Fernández promete priorizar la competencia y enfrentar la concentración de la economía
En su visita a México, confió que le preocupan las distorsiones en áreas sensibles, como los alimentos y las telecomunicaciones
CIUDAD DE MÉXICO.- "Estamos en el peor de los mundos. Todos quieren saber lo que vamos a hacer y no lo podemos decir", reflexiona Felipe Solá, antes de salir a dar una vuelta por esta ciudad superpoblada, que parece no detenerse nunca. Aún sin anuncios, su jefe político, Alberto Fernández, ajusta en México en reuniones con propios y ajenos las vías para sacar al país del "desastre", según la calificación del Frente de Todos. Y uno de los puntos a atacar para el presidente electo desde el 10 de diciembre es la "alta concentración" que ve en sectores sensibles, como los alimentos, pero también en otros no menos importantes, como las telecomunicaciones.
"Hay sectores absolutamente concentrados. No es que haya un culpable, hay que generar condiciones de competencia", afirmó Fernández en las últimas horas, según contaron a LA NACION en la delegación que lo acompaña en su gira mexicana.
El pan, la leche y la cerveza son algunos de los rubros que el presidente electo percibe como "concentrados", aunque no piensa -afirman también cerca de él- en una ley antimonopolio como la aprobada en 2018, impulsada por los oficialistas Elisa Carrió y Mario Negri, que nunca llegó a aplicarse del todo.
Fue este uno de los temas que Fernández conversó en la noche del lunes con una decena de acaudalados empresarios mexicanos, agrupados por el también empresario Alfonso Romo, a la vez funcionario de confianza del presidente azteca, Andrés Manuel López Obrador. Según asistentes a la cena privada, Fernández le endilgó al representante de la empresa Bimbo, Daniel Servitje, que su empresa controla el 80% del mercado argentino de pan lactal. "No es culpa nuestra, nosotros trabajamos", le contestó según un testigo el empresario, una respuesta que Fernández entendió.
La concentración del espectro comunicacional en pocas manos había sido tema de conversación del presidente electo con el millonario Carlos Slim, en la tarde del lunes. Slim, con diversos negocios y cuantiosas inversiones en la Argentina, sorprendió a Fernández con una planilla llena de datos sobre la economía nacional. Slim, que también tenía diálogo con Macri, quiere ingresar de lleno en el negocio de las telecomunicaciones y se opuso a la fusión de Telecom y Cablevisión, que dejó en desventaja a su empresa de telefonía Claro.
Fernández quedó más que conforme con su reunión con López Obrador, el lunes en el Palacio Nacional. Tanto que piensa emular su plan para los "ni-ni", jóvenes que no estudian ni trabajan, implementado con la fundación Scholas Occurrentes, del papa Francisco. Al exjefe de Gabinete de Néstor y Cristina Kirchner le gusta ese sistema de pasantías en las que jóvenes son capacitados en un oficio y cuyo sueldo lo paga el Estado. "Van a decir que soy populista, pero Macri les daba los planes sin enseñarles nada", se defiende Fernández.
Con la inflación como amenaza latente, elogia la decisión de López Obrador de establecer un "precio sostén" para asegurar ganancias de pequeños productores, "aunque en la Argentina me digan comunista", bromea en la intimidad.
Pensiones vitalicias
También parece dispuesto a imitar al líder mexicano en medidas de ahorro, como su polémica decisión de eliminar las pensiones vitalicias para los expresidentes. "Todo puede ser, va a ser un gobierno austero, no nos queda otra alternativa", lo escucharon decir al presidente electo en el desayuno que compartió con su pareja, Fabiola Yáñez, y sus colaboradores, un poco más tarde de lo que venía haciendo esta semana.
Para el próximo presidente, lo peor que hizo Mauricio Macri fue "generar una casta impresionante de funcionarios con sueldos por arriba de $90.000", por lo que prevé salarios estatales más deprimidos no bien se siente en el sillón de Rivadavia, contaron cerca de él.
Además de la economía, Fernández ya piensa en el día que asumirá el cargo. Invitó a López Obrador al traspaso, pero el mexicano solo le prometió "pensarlo", dados la crisis de seguridad y el estancamiento económico que atraviesa México. No le surge elogio alguno hacia Jair Bolsonaro, aunque ve como un gesto positivo "y autónomo" el llamado del vicepresidente brasileño, Hamilton Mourao, que sí estará en la Casa Rosada el día de su asunción.
Sostiene su decisión de mudarse a la quinta de Olivos a partir del 10 de diciembre, ya que dice: "Si no me mudo, tienen que devolver la quinta a sus dueños". También allí hay admiración hacia López Obrador, quien se mudó al Palacio Nacional y convirtió la residencia de Los Pinos en un centro cultural.
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