Asamblea Legislativa 2022: Alberto Fernández admitió que las tarifas subirán más de lo anunciado y quemó puentes con la oposición
Dijo que presentará el acuerdo esta misma semana; apeló a un discurso hostil con el macrismo, que desató la salida del recinto de los legisladores de Pro
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Con el acuerdo recién cerrado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el presidente Alberto Fernández se presentó ante la Asamblea Legislativa con una prédica que parecía destinada a complacer los oídos de la vicepresidenta Cristina Kirchner. Insistió que no se impondrá un ajuste fiscal sino que, por el contrario, impulsará una expansión del gasto real pese a la reducción gradual del déficit comprometida con el Fondo; negó cualquier intento de reforma previsional o laboral y, si bien admitió que las tarifas energéticas subirán más allá de lo anunciado, no escalarán al nivel que exigía el organismo internacional.
Fue un discurso largo, de poco más de una hora y media, anodino y contradictorio a juicio de la oposición. La vicepresidenta Cristina Kirchner siguió desde el estrado todo el discurso y acompañó a Fernández hasta la salida, con gestos amables pero con una frialdad difícil de ocultar. El oficialismo, sin el entusiasmo de otras veces –de hecho, Máximo Kirchner pegó el faltazo-, solo estalló en aplausos cuando Fernández embistió contra el gobierno de su antecesor Mauricio Macri por el “desatino” de haber contraído una “deuda impagable” con el FMI de 57.000 millones de dólares en 2018.
“Nadie consultó al Congreso Nacional para tomar esta enorme deuda. En cambio, nosotros elevaremos los documentos que constituyan el Acuerdo al Congreso de la Nación con la totalidad de los detalles. Necesitamos que nos acompañen y apelo así al compromiso nacional de todos y todas”, enfatizó el primer mandatario.
Aquel fue el momento más tenso de la sesión. Cuando Fernández insistió en que la Justicia investigue aquel endeudamiento, la bancada de Pro liderada por Cristian Ritondo y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta –sentado en una de las hileras del palco- se retiraron del recinto. En cambio, el resto de los bloques que componen Juntos por el Cambio decidió permanecer en sus bancas, en tácito reproche por la actitud de sus socios.
“Ellos (por los legisladores de Pro) tenían pensado retirarse del recinto si Fernández iba con un discurso agresivo y hostil. No compartimos esa decisión, fue desproporcionada”, se quejaban, por lo bajo, distintos referentes de la coalición opositora al finalizar la sesión. Por ahora Juntos por el Cambio no modificará su postura de facilitar el debate del acuerdo con el FMI en el Congreso, anticiparon sus voceros, aunque admiten que el tono del presidente “no ayuda” a crear un clima de consenso cuando el texto definitivo ingrese en la Cámara de Diputados, cuyo arribo (demorado) se espera antes de que finalice esta semana.
“A partir de esta semana esperamos que esté en manos de los legisladores y las legisladoras nacionales considerar la aprobación del acuerdo que se alcance con el staff del FMI para dar previsibilidad a los argentinos y argentinas”, señaló Fernández.
Sobre el aumento de las tarifas energéticas, el presidente enfatizó que éstas se ubicarán “por debajo de la evolución de los salarios”. Según detallaron luego fuentes del Ministerio de Economía, este nuevo esquema establece que los sectores más vulnerables que reciben alguna protección social sólo recibirán de incremento el 20% ya anunciado, mientras que se impondrá tarifa plena (sin subsidios) para el decil más alto (10% de la población). El resto de los hogares recibirá un aumento por debajo del crecimiento de los salarios.
Así planteado, finalmente imperó la propuesta que elaboró el ministro Martín Guzmán, que se ubica en un punto medio entre las exigencias del FMI y el esquema elaborado por el kirchnerismo. Los funcionarios del área de Energía, que responden a Cristina Kirchner, pretendían que el aumento no excediera el 20%.
En otro pasaje de su discurso ante los legisladores, Fernández anunció también que había llegado a un acuerdo con China para aumentar el swap de divisas vigente y reforzar así las reservas del Banco Central. “China siempre nos ha ayudado en los momentos difíciles”, lanzó el jefe de Estado, que no hizo mención alguna al papel de los Estados Unidos para facilitar las negociaciones con el FMI.
