"Este juicio dejó a mi gobierno libre de sospechas de corrupción"
Siempre medido y atrapado por su estilo circunspecto, el ex presidente Fernando de la Rúa recibió ayer con alegría su absolución, que tomó como una reivindicación de su dignidad person al y un aval de que en su gobierno la corrupción no existió.
Además, en consonancia con el título de su libro Operación política , donde De la Rúa denuncia que fue víctima de un complot, una vez dictado el veredicto que lo absolvió de la causa de coimas en el Senado ayer, entendió que el caso fue "el punto de partida de un complot político".
Sonrió, se abrazó con su esposa, Inés Pertiné; su hijo Aito; sus nietos, y muchos ex funcionarios de su gobierno, incluidos Nicolás Gallo, Héctor Lombardo y su primo Eduardo de la Rúa. Se acercaron a los tribunales de retiro viejos dirigentes radicales y punteros que lo acompañaron tras la sentencia.
De la Rúa, vestido de saco oscuro, salió de la sala de audiencias en el subsuelo de los tribunales, leyó a los periodistas un comunicado breve que había preparado con unas pocas líneas: "Este juicio oral de casi dos años y 300 testimonios demostró la verdad y dejó a mi gobierno libre de cualquier sospecha de corrupción", dijo.
Escribió además que el proceso "sirvió para demostrar que todo fue una infamia de principio a fin y que el hecho no existió".
Allí fue que entendió que "fue el punto de partida de un complot político", y aseguró: "La absolución reivindica mi dignidad y la de mi gobierno".
En la calle, frente a otros periodistas de TV, repitió la declaración y no pareció salirse del libreto preparado de antemano, aunque añadió: "Todo fue una infamia de principio a fin".
Luego le agradeció a su abogada Valeria Corbacho. "Era clara mi declaración. Deduzcan lo que ustedes consideren", les dijo a los periodistas. "Los conceptos los iré desarrollando ahora que recuperé mi libertad; mientras tanto esta declaración escrita que les he leído que produje al leer el fallo absolutorio es la manifestación que hoy dejo a la ciudadanía, mi partido y amigos", culminó.
El jefe de la SIDE durante el gobierno de la Alianza, Fernando de Santibañes, estaba exultante: se abrazó con sus abogados Gabriel Presa y Diego Pirota, el mismo que defiende al vicepresidente Amado Boudou en el caso Ciccone.
Los letrados dijeron en una declaración a la prensa que están muy conformes con el fallo. "Se confirma lo que dijimos siempre: todo esto fue una monumental mentira armada, y así lo sostuvieron los jueces del tribunal, que llamaron embaucador y mentiroso a Pontaquarto y denunciaron al juez Rafecas; a sus secretarios Marcelo Sonvico y Andrea Garmendia; también denunciaron por falso testimonio a quienes vinieron a sostener su el relato mentiroso: Aníbal Ibarra, Sandra Montero y su amigo Jorge Barca."
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