Fernando Solanas: "No se puede cambiar el país sin una nueva mayoría"
El candidato a senador de UNEN cree que Pro es coyuntural y no tiene proyección
Fernando "Pino" Solanas enfrenta uno de los desafíos más decisivos de su carrera política. Si el próximo domingo triunfa, será entronizado como aquel que logró arrebatarle al kirchnerismo una banca clave en el Senado y se convertirá en uno de los protagonistas indiscutibles con vistas a 2015. De lo contrario, si sale derrotado, no sólo quedaría fuera de la Cámara alta, sino que UNEN, la amalgama progresista que él contribuyó a articular en la Capital, perdería buena parte de su impulso inicial.
Solanas intenta aventar esos fantasmas. "Estamos confiados, nos va a ir bien. Lo percibo por el eco que estamos recibiendo en la calle. Si yo comparo con otras elecciones, ésta es la que mayor respuesta popular tuvimos", enfatizó el candidato a senador porteño de UNEN y líder de Proyecto Sur en diálogo con la nacion. "Lo más importante -dice- es que el objetivo se cumpla y los tres senadores por la Capital sean de la oposición."
-¿Qué le diría a ese votante que en las primarias de UNEN votó por Alfonso Prat-Gay o Rodolfo Terragno?
-Le diría que UNEN es una construcción que expresa un todo, no una parte o un solo dirigente, y por lo tanto no se lo puede dividir, porque si no, debilitaría toda la propuesta. Justamente para nosotros la fuerza de UNEN es mantenerse unidos.
-Si usted pierde en estas elecciones, ¿se acaba la agrupación UNEN?
-No, de ninguna manera. Este espacio tiene dirigentes muy valiosos para seguir adelante.
-Pero es cierto que estos dirigentes tienen profundas diferencias entre sí y esto se reflejó en algunas votaciones en el Congreso. Sobre eso machacó el oficialismo.
-Ellos vienen picados por un virus ideologizante. La unidad no significa que hay que hacerlo todo con el idéntico; eso no tiene gracia. Las democracias contemporáneas están exigiendo la construcción de grandes mayorías; así se articulan las alianzas, con fuerzas diversas, pero no antagónicas. Yo insisto en que no se puede cambiar la Argentina si no construimos una nueva mayoría. Es lo que hicieron el Frente Amplio uruguayo y la Convergencia en Chile. Adentro esas fuerzas tienen fuertes debates, incluso crisis, pero cuando llegan las elecciones están unidos.
-¿Cambiará la dinámica del Congreso si la oposición le gana al oficialismo en estas elecciones?
-Por supuesto, el objetivo prioritario de nuestra fuerza será hacer funcionar el Congreso y debatir aquellos temas que siempre fueron cajoneados, como la crisis energética, la inflación, las deficiencias institucionales.
-Pero cuando la oposición tuvo mayoría en 2010 no pudo sacar demasiadas leyes...
-Es cierto, no se llegaron a conformar los acuerdos para consolidar esa mayoría, pero algunas leyes sacamos y fueron vetadas por el Poder Ejecutivo? Creo que como oposición tenemos la obligación de escucharnos y de tener una mirada amplia para corregir los errores del pasado.
-¿Cuál es, a su juicio, uno de los temas más urgentes de la Argentina que debería abordar el Congreso?
-Hoy, el narcotráfico es un tema gravísimo. El tiroteo en el frente de la casa de [el gobernador socialista de Santa Fe Antonio] Bonfatti es de una gravedad inusitada. Hoy han desembarcado en el país todas las ramificaciones de los carteles de México y Colombia. Pero atención: no hay desarrollo de la mafia sin el apoyo de nichos en la alta estructura política y en las fuerzas de seguridad y de inteligencia.
-¿Entonces cree que existe cierta connivencia del kirchnerismo con esas mafias?
-¡Cómo no lo va a tener! Hay que preguntarle al senador [del Frente para la Victoria] Aníbal Fernández: tuvo a cargo todas las fuerzas de seguridad como ministro del Interior y después como ministro de Justicia y Seguridad. Y al narcotráfico hay que sumar otros delitos complejos, como la trata de personas. En la Capital hay 1200 prostíbulos; de eso Gabriela Michetti [la candidata de Pro] no da respuesta.
-Pero Pro va primero en las encuestas para estas elecciones porteñas...
-Es coyuntural. El macrismo tiene el drama de no saber adónde está parado ni adónde va y tiene manejos muy similares al kirchnerismo: hay sobreprecios en la obra pública, vetó más de 100 leyes, no tiene ley de ética pública ni tampoco una ley de primarias. El macrismo ya comenzó a vivir su ocaso.
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