Favorece al Gobierno la crisis del Brasil
La crítica situación del vecino país es la causa principal por la que el oficialismo y la oposición están ahora igualados para las elecciones presidenciales de octubre. Por José Claudio Escribano (*)
La crisis del Brasil ha hecho algo más que comprometer las posibilidades de crecimiento de la Argentina en 1999; ha modificado su panorama político nacional.
Una encuesta en todo el país de Gallup para La Nación , que terminó de procesarse ayer, arrojó la sorprendente novedad de que la Alianza y el Partido Justicialista están cabeza a cabeza en la lucha por las elecciones presidenciales de octubre próximo.
Después de llevar la Alianza, a comienzos de diciembre, una diferencia a favor de veintiún puntos (47 por ciento a 26 por ciento), que se redujo a doce puntos a fines de año, se encuentra ahora con que el Gobierno está prácticamente a la par: 33 por ciento contra 32 por ciento.
¿Qué ha ocurrido? La respuesta más convincente a este fenómeno surge del registro de sucesivas encuestas de Gallup en los últimos meses y de una información estrictamente vinculada con la situación brasileña.
Con el resonante triunfo en octubre del doctor Fernando de la Rúa sobre la señora Graciela Fernández Meijide, la oposición disfrutó de un momento estelar. El 20 de diciembre sobrevinieron las elecciones de Córdoba y, con la pérdida radical de la provincia, hubo una transferencia de intenciones de voto aliancista al renglón de los indecisos. Fue el instante de la duda. Ya en enero, con la devaluación brasileña golpeando sobre las esperanzas de más crecimiento y más empleos para los argentinos, de la indecisión muchos pasaron al respaldo activo al Gobierno. Es el instante del temor.
Dicho de otro modo, la encuesta de Gallup revela que, en la crisis, la gente tiende a aferrarse al statu quo. Es la memoria de otras crisis -la del tequila, en 1995; la de Asia, en 1997; la de Rusia, a mediados de 1998- la que devuelve a la gente la imagen de un piloto de tormentas que en este caso es Menem.
Impresiona, en efecto, que a pesar de estar la Alianza -aunque sea por sólo un punto- arriba del PJ y De la Rúa por encima de cualquier candidato peronista, cuatro de cada diez encuestados dicen que el Gobierno está capacitado para solucionar los problemas acarreados por la crisis del Brasil y apenas dos sobre diez reconocen tal aptitud a la Alianza.
Desde su punto más bajo de los dos últimos años, en abril de 1997, la política económica del Gobierno, la gestión presidencial y la opinión sobre el Presidente logran ahora sus más altos registros positivos, según se observa en los cuadros que se publican en esta página.
El trabajo de Gallup se realizó sobre 1506 encuestados entre el 22 y el 31 de enero, en domicilios, según sexos y edad, y cubrió la Capital Federal, los 25 partidos del conurbano y 17 localidades del interior del país.
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Por la forma en que la Casa Rosada volvió estos días a abrazarse a la cuestión de la "re-reelección" ha sido evidente que dispone de un relevamiento con resultados similares al de Gallup. Se sabe que el ministro del Interior tiene en sus manos una encuesta de la consultora de Hugo Haime que señala un fortalecimiento de la imagen gubernamental. A ella, obviamente, se refirió anoche, en el programa televisivo "A dos voces", de Todo Noticias.
Según Gallup, el acuerdo ciudadano para una nueva postulación presidencial del doctor Carlos Menem ha subido tres puntos entre abril de 1998 y enero de 1999; y el "poco acuerdo/desacuerdo" ha bajado del 77 al 73 por ciento. Ha mejorado, pues, para la Casa Rosada, la tendencia respecto de un asunto tan espinoso, pero los números siguen siendo francamente adversos a una habilitación electoral que no podría hacerse, a esta altura, sin violencia abierta de las fronteras de la legalidad.
Tampoco los candidatos del Partido Justicialista han crecido considerablemente en relación con la última medición de Gallup, de fines de diciembre. El gobernador Eduardo Duhalde ha pasado del 21 por ciento al 22 por ciento de intenciones de voto, mientras el ex gobernador de Tucumán Ramón "Palito" Ortega ha subido dos puntos: del 12 al 14 por ciento.
