Fervor banderas y expectativa en la calle: así fue la asunción de Javier Milei
“Para que haya un cambio de actitud, porque el hombre que no cumple es responsable”, repetía un militante con un megáfono. Estaba parado en la Plaza del Congreso. Frente a él, en menos de una hora pasaría Javier Milei. En el banco que estaba a su lado, se sentó Néstor Alfredo Fernando, de 78 años, con un león de peluche en su falda. “Sí prometo”, se leía en la bandera que le había puesto en el cuello. “Que mejore esto por favor, que baje la inflación, que podamos comer bien, no podemos comer nuestra propia carne”, señaló.
Las personas que se reunían frente al Congreso cantaban: “¡Argentina! ¡Argentina!”. De vez en cuando el tema se interrumpía por el clásico latiguillo: “¡Viva la libertad, carajo!”.
Cumplieron. Cuando faltaba una hora para que llegara el flamante presidente, los alrededores del parlamento estaban invadidos de militantes vestidos con camisetas de la selección. Siguieron el pedido de Milei que les había pedido que fueran a la plaza con banderas argentinas, al estilo que en los últimos años caracterizó a Juntos por el Cambio. Sumando otra medida disruptiva, el líder libertario optó por hablar en las escalinatas del Congreso, algo que no había sucedido en los 40 años de democracia.
Además de las argentinas y las clásicas libertarias, había también banderas de Venezuela, Brasil y Paraguay. Joao y Auxiliana, ambos de 69 años, viajaron 18 horas para llegar. “Solo para ver a Milei”, repetían. Estaban envueltos en la bandera brasileña. Vinieron desde Fortaleza porque “creen en sus valores, en la familia, en la patria” y porque Brasil y la Argentina deberían ser “países hermanos”.
“Señor presidente: privatice todo”, se leía en el cartel que tenía Esteban de León. Tiene 36 años y era la primera vez que iba a una asunción presidencial. Es de Santa Fe, llegó esta mañana en un micro con otras 51 personas. “Toda con la nuestra lo pagamos”, aclaró. Y agregó: “[Estamos] felices porque, al fin, tenemos un presidente nuestro y que le ganó a todo el poder mundial. Al ´presidente Tramontina’, a Lula, a los tosedores, a Maslatón. Que reviente a todos los zurdos y que volvamos a ser un país de primer mundo, cono Singapur”.
Pese a los 25°C que se registraron, que en la Plaza del Congreso parecían ser muchos más, René se enfundó en un disfraz de león: máscara, traje y hasta zapatos de peluche. “No siento el calor porque siento emoción. Esto es inédito. [Milei] es el único que puede arregarlo y por eso tenemos que venir. El 56% que lo votó tiene que acompañarlo, porque ya avisaron que van a estar en contra”, contó.
Como siempre, el merchandising se adaptó rápido. Por $2000 se podían conseguir banderas chiquitas argentinas, o las que acompañaron al ahora presidente durante toda la campaña: amarillas con un león negro. Las grandes costaban $4000. No faltaron pins con la cara del libertario ni remeras. También había algunas con la frase que instalaron en los últimos días: “No hay plata”.
El escenario estaba listo, cada tanto probaban sonido, cada vez faltaba menos para que Milei hablara por primera vez como presidente.
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