Fernández y Cristina apelaron a la economía para polarizar con el Gobierno
El candidato prometió que "nunca más" se peleará con la expresidenta; ambos intentaron moderar el tono y evitar agresiones directas hacia las figuras del oficialismo
ROSARIO.- Ante una multitud reunida frente al Monumento a la Bandera, Alberto Fernández y Cristina Kirchner cerraron ayer en esta ciudad la campaña del Frente de Todos de cara a las PASO con un mensaje de fuerte polarización con el gobierno nacional, aunque evitaron usar un tono agresivo y nombraron una sola vez al presidente Mauricio Macri.
"Escucho que cuando me reclaman que, por favor, haga que volvamos a conseguir trabajo, yo digo 'esto hay que hacerlo ya', porque lo único que ha producido Macri son cuatro millones y medio de pobres, y esto es lo que la Argentina no soporta", dijo Fernández, a cargo del discurso de cierre, parado delante de Cristina y de 13 gobernadores.
El respaldo de los mandatarios y la magnitud de la concentración -de unas 120.000 personas, según los organizadores- fueron los datos políticos más fuertes de una puesta en escena sin sorpresas ni golpes de efecto.
Tanto Fernández como Cristina reafirmaron los conceptos centrales de sus discursos de campaña: dijeron que se elige entre dos modelos de país y pusieron el foco en el crecimiento de la pobreza y en la necesidad de generar trabajo.
"Me dicen que hablo de economía porque me conviene. Yo no hablo de economía, hablo de valores. ¿Qué sociedad podemos tener si vivimos en una sociedad que abandona a sus abuelos? ¡Eso son valores!", dijo el candidato, e interrumpió su discurso para escuchar los gritos de la gente: "¡Se siente! ¡Se siente! ¡Fernández presidente!", le cantaron, en varias oportunidades.
Tras prometer que nunca más se va a pelear con la expresidenta, lanzó uno de sus conceptos favoritos: "Con Cristina sabemos que la política es representación de intereses. Frente a los que especulan con la timba financiera y los que invierten en la Argentina, votamos por los que invierten y producen. Entre los empresarios que dan trabajo y los que andan comprando Leliq, votamos por los empresarios que dan trabajo. ¡Y entre los jubilados y los bancos, nosotros elegimos a los jubilados!".
Fernández cerró su discurso con la promesa de profundizar el federalismo y, en una involuntaria alusión a Carlos Menem, dijo: "¡Tienen de mí la certeza de que nunca los voy a defraudar!". Quizá para dar un sello personal a la frase, remató: "Si alguna vez me ven claudicar en algo de lo que he dicho, salgan a la calle y recuérdenme que les estoy fallando".
Mientras por los parlantes sonaba "Mariposa tecnicolor", el hit de Fito Páez, Fernández fue a buscar a Sergio Massa, que estaba a un costado del escenario. Lo abrazó y lo llevó hasta el centro, donde el exintendente de Tigre saludó con un beso a Cristina Kirchner. Ella lo había mencionado durante su discurso, al destacar la unidad de buena parte de la oposición.
Fernández y Cristina no pidieron directamente el voto, como hizo esta semana el oficialismo, pero exhortaron a dirigentes y militantes a salir a convencer a los indecisos. Así cerró su discurso la expresidenta. "Quiero pedirles que no peleen -dijo, con las manos en posición de rezo-, quiero pedirles que hablen mucho y trabajen mucho, voluntad a voluntad, vecino a vecino, amigo a amigo. Haber elegido el Monumento a la Bandera no es casual, porque puede haber algunos como a mí que nos guste decir más patria, otros que les guste decir nación y habrá muchos que les guste decir república. Pero digas patria, nación o república, la única bandera que hay es esa, la de la Argentina".
Cristina habló 15 minutos, con un micrófono vincha color piel, igual que su compañero de fórmula. "Salieron a cuidar la pelota. ¿Para qué arriesgarse, si estamos arriba?", evaluó uno de los dirigentes que subieron al escenario.
La estética estuvo lejos del folclore peronista. Solo unos pocos en el público ignoraron el pedido para evitar las insignias partidarias y asistir con banderas argentinas.
La expresidenta estuvo a punto de cometer un desliz cuando, al terminar su discurso, no se dio cuenta de que su micrófono seguía encendido. "Vos sabés que yo tengo miedo", empezó a decir a Axel Kicillof cuando Alberto Fernández, que se disponía a hablar, se dio vuelta para avisarle.
"No voy a decir ninguna mala palabra, lo juro, si no me graban de la AFI después", bromeó ella en alusión a las escuchas, antes de pedir que le cortaran el audio.
Minutos antes, Cristina Kirchner frenó al público cuando empezaron a cantar contra Macri. "¡No, no, no! -dijo con la palma derecha extendida-, porque están esperando eso para seguir dividiendo a los argentinos. No les demos el gusto".
Eso sí: se permitió una alusión crítica a la gobernadora María Eugenia Vidal. Dijo que muchos dirigentes estarían de acuerdo con tener una "sociedad justa y equilibrada", "con un mercado potente, una industria nacional que multiplique las fuentes de trabajo", y enseguida agregó: "Salvo, claro, un puñado que piensa que los trabajadores no deben tener derechos y que el salario es el problema. Salvo ellos que piensan, o ellas, que los chicos pobres no tienen que llegar a la universidad pública".
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