“Eyectarse, eyectarse, eyectarse”: antes de subir al F-16, Javier Milei recibirá instrucciones sobre cómo actuar ante una emergencia
El Presidente tendrá una capacitación obligatoria en Dinamarca para ocupar el lugar del copiloto en una de las aeronaves que comprará la Argentina; el martes se firmará el contrato de compra de 24 aviones de combate
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Con el apto físico ya listo, el presidente Javier Milei tendrá que superar una prueba más antes de subir al avión caza F-16, cuando viaje a Dinamarca para firmar el martes próximo la compra de 24 aeronaves con equipamiento militar que proveerá los Estados Unidos. Recibirá una instrucción específica sobre el asiento eyectable, un entrenamiento obligatorio para estar en condiciones de enfrentar una eventual emergencia.
“Eyectarse, eyectarse, eyectarse” es la orden que debe dar el piloto -y que se le explicará al Presidente en el entrenamiento- si se llega al extremo de tener que abandonar el avión en pleno vuelo. Más allá de esa situación hipotética, Milei deberá pasar por esa instrucción.
“La capacitación demandará entre dos y tres horas, antes de abordar el F-16, y se entrenará al Presidente sobre todo lo relacionado con el asiento eyectable, así como lo que puede tocar y no tocar en la cabina”, explicó una fuente castrense a LA NACION.
El avión será conducido por un piloto de la Real Fuerza Aérea de Dinamarca. Si bien no se espera que el Presidente afronte un vuelo de riesgo, la capacitación es obligatoria y tendrá que saber que la orden para eyectarse debe ser dada por el piloto de la aeronave militar.
El martes será la firma del contrato de adquisición de los 24 aviones caza y al día siguiente Milei volará en el asiento del copiloto. Estados Unidos, que aportará el armamento de los F-16, aprobó la carta de intención de compra que firmaron los ministros de Defensa de la Argentina, Luis Petri y de Dinamarca, Troels Lund Poulsen.
Según pudo saber LA NACION, el costo total de la operación por los 24 aviones de combate F-16 Fighting Falcon ascenderá a unos 650 millones de dólares, de los cuales la mitad corresponde a la adquisición de las aeronaves y la otra mitad es por la compra del sistema de armas.
“Adquirir un sistema significa no solo traer el avión, sino también adiestrar y capacitar a los pilotos, tener la propia capacidad para habilitar a los aviadores, contar con los mecánicos acreditados para hacer los mantenimientos menores de la aeronave, definir dónde se harán los arreglos mayores y acondicionar las pistas e instalaciones correspondientes”, evaluó una fuente militar.
Habilitación del Presidente
Milei realizó el examen psicofísico que lo habilita a ocupar la plaza de copiloto en el Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial, que la Fuerza Aérea tiene en la calle Belisario Roldán 4651, en Palermo. Allí se realizan los test médicos a los pilotos una vez al año. Pero los que manejan aviones de combate deben hacerlo cada seis meses.
El punto neurálgico de la instrucción que reciben los pilotos que suben a los aviones caza, como el F-16, es sobre la cabina y el asiento eyectable, generalmente a cargo de la Fuerza Aérea del lugar. En este caso corresponde hacerlo en Dinamarca. Se les explica a los pilotos y copilotos cómo funciona, qué deben hacer y qué no deben hacer. “Si hay que eyectarse por cualquier motivo solo se lo hace por orden del comandante de la nave”, indicaron especialistas de la Fuerza Aérea a LA NACION tras advertir, sin embargo, que esta situación extrema seguramente no ocurrirá en el vuelo de Milei.
Un piloto experimentado de la Fuerza Aérea Argentina explicó el mecanismo que lleva a la expulsión del piloto y su acompañante en caso de emergencia.
“Una lanza en la punta del asiento rompe la cúpula de la cabina y el piloto sale eyectado con la butaca. Se inflan unas bolsas de aire comprimido que se localizan en la espalda y en las piernas y, a menos de 3000 metros de altura, se produce la apertura automática de un paracaídas”, precisó. Los pilotos llevan una máscara de oxígeno y visera baja para proteger sus ojos frente al impacto del viento. Una vez que se abre el paracaídas pueden orientar el descenso para aterrizar en el lugar que consideren apropiado.
Desde que un piloto acciona la expulsión del asiento hasta la apertura del paracaídas transcurre apenas 1,75 segundos, agregó la fuente aeronáutica. En estos aviones biplazas, el copiloto se ubica detrás del conductor de la aeronave. “Siempre hay un nivel de riesgo, es como saltar en paracaídas. Es un vuelo militar en un avión hecho para la guerra y se intentan minimizar los peligros”, explicó otra fuente militar.
Y añadió: “Por más que se desplace a una velocidad baja y haga un vuelo recto y nivelado, ya en el despegue hay que soportar una determinada fuerza G, una aceleración producida por la gravedad”. Para atenuar este efecto, el piloto y el copiloto llevan un traje anti-G, que se conecta a un sistema de presurización.
“La eyección es por separado. Si es necesario abandonar la aeronave, la orden la da el piloto que dice tres veces: eyectarse, eyectarse, eyectarse, y antes de la tercera vez hay que tirar de una palanca”, ´concluyó la fuente aeronáutica.
Los 24 aviones caza
Es probable que el avión que volará con Milei en el puesto de copiloto –lo que no significa que lo vaya a conducir- no sea una de las 24 unidades que llegarán a la Argentina. “Los aviones caza que formarán parte de la operación están siendo revisados para un ajuste integral y difícilmente estén disponibles ese día”, dijo a LA NACION una fuente aeronáutica.
El gobierno argentino espera que antes de fin de año lleguen al país uno o dos aviones F-16. El resto será enviado en tandas entre 2024 y 2025. Serán destinados a la VI Brigada Aérea de Tandil, lo que requerirá tareas de adecuación y ampliación de la pista de aterrizaje e instalaciones, como los hangares, revelaron fuentes oficiales.
Días después de haber recibido en Buenos Aires a la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, general Laura Richardson, Milei viajará a Dinamarca con el ministro Petri y con el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, brigadier general Xavier Julián Isaac, un militar clave en la compra de los F-16.
Isaac participó de las negociaciones por los aviones caza desde sus comienzos, durante el gobierno de Alberto Fernández, cuando era jefe de la Fuerza Aérea y se barajaban otras alternativas de compra, como el ofrecimiento de aeronaves de China.
El jefe militar tuvo intervención, además, en las sucesivas adquisiciones de aviones Embraer 140, los Hércules C-130 gestionados con Estados Unidos, un Boeing 737, los cinco aviones B-200 Hurón y otros cinco Saab 340, uno de los cuales aterrizó por primera vez en la base Marambio de la Antártida en febrero pasado.
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