Felipe Solá, un peronista oscilante con el peso de la experiencia política
Está a punto de tildar un casillero más en la colección de cargos que integran su extensa trayectoria en el poder público. El dirigente peronista de 69 años y futuro ministro de Relaciones Exteriores tiene en política la experiencia que le dio su paso por una gobernación, la Cámara de Diputados, un ministerio provincial y una secretaría nacional.
Con sus orígenes políticos en el área de asuntos agrarios, Solá también tiene en sus registros un crisol de alianzas políticas que hoy lo ubican junto a Alberto Fernández, pero que en los últimos 20 años osciló entre el menemismo, el kirchnerismo, el massismo y hasta el macrismo.
Hábil jugador político con aspiraciones presidenciales, Solá fue uno de los impulsores de la unidad del peronismo con el objetivo de derrotar a Cambiemos. El actual diputado nacional había confirmado su candidatura a Presidente este año, pero desistió una vez que Cristina Kirchner anunció su alianza con Fernández.
El trampolín de Solá a la escena nacional fue la provincia de Buenos Aires. Allí comenzó su camino en la política a fines de la década del 80, cuando fue ministro de Asuntos Agrarios de la provincia durante la gobernación de Antonio Cafiero, abuelo del futuro jefe de Gabinete, Santiago.
Hábil jugador político con aspiraciones presidenciales, Solá fue uno de los impulsores de la unidad del peronismo con el objetivo de derrotar a Cambiemos
Poco después, durante los gobiernos de Carlos Menem ocupó por seis años la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Su experiencia en la materia generó polémica durante la última campaña luego de que Solá sugiriera públicamente la intervención del Estado en la fijación del precio del pan, lo que recordó a la experiencia de la Junta Nacional de Granos y provocó el rechazo de cadenas agrícolas.
Su paso por la Secretaría se vio interrumpido brevemente por su debut como diputado nacional, que solo duró dos años (entre 1991 y 1993), antes de volver a la Nación.
Durante su gestión como gobernador bonaerense, atravesó una de sus peores crisis, con la muerte de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán tras un enfrentamiento con la policía bonaerense en Avellaneda en 2002
Al término del gobierno de Menem, Solá fue elegido en 1999 vicegobernador bonaerense en la boleta con Carlos Ruckauf, pero tres años después fue ungido gobernador tras la renuncia del mandatario provincial, que fue designado por el entonces presidente Eduardo Duhalde como canciller. Un año después, Solá ganó la elección a gobernador, cargo que ocupó hasta 2007. Fue durante ese período que el futuro canciller atravesó una de sus peores crisis, con la muerte de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán tras un enfrentamiento con la policía bonaerense en Avellaneda en 2002.
Al término de su mandato como gobernador, Solá asumió como diputado nacional, cargo que desempeñó desde entonces, aunque detrás de distintos sellos políticos. Tras su ruptura con el kirchnerismo en 2009, el futuro canciller tuvo un acercamiento a Mauricio Macri y a Francisco de Narváez y fue elegido diputado nacional por Unión Pro. Más tarde se alió a Sergio Massa, junto a quien compitió -y perdió- por un nuevo mandato en Buenos Aires. La alianza con el massismo duró hasta 2018, cuando Solá abandonó el Frente Renovador y comenzó a girar nuevamente hacia el kirchnerismo. Este año, en tanto, las diferencias con otras vertientes peronistas quedaron atrás y se sumó al Frente de Todos para vencer a Macri.
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