió con la segunda línea de Insfrán, en un encuentro “seco y durísimo”.

“Se reunieron este sábado con el ministro de Gobierno [González] y el ministro de Economía [Jorge Ibañez]. Pidieron una reunión con la CGT y las cámaras empresarias, y están a la espera de una respuesta”, dijo Bordes, y agregó, sin buenas expectativas: “El gobierno fue seco. La gobernación está durísima”.

El viernes por la noche, luego de la manifestación, los comerciantes gastronómicos desafiaron la normativa provincial y abrieron las puertas de sus restaurantes para recibir a las personas que todavía se movilizaban. En la Uthgra sostienen que la totalidad de los bares de la zona céntrica de la capital adhirieron a la iniciativa, y estiman que, en los alrededores, abrieron un 30% de los locales.

“La gente acompañó de manera sorprendente, hasta pasadas las dos de la mañana. Nunca tuvimos tanta fila. La gente tocaba bocina, cantaba el himno. Fue impresionante. Hoy volvemos a abrir y vamos a seguir con esta medida”, afirmó a LA NACION Marcelo Ocampo, dueño del bar Pepe Guapo, ubicado cerca de la plaza San Martín, en pleno centro de la ciudad de Formosa.

Aunque se desobedeció la disposición oficial, ningún bar fue clausurado. “La policía intimó a dos colegas, pero, al parecer, llegó una orden de la intendencia de no clausurar. Hoy veremos qué pasa”, dijo Ocampo, con incertidumbre.

Sin vuelta atrás

Este mediodía, durante la presentación del parte provincial de Covid-19 número 363, el ministro de Economía formoseño, Jorge Ibañez –quien tomó la conducción ante la ausencia de González–, se mostró firme respecto de las restricciones en la ciudad capital. “Continúa en fase 1, pero no por un capricho del Consejo [de Atención Integral de la Emergencia Covid-19] sino por una realidad dolorosa, que es la curva de infectados, que se fueron y se van acelerando día a día. No hay otra forma de detener el contacto masivo”, afirmó, tras anunciar 17 casos positivos en la capital y una totalidad de 31 en la provincia.

Aún con la restricción en pie, Ibañez dijo que el gobierno de Insfrán “va a dialogar para consensuar soluciones, como lo hizo siempre”, e indicó que la movilización del viernes fue “un hecho violento y de carácter político”. “Dialogaremos con el comercio local, buscaremos alternativas y formas, como lo hemos hecho siempre. pero la respuesta violenta de la política es otra cosa”, disparó.

“En las imágenes no vi muchos trabajadores de esos lugares, ni propietarios. Sí hubo un uso político de este reclamo. Me parece que hay dirigentes políticos que se están aprovechando de estos reclamos y tienen una cobertura mediática nacional tremenda, pocas veces vista”, continuó el funcionario, quien, además, defendió la represión policial: “La policía de la provincia cumplió un papel muy profesional de soportar todo tipo de objetos que fueron lanzados por un grupo de manifestantes y, pasado mucho tiempo, actuó para disuadirlos”.

Tras difundirse imágenes de formoseños heridos por balas de goma y cachiporras y envases gases vencidos que fueron utilizados para la represión, el rol de la policía fue fuertemente cuestionado por organizaciones de derechos humanos, como Human Rights Watch. La Iglesia también repudió el accionar policial.

El presidente del Episcopado, Oscar Ojea, le envió una carta al obispo de Formosa, José Vicente Conejero Gallego. “Ciertamente es preciso adoptar todas las medidas sanitarias que sean necesarias para combatir el Covid-19, dentro de la razonabilidad y conforme al contexto de su circulación, pero de ninguna manera puede aceptarse el ejercicio de cualquier forma de represión violenta contra ciudadanos que reclaman por la plena vigencia de sus derechos humanos y sociales”, señaló Ojea, en un mensaje de “cercanía fraterna y solidaridad” por la situación que atraviesa Formosa.

Si bien cesó la represión, las fuerzas de seguridad provinciales se mantienen formando un cordón en la calle de acceso a la casa de gobierno –epicentro de las manifestaciones–, que permanece vallada desde el viernes. Seguirán allí, porque los formoseños también prometen hacerlo. El domingo viajará a Formosa, por tercera vez, el diputado Waldo Wolff, acompañado de la presidenta de Pro, Patricia Bullrich, y, según adelantó a LA NACION el legislador, la comitiva se unirá a movilizaciones. También, volverá a visitar Clorinda, la localidad que lleva casi 190 días cerrada.

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