En ese aspecto, lo más interesante ha sido que el ex gobernador santafecino Carlos Reutemann aparece por primera vez en las muestras comparadas. Y lo ha hecho con cinco puntos a su favor.
Es innegable que Duhalde había pescado al vuelo la forma en que reaccionaría la gente ante un asunto como el del Brasil, que atemoriza. Por eso buscó desesperadamente aparecer asociado al ex ministro Domingo Cavallo, padre de la convertibilidad, que ha hecho el milagro de una economía razonablemente estable y con crecimiento. Sobre todo estable, en circunstancias en que ante el Brasil incierto todos quieren ahorrarse los vahidos del abismo.
Rosendo Fraga, analista político, dice: "La situación favorece a los dos que no tienen posibilidades presidenciales: a Menem y a Cavallo, que son los que están probados en el manejo de crisis en el campo económico".
También las principales personalidades de la Alianza se anticiparon a las lecciones que dejan los resultados de Gallup. En el gran encuentro anual del mundo económico y financiero, de Davos, que concluyó esta semana, tanto el candidato presidencial Fernando de la Rúa, como la candidata a gobernador de Buenos Aires, Graciela Fernández Meijide, hicieron los aportes que estuvieron a su alcance en favor de la tranquilidad general. Es decir, ratificaron que la Alianza respetará las reglas maestras del proceso económico en marcha, comenzando por la convertibilidad. ¿A quién podría, acaso, favorecer un cambio en la paridad?
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La Alianza sigue conservando, como bastión, a la Capital Federal. Aquí se impone al justicialismo por el 48 por ciento contra el 16 por ciento en las intenciones de voto. También en el Gran Buenos Aires, pero por sólo dos puntos: 31 contra 29 por ciento.
En el Gran Buenos Aires sufraga el 24 por ciento del electorado total del país; en la Capital Federal lo hace el 11 por ciento.
¿De dónde ha surgido, entonces, el fortalecimiento del Gobierno? En lo esencial, de las clases media baja y baja del interior y, muy particularmente, de las localidades con menos de 20.000 habitantes, que en su conjunto representan el 25 por ciento del electorado.
Fue en localidades de tal dimensión en las que De la Rúa había logrado en octubre las mayores diferencias sobre Fernández Meijide. Esto quiere decir que Menem es fuerte donde también lo es De la Rúa.
En el pasado podían preverse no pocas tendencias políticas del interior con sólo saber qué pasaba en los aledaños de la Capital Federal. Ahora no. Y esto procurará aprovecharlo el Gobierno en algunas justas electorales que se anticiparán a los comicios presidenciales, que probablemente se hagan el 24 de octubre.
La primera de esas competencias será en Catamarca, el 21 del mes próximo. Allí gobierna un frente encabezado por los radicales. "Nuestros datos dicen que podemos ganar y eso confirmaría lo que se vio en Córdoba", dijo Corach a La Nación .
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Cuando La Nación preguntó a De la Rúa, jefe del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, sobre el significado de la crisis brasileña en el panorama político argentino, dijo: "Esto no beneficia a nadie. La oposición ha demostrado responsabilidad: no especula con los impactos negativos de las crisis internacionales. Además, exhibió capacidad de generar propuestas para enfrentarlas. El Gobierno, en cambio, no supo prevenir o reducir su impacto sobre sectores económicos sociales, como las economías regionales, las Pyme y los trabajadores".
De la Rúa afirmó que toda crisis es una oportunidad y que seguramente hará avanzar al Mercosur. "Hay que preservarlo y fortalecerlo", expresó.
El ex ministro de Economía Roberto Alemann, por su parte, se congratuló del apoyo de la oposición al Mercosur en estas graves circunstancias y reclamó que, entre todos, se refuercen sus líneas fundamentales. Con Chile, con Venezuela como asociado. ¿Se da cuenta -preguntó al cronista- lo que significaría que Venezuela diera a la Argentina y al Brasil preferencias como proveedores frente a los Estados Unidos?