Tibieza y omisiones
Al iniciar su discurso, luego de que el radical Mario Negri reclamara a gritos desde su banca que se llamara a un minuto de silencio por la situación de Ucrania, Fernández se refirió al conflicto que conmociona al mundo.
“La paz del mundo se altera por la invasión militar de la Federación de Rusia sobre Ucrania. Otra vez la violencia bélica arrasa vidas humanas”, enfatizó, aunque evitó hacer una condena formal.
A lo largo de su mensaje, Fernández exaltó su gestión de la pandemia -en particular de la campaña de vacunación- y, pese a las críticas que recibió por el impacto económico y social que provocó la imposición de una cuarentena tan larga y estricta, no hizo autocrítica alguna. Por el contrario, reprendió a los “medios de comunicación dominantes” que infundieron “desánimo y desconfianzas” en la población.
“Todo lo que hice combatiendo la pandemia no tuvo otro objetivo que no haya sido el de salvar la mayor cantidad de vidas, en un contexto difícil e imprevisible -sostuvo-. No soy infalible; lejos de ello, soy un ser humano. Me he equivocado en ocasiones, pero tengo la íntima tranquilidad que ninguna persona que habita nuestro país quedó sin la atención sanitaria que su salud reclamaba.
En buena parte de su discurso abundó en la agenda de los ministerios aunque, llamativamente, no hizo mención alguna a los incendios que provocan una tragedia ambiental en Corrientes, reprochó la oposición.
Sí, en cambio, se refirió al flagelo de la inflación -que alcanzó el 50,7% interanual el mes pasado-, la cual endosó a la herencia recibida de Mauricio Macri.
“La inflación es el gran problema que tienen los argentinos y las argentinas en este momento y, sin ninguna duda, es también la principal preocupación y el principal desafío del Gobierno. Hay muchos factores que inciden en la inflación y todos tienen que ser atacados coordinadamente”, se limitó a decir, sin mencionar una sola medida para combatirla.
Dedicó, en cambio, largos párrafos para denostar al Poder Judicial, todo un clásico en los discursos presidenciales ante el Congreso. Tras criticar los fallos judiciales que favorecieron a las empresas prestatarias de telecomunicaciones para que no se declare servicio público a la telefonía celular, internet y cable, insistió en la necesidad de una reforma de la justicia federal, iniciativa que está congelada en la Cámara de Diputados por el rechazo de toda la oposición.
“Esa reforma que impulsé fue resistida por la oposición para beneficiar a algunos funcionarios del gobierno anterior que deben rendir cuentas. Saben que tienen aliados en fiscales y jueces de la justicia federal”, cuestionó ante la mirada impertérrita de los jueces de la Corte Suprema, presentes en los palcos.
Hacia ellos también dirigió algunos dardos.
“La conformación y funcionamiento de la Corte Suprema de Justicia también debe ser objeto de análisis y decisión en este ejercicio legislativo”, sugirió.
El mensaje pareció dedicado a complacer a la vicepresidenta, acosada por varias causas judiciales y quien hizo del “lawfare” su disputa con los jueces. El kirchnerismo aplaudió sus palabras, al igual que cuando el presidente aludió al supuesto espionaje ilegal orquestado por el gobierno de Macri.
“Existieron serias interferencias de los servicios de inteligencia en el funcionamiento de las instituciones de la República. A la luz de lo que hoy sabemos, no habíamos llegado a tener real dimensión del enorme daño que esas intromisiones causaron”, sostuvo Fernández, quien prometió una nueva reforma de la ley de inteligencia.
No fue el único proyecto que anunció. También prometió otra decena de iniciativas, entre ellas una ley de empleo joven, un plan argentino de ciencia y tecnología 2030, una nueva ley de bionanotecnología y una iniciativa sobre el uso del hidrógeno. Fernández es pródigo a la hora de las promesas; sin embargo, son pocos los proyectos anunciados entre bombos y platillos que finalmente se convierten en ley. La razón habría que buscarla en el oficialismo, que aún tiene demoradas las iniciativas prometidas años anteriores.
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