Fernández en México: Argentinos Juniors, Frida y encuentro con Drexler
CIUDAD DE MEXICO.-"Está River primero, pero nos falta un partido", dice Alberto Fernández, enterado del triunfo del club de Nuñez y en defensa de "su" Argentinos Juniors que, después de muchas temporadas mediocres, actualmente pelea el campeonato local.
"Es un verdadero milagro de este hombre, que Argentinos esté arriba", bromea Felipe Solá, hincha fanático del club de River y acompañante infaltable en cada reunión de Fernández por territorio mexicano.
El fútbol es, además de la música y el arte, otra de las pasiones reconocidas de Fernández, aunque en la intimidad se diferencie de Mauricio Macri. "A pesar de que me hicieron mil ofrecimientos, nunca acepté formar parte de la comisión directiva", responde, en referencia al club de La Paternal.
"Llegué antes para descansar, pero no me salió", reconoce Fernández, en referencia a su visita a México. Invirtió parte de su tiempo libre en lugares emblemáticos, como la Casa Azul de Frida Kahlo, a la que llegó en la tarde de ayer; las calles céntricas en las que mareas humanas celebraron el Día de los Muertos, o la Iglesia de Guadalupe, por donde pasó este domingo. "Con mucha admiración para una artista muy querida en la Argentina", escribió en el libro de visitas de la antigua casa de la artista, convertida en museo. Se quedó impresionado "por todos los personajes que pasaron por ahí", desde Diego Rivera hasta el revolucionario León Trotski. Cinéfilo, Fernández conectó esa visita con la película Medianoche en París, de Woody Allen, que recrea encuentros de intelectuales y artistas en la Europa de los años veinte. También tuvo tiempo para recordar su "terror" cuando, de casualidad y hace poco más de un año, llegó a sus manos un original en madera del pintor francés Henri Matisse, y de inmediato lo devolvió, "no sea cosa que me acusaran de traficante de obras de arte".
Rosas blancas, misa y Virgen de Guadalupe
En la Iglesia de Guadalupe, acompañado por su pareja Fabiola Yañez -llegó con un ramo de rosas blancas- y recibido por Monseñor Raymundo Maya Paz, Fernández admiró los vitrales y a pesar de ser "creyente, no practicante", asistió un rato a la misa. Por la tarde, llegó al barrio Los Pinos para un festival de música en el que actuaba el cantautor uruguayo Jorge Drexler, uno de sus amigos músicos.
Relajado, se tomó con ironía las críticas frente a sus opiniones sobre el personaje Bugs Bunny, vertidas en una conferencia conjunta con el ex presidente uruguayo Pepe Mujica. "Quiero reivindicar al Gallo Claudio", se entusiasmó en su charla matinal con la prensa, y hasta imitó el cantar agudo y disfónico del dibujo animado. "Aprovechen que todavía no asumió", bromeó uno de sus voceros, ya pensando en el poder que llegará el 10 de diciembre.
¿Nombres en danza?
Más allá de la insistencia periodística, Fernández sigue sin dar nombres de sus ministros. "Los va a dar todos juntos cuando falten pocos días", afirmaba, no muy convencido del acierto de la idea, un dirigente del PJ al tanto de sus pasos. Su estilo, sin topes de horario, obligó a su vocero Juan Pablo Biondi y a otros colaboradores a llegar al gimnasio del hotel antes de las 8 de la mañana.
Más allá de sus largos años como armador político, el presidente electo no pierde oportunidad de reiterar su descreimiento en el marketing político. "(Héctor) Cámpora ganó una elección con una guayabera", afirma, y suele criticar los candidatos de la "mercadotecnia", Fernando de la Rúa y Macri.
En charlas privadas también pide más "seriedad" a los periodistas en el tratamiento de temas delicados, y hasta considera que a veces son "como los gordos que están en la tribuna, que no saben jugar, pero le dicen al 3 como marcar y al 9 como hacer los goles". Una relación que promete, al menos, intensos debates a partir del próximo 10 de diciembre.