Alberto Fernández descartó a Diego Gorgal en Seguridad y motivó tensiones
Con un mensaje que publicó por error, el presidente electo alimentó las especulaciones sobre la influencia de Cristina en su equipo y generó malestar en el massismo
En cuestión de horas, Alberto Fernández pasó de disfrutar y sacarles provecho a las redes sociales a padecerlas. Después de una noche en la que se convirtió en tendencia por saludar y felicitar vía Twitter a usuarios que habían terminado una carrera universitaria o debían rendir un examen, publicó por error un tuit en el que desnudó parte del proceso de armado de su gabinete y sacó de carrera a dos dirigentes que se encaminaban a asumir como ministros: Diego Gorgal (Seguridad) y Carlos Caserio (Transporte).
El tuit, que el presidente electo quiso enviar como un mensaje privado y que borró pocos minutos después de su publicación, respondió a un posteo del portal El Disenso titulado "Los negocios del nuevo ministro de Seguridad", que cuestionaba en duros términos la actividad privada de Gorgal.
"Él no va a ser el ministro. Y ojo que lo de Caserio no está seguro. Cristina le pidió que siga en el Senado y le ofreció que se haga cargo de la Comisión de Presupuesto y Hacienda", publicó Fernández a las 8.39 de la mañana, tal como dio cuenta LA NACION unos minutos más tarde, cuando el tuit ya había sido eliminado.
El traspié expuso los hilos de un proceso de negociación que el presidente electo intenta mantener en reserva. En pocas líneas, Fernández alimentó además las especulaciones sobre la influencia de Cristina Kirchner, al menos, para dar marcha atrás con la designación de Caserio y mantenerlo en el Senado.
El senador por Córdoba fue el que encabezó la resistencia a la formación de un bloque unificado del Frente de Todos, bajo la jefatura de alguien elegido por la expresidenta. Su pase al Poder Ejecutivo fue concebido como una resolución pacífica de esa disputa.
Caserio pululó ayer por las oficinas de Puerto Madero, a la espera de una respuesta final, pero en su entorno interpretan que lo esperaba una nueva temporada en el Senado. "Poner la Argentina de pie requiere de acciones y decisiones claves. Por eso voy a estar donde mejor pueda contribuir a nuestro país y a mi provincia", publicó en su cuenta de Twitter, para allanar el camino a su continuidad en el Senado.
Aunque más sucinto, el mensaje sobre el Ministerio de Seguridad expuso tensiones y motivó pases de factura entre los socios de la coalición de gobierno. Referente del área de Sergio Massa, Gorgal estaba instalado hace alrededor de un mes como el único candidato fuerte para ocupar esa cartera, que pronto se convertirá, según los planes de Fernández, en un Consejo de Seguridad, con integración multipartidaria. La decisión de que él no encabece el área responde a que en el reparto interno de espacios de gestión ese lugar dejó de corresponderle al Frente Renovador, según confirmaron allegados a Fernández y a Massa, futuro presidente de la Cámara de Diputados.
Las versiones difieren respecto de los motivos y los pormenores de esa decisión. En el Frente Renovador mastican bronca: dicen que el reparto cambió después del regreso de Cristina Kirchner de Cuba y que la expresidenta solicitó ese casillero para alguien de su fuerza o de su agrado, dado que representa un área muy sensible para la gestión que encabezará Axel Kicillof, como gobernador de la provincia de Buenos Aires.
En el entorno del presidente electo lo niegan. "Las pelotas están en el aire. El único que está confirmado es Alberto Fernández", exageran, para descartar que el cambio haya respondido a una exigencia de Cristina. "Massa opera cosas que no tiene cerradas para que haya que pagar un costo si no se cumplen", señaló un dirigente que pasó ayer por las oficinas de Fernández en Puerto Madero. Lo cierto es que, hasta el momento, el Frente Renovador no tiene ministros asegurados en el gabinete.
La designación de Gorgal hubiese sido una decisión política de peso. Politólogo con un máster en Política Pública en la Universidad de Georgetown, es coautor del libro Mano justa, que escribió junto a Germán Garavano, actual ministro de Justicia de Mauricio Macri, y Eugenio Burzaco, secretario de Seguridad del ministerio de Patricia Bullrich. Se enteró de que no iba a ser ministro anteayer y rechazó ocupar otros cargos que le ofrecieron en el futuro gobierno. "Fue una desprolijidad, un manoseo innecesario", evaluó ayer un dirigente que va a integrar el gabinete.
Las versiones sobre un supuesto pedido de Cristina Kirchner quedarán fortalecidas o debilitadas la semana que viene, cuando el presidente electo dé a conocer su gabinete. Sin confirmación de parte del entorno de Fernández, el único nombre alternativo que circuló para ocupar el Ministerio de Seguridad fue el de Juan Martín Mena, segundo de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante el último gobierno de Cristina.
El caso de Caserio desnudó otras tensiones. Hugo Moyano, entre otros sindicalistas, hizo saber su deseo de tener el control sobre el Ministerio de Transporte o de, al menos, influir en la designación del titular de esa cartera. En simultáneo, la situación se complicó en el Senado. Si Caserio renunciara a su banca, en su lugar asumiría Amelia López, funcionaria del gobierno de Juan Schiaretti.
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