Fernando Navarro: "En una realidad pésima, no hacés lo que querés, sino lo que podés"
El flamante secretario de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete advierte que las decisiones deben analizarse desde la emergencia y refuta las críticas a Axel Kicillof
El Chino Fernando Navarro, uno de los jefes del Movimiento Evita, se ganó la confianza de Alberto Fernández durante la campaña electoral y, desde el 10 de diciembre, se desempeña como secretario de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete. Cultor de un tono moderado, afirma que en las primeras tres semanas de gobierno se puede notar un cambio en el rumbo económico, pero pide que las medidas se evalúen en el marco de la emergencia.
"En una realidad pésima no hacés lo que querés, si no lo que podés", dice, en una charla con LA NACION, en la que toma distancia de las críticas que dirigentes de organizaciones sociales hicieron a la reforma impositiva de Axel Kicillof. "Hacer esos planteos es un poco pretencioso", afirmó.
-¿Ya se puede hablar de un cambio en el modelo económico? ¿En qué se nota?
-El Gobierno destinó $100.000 millones al 70% de los jubilados y a los titulares de la Asignación Universal y tomó medidas a favor de las pequeñas y medianas empresas. Poner esa plata en el mercado es un cambio muy importante. Igual, todas las medidas hay que evaluarlas en el marco de la emergencia.
-Teniendo en cuenta que los trabajadores perdieron un promedio del 20% de salario real en los últimos cuatro años, ¿es suficiente el aumento de $4000 que decretó el Gobierno?
-No es un aumento definitivo. Es un aumento a cuenta de lo que se resuelva en los meses subsiguientes. Para tener un balance y una opinión definitiva tenemos que ver cómo quedan las paritarias.
-¿Los salarios deberían ganarle a la inflación este año?
-Tenemos que lograr que se recupere el poder adquisitivo en un proceso gradual. Lo ideal es que le ganen a la inflación este año. Pero, como dijo el Presidente, recién a fin de marzo vamos a saber dónde estamos parados.
-¿A quién beneficiará y a quién perjudicará el aumento que los jubilados van a recibir en marzo?
-Tenemos que priorizar a los más perjudicados por el gobierno de Macri y cuidar que los demás no retrocedan. Es un proceso complejo. A veces me da la impresión de que se analizan las medidas como si estuviéramos en un país que está bien. En una realidad pésima no hacés lo que querés, si no lo que podés. Y si lo que podés está vinculado a la equidad, porque cuidás a los más débiles, me parece correcto.
-Dirigentes de movimientos sociales que integran el Frente de Todos calificaron en una carta la reforma impositiva de Kicillof de "moderada e insuficiente". ¿Coincide?
-Yo no participé de la redacción y, por lo que averigüé, muchos compañeros que aparecen firmando se enteraron del contenido cuando ya estaba publicada. Estaban de acuerdo con manifestar el apoyo al gobernador, pero la redacción no es buena. No comparto ese texto. Es lo mismo que lo nacional. Es un gobierno que asumió el 10 de diciembre, en una provincia que históricamente ha tenido problemas estructurales, económicos y financieros y le cuesta mucho autofinanciarse. Hacer esos planteos es un poco pretencioso.
-Lo están corriendo por izquierda a Kicillof.
-Está bien. Yo trato de ser realista y sensato. Integro una organización que ha sido parte del gobierno provincial y ha pasado transiciones parecidas. Si no lo decíamos antes, no tenemos por qué decirlo ahora. Pero es bueno que en las organizaciones sociales haya matices y distintas posiciones.
-Emilio Pérsico, secretario general del Movimiento Evita, firmó la carta.
-Emilio ni sabía lo que decía la carta. Pero no hubo mala leche. Tenía la voluntad de apoyar a Kicillof, pero no participó de la redacción.
-En la carta también le exigieron a Kicillof que no se acobarde ante las presiones de los sectores más acaudalados. ¿Se le puede exigir lo mismo a Fernández?
-Los dirigentes tenemos responsabilidades. No podemos mirar a Alberto y exigirle. Somos parte de este proceso, somos parte del Frente de Todos. Tenemos que saber cuál es la situación que enfrentamos y saber cuáles son las reglas de juego del capitalismo, al que estamos subordinados, entender que necesitamos resolver la macroeconomía. Si no encauzamos el tema de la deuda, el ingreso de dólares y las inversiones, es muy difícil que la microeconomía sea positiva para millones de argentinos.
-Hebe de Bonafini dijo: "Los ricos, los que más tienen, son nuestros enemigos". ¿Quién es el enemigo del Gobierno?
-Yo no tengo enemigos en el marco de la democracia. Tengo sectores con los cuales tengo diferencias, que creo que tienen una inmensa responsabilidad en lo que le ha pasado a la Argentina, no solo del 2015 en adelante, sino durante décadas. Lo que dice Hebe, aunque lo dice de una manera muy absoluta, es que los muy ricos tienen recursos a costa de los muy pobres. Ese es un fenómeno argentino y del mundo, porque ese es el capitalismo. La cuestión es cómo construir en ese esquema un sistema más equitativo. Para eso los que más tienen podrán tener pero también deberán entender que deben ganar menos para que los que menos tienen puedan lograrlo.
-Pero si se tocan intereses, aparecen enemigos.
-No quiero usar la palabra enemigo. Pero es cierto que aparecen opositores muy férreos. Lo sufrieron Cristina, Néstor, Alfonsín, Illia, Perón, Yrigoyen... Son los sectores de poder, que tienen un poder que no se somete a elecciones, que tienen que ver con la concentración económica. Hoy pasa mucho por el poder financiero, por los grupos monopólicos. Muchos empresarios, también políticos, intelectuales, gremialistas, periodistas deberemos repensar nuestra mirada del mundo y el país. Sin un compromiso nacional no podremos reconstruir la Argentina. Y no hay compromiso nacional sin compromiso social.
-Para acordar la deuda con el FMI hace falta el apoyo de los EE.UU., que manifestó su disgusto por el asilo político a Evo Morales. ¿Cómo se resuelve eso?
-Con firmeza, con delicadeza, con inteligencia. Es obvio que EE.UU. no tiene la misma mirada que tenemos nosotros sobre el golpe de Estado en Bolivia. Pero somos un país soberano. Si le pedimos permiso a EE.UU. para hacer política exterior, ¿con qué firmeza puedo negociar la deuda?
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