La idea del Mercosur no aparece dañada, sino, por el contrario, entre la clase dirigente argentina. Sin embargo, los encuestados de Gallup señalan que consideran más fuertes los efectos negativos del rebote brasileño sobre el país que en relación con sus respectivas situaciones personales.
El 57 por ciento opina que la situación de nuestros vecinos afectará mucho a la economía nacional y el 42 por ciento anticipa que los daños se harán sentir en su desenvolvimiento individual o familiar. Entre estos últimos, los más pesimistas son los entrevistados de 35 a 49 años (48 por ciento), los secundarios y los pertenecientes a la clase media (45 por ciento).
"Es muy sano -dice a La Nación Jorge Brea, presidente de Shell Argentina- que el debate sobre la crisis brasileña se haya dado inmediatamente. Tanto el Gobierno como los políticos y los empresarios han entrado a debatir qué es lo que podía o puede hacerse o no. Y hasta es posible discrepar si algunos de los pedidos han sido más oportunistas que otros, porque uno aprovecha circunstancias como ésta para pedir algún tipo de subsidio, que es lo pequeño. El principio que hay que tener en claro es que al Mercosur hay que preservarlo, y que si bien tenemos que defender con fuerzas nuestros intereses, no podemos dejar que eso rompa cosas que no se puedan arreglar con Brasil".
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La Nación no comentó los resultados de Gallup con ninguna de las personalidades públicas consultadas para esta nota. Es, por lo tanto, interesante observar de qué manera analizaron la coyuntura al requerírseles una opinión, como en el caso del doctor Raúl Alfonsín.
El ex presidente dijo que la situación actual es diametralmente opuesta a la de 1995, cuando Menem fue elegido por segunda vez. Los comicios se hicieron en medio del efecto tequila, señaló, aunque lo más fuerte del cimbronazo se sintió en el verano y los comicios fueron en mayo, y agregó que "con una situación económica determinada fue favorecido el Gobierno". En 1999, las elecciones se van a realizar pasada la crisis y cuando se estén sufriendo sus efectos. "Es al revés", diagnosticó.
En realidad, algún dato de la encuesta es paradójico. Cavallo, en lugar de crecer, desciende del 9 por ciento al 7 por ciento en las intenciones de votos. La gente no lo ve como candidato, pero lo aprecia manifiestamente, al menos ahora: sólo dos políticos -De la Rúa, con el 53 por ciento, y Duhalde, con el 39 por ciento- cuentan con un mayor caudal de opiniones positivas. Queda tercero, con el 34 por ciento.
La encuesta confirma lo que Natalio Botana, politicólogo, había dicho a La Nación : el tipo de crisis que enfrentamos, derivada de la globalización, impone a los partidos operar cada vez con mayor rigor. En el plano social, favorece, como lo muestran los datos, la estabilidad monetaria, pero deja una gran incógnita: ¿qué va a ocurrir con la inestabilidad social, con la marginalidad, con la inseguridad, con la exclusión?
Y la crisis prueba, además, que el asunto de la "re-reeleción" del Presidente no sólo debe ser examinado a la luz de la letra estricta de la Constitución Nacional sino también, según se lo reconoce en el propio oficialismo, como una suerte de fantasía funcional que ha permitido al doctor Menem permanecer, entrado el año electoral, en el centro de la escena y llenar así el vacío de un partido aún sin candidato.
A la luz de esta encuesta de Gallup debería apostarse a que el Partido Justicialista postergará las elecciones previstas para el 11 de abril, por más que le pese al gobernador Duhalde. Si esos comicios se hicieran en julio, el partido gobernante dispondría de tres meses para realizar una campaña electoral, lo cual no es poco. Mientras tanto, Menem podría seguir observando qué ocurre a su alrededor, de qué manera se siguen definiendo ante la gente los perfiles de Duhalde, de Ortega, de Reutemann... de sí mismo, y cómo la oposición ha tomado nota y reaccionado ante avisos como el que ha recibido hoy.