Fernán Quirós, el "baluarte" de Rodríguez Larreta en el combate a la expansion del coronavirus
Sin retacear elogios, desde el despacho principal del edificio de Parque Patricios lo definen como "un baluarte, un pilar enorme por su conocimiento y rigurosidad", y ponderan "su coherencia a la hora de tomar decisiones" y su "don de comunicación".
Al igual que lo hicieran, cada uno en su momento, Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta confía en Fernán Quirós, el ministro de Salud porteño que se ha convertido, por obra y gracia de la irrupción y permanencia de la pandemia, en un consultor clave a la hora de definir rumbos y políticas relacionadas con el combate al coronavirus.
Con una extensa trayectoria entre consultorios médicos y cargos directivos, sobre todo en el Hospital Italiano, y los últimos doce relacionado con el mundo Pro, Quirós sabe que en el macrismo, y a caballo de algún sondeo preliminar, muchos lo ven como un "candidato ideal", de cara a los compromisos electorales que se vienen. Mientras Rodríguez Larreta lo niega de manera enfática, Quirós asegura que su futuro está ligado "a transformar desde la salud pública. No busco ni más fama ni más plata", asegura a La Nación en medio de las llamadas, reuniones virtuales y chats que definieron esta semana el regreso a una fase más estricta de la cuarentena en la zona metropolitana.
"Todavía me siento un poco sapo de otro pozo acá", dice Quirós en relación con el mundo político, que mira sus continuas apariciones en los medios con una mezcla de admiración y algo de recelo. Recibido de médico con diploma de honor en la UBA en 1987, Quirós comenzó poco tiempo después una metódica carrera que lo llevó a ser vicedirector médico de Planeamiento Estratégico del Hospital Italiano, a escribir decenas de papers académicos, recibir premios, una maestría y dar clases en el instituto universitario de ese hospital. En algún momento, cuenta, necesitó hacer un clic en su vida, y el cambio llegó en 2008, cuando Roberto Gigante, por entonces subsecretario de gestión operativa del gobierno porteño, se lo presentó a Mauricio Macri.
Quirós todavía recuerda aquel momento en el que el entonces flamante jefe de gobierno lo introdujo, un tanto de prepo, en el mundo de la gestión pública.
"¿Cuándo arrancas con esto?", le dijo Macri cuando terminó de leer las dos carillas que Quirós le había presentado para agilizar las compras de insumos para los hospitales de la ciudad. "Tengo que hablar primero con la gente del Italiano", balbuceó el médico. "Dejá, de eso me ocupo yo. Vos empezá cuanto antes", recuerda otro de los testigos de la reunión, en la que además de Gigante estaba Rodríguez Larreta, por entonces jefe de gabinete porteño.
Convertido en asesor de Salud del gobierno porteño desde entonces, Rodríguez Larreta le propuso ser ministro cuando llegó al poder porteño, en 2015. La cerrada oposición de los gremios de salud, que rechazaron su nombre por provenir "de la salud privada", obligó a delegar ese cargo en Ana Bou, aunque sostuvo su rol de asesor. Desde ese lugar comenzó a trabajar, hacia 2016, con Vidal, ya gobernadora e interesada en su proyecto de creación en la provincia de Buenos Aires de 240 centros de atención primaria (Caps), que Quirós trabajó con el viceministro y luego ministro Andrés Scarsi en el distrito más poblado del país.
"Hicimos un buen trabajo allí", se enorgullece Quirós, y distingue su trato con Macri-al que define como "de diálogo"-con la relación "cercana y de afecto" que tiene con Vidal y, Rodríguez Larreta.
"Con Horacio los dos buscamos soluciones, tenemos una mirada similar: él desde su pragmatismo, yo desde lo técnico-humanista", define el ministro de Salud, a quien uno de los ministros del gabinete adjudica "habernos enseñado una mirada integral de la salud, teniendo en cuenta las consecuencias psicológicas y físicas que estamos tomando", en la lucha contra la expansión del coronavirus.
¿Todo es armonía en el gabinete? No tanto. El propio Quirós reconoce tener "diferencias" con su par de Desarrollo Económico, José Luis Giusti, un radical a quien desde el espacio que lidera Martín Lousteau lo consideran como propio. "Giusti piensa que hay que abrir más la economía, yo pienso distinto, pero lo entiendo y no nos peleamos por eso. Para transformar hay que articular", cuenta Quirós.
Sin confrontar
En la relación cotidiana con sus pares nacionales y bonaerenses, Quirós tiene un trato cercano con el ministro de Salud nacional, Ginés González García, a quien define como "el mejor generalista, con mirada política". Diferencia ese trato del vínculo más institucional y de "colaboración" con el binomio que componen Daniel Gollán y Nicolás Kreplak en la conducción de la salud bonaerense.
Al igual que su jefe político, no cree en la confrontación, y es partidario de una "solución intermedia" para el debate sobre la despenalización del aborto, "que no conforme del todo a los extremos polarizados". Se define como de "centro-humanista" y destaca "el perfil democrático, no la capacidad de gestión" de Raúl Alfonsín.
En tiempos de decisiones urgentes, el ministro pasa sus días entre el ministerio de Salud, la sede de Parque Patricios y visitas a hospitales de la ciudad. Entre tanto ajetreo, se hace tiempo para cenar cada noche con su familia (esposa, tres hijos), en su casa de San Fernando. Después de comer, por lo general, atiende a algún medio de comunicación, otro de los roles que le asignó el jefe de gobierno.
Fanático de la actividad física-una antigua caída en una maratón en Tandil le dejó secuelas en una de sus manos-Quirós se autodefine en materia futbolera como "un número cinco que quita y crea juego, una mezcla de (Claudio) Marangoni y (Blas) Giunta", ídolo de Boca Juniors, del que es hincha.
En estos días difíciles, Rodríguez Larreta escucha sus consejos y propuestas, consciente de que el futuro de ambos estará, en buena medida, signado por "la manera de transitar" la gestión de la pandemia.
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