Escándalo de corrupción: casi 500 personas figuran como empleadas de la Legislatura bonaerense pero en realidad son “ñoquis”
Son contratados supuestamente para prestar servicios, pero algunos directamente no lo saben y otros tienen conocimiento pero lo hacen por la obra social; es el trasfondo del caso de las tarjetas de Chocolate Rigau
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LA PLATA.-A los 64 años, Carlos Obregón vive en una casa humilde de Lomas de Zamora. Reja al frente, su vereda combina cemento, barro, basura y pasto sin cortar. Trabaja en el Centro Universitario de Aviación, por el Camino de Cintura, casi a la altura de Ciudad Evita. Llegar a su trabajo desde su casa le tomaría 20 minutos si fuera en auto, pero le insume una hora en transporte público. Y desde su trabajo le tomaría otras dos horas y media, con suerte, viajar hasta la Legislatura bonaerense, donde en teoría también trabaja. Todos los días.
Carlos es uno de los seis miembros de la familia que viven y trabajan, en blanco o haciendo changas, en distintos puntos del conurbano bonaerense y figuran, al mismo tiempo, como empleados en la Legislatura. Entre ellos, Karina, que a los 36 vive en la calle Allende de Monte Chingolo, a dos horas de La Plata. Su casa también es sencilla, con una vereda que combina tierra apisonada y cascotes, pero tiene una Asignación Universal por Hijo (AUH).
Las historias de Carlos y Karina Obregón son apenas dos entre docenas similares, acaso cientos. Hombres y mujeres de todas las edades y oficios que figuran como empleados de la Honorable Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires. Comerciantes, pintores, peluqueros, personal doméstico, de maestranza y de limpieza, pero también maestros, obreros de la construcción, empleados de empresas constructoras y de concesionarias de autos, además de abogados, ingenieros y otros profesionales, según detectó LA NACION. Cobran un salario del Estado mientras tienen otros empleos. Son ñoquis.
Según surge de la ley de presupuesto, la Cámara de Diputados tiene 1.510 empleados. La cifra abarca a los propios legisladores, los funcionarios de la Cámara y los empleados de planta permanente y transitoria. Pero eso es apenas el comienzo. Según registros comerciales como Nosis, el número se duplicaría, en tanto que un entrecruzamiento de datos públicos y oficiales que desarrolló LA NACION revela uno todavía superior, algo superior a los 5000 empleados.
Sobre ese universo tentativo, LA NACION completó un segundo cruce informático para determinar quiénes de esos 5000 posibles empleados de la Legislatura registran otro empleo formal, en blanco, simultáneo. ¿Qué número surgió? Casi 500 personas, tras descartar otros cientos que figuran con empleos en el sector público y podrían haber pedido un pase en comisión o que laboran en una universidad y podrían dar clases, por ejemplo, en horario nocturno.
El siguiente paso fue analizar a esas 500 personas con empleos simultáneos, en blanco, en la Legislatura y en el sector privado –cifra que, cabe insistir, es apenas el 10% de un total que incluye a todos aquellos que emiten facturas como monotributistas o que pueden tener un empleo en negro y que, por tanto, no son detectables en esta muestra-. Y para ese análisis se buscaron, entre otras variables, patrones llamativos. Por ejemplo, si había empresas que aparecían con dos o más posibles “ñoquis”. Los hubo.
Nodos de conexión
Entre esas empresas figura, por ejemplo, Simone, un concesionario oficial de Ford de las afueras de La Plata que registra dos empleados actuales, más otros nueve que pasaron por allí y que figuran también en la Legislatura. O el de Tisico SA, una empresa de obras y servicios de ingeniería de Berisso, con tres empleados actuales, más otros tres exempleados que también trabajarían en la Legislatura. Ambas empresas respondieron las consultas de LA NACION, aportaron precisiones, aclararon que no estaban al tanto de lo ocurrido y adelantaron que evaluarían los pasos a seguir con esos empleados.
Algunos de esos empleados incluso confirmaron su situación laboral ante la consulta de LA NACION. Como Lucas Ariel Huici, de la concesionaria Simone, quien confirmó que también aparece como empleado en la Legislatura, pero a continuación cortó la comunicación y jamás volvió a atender los llamados durante los días siguientes. Distinto fue el caso de su compañero en la concesionaria, Juan Ignacio Echegoyen, que no confirmó ni desmintió su situación laboral; dijo que iba a “averiguar” y que devolvería el llamado. No lo hizo.
Entre los empleados de Tisico SA, en tanto, aparecen algunos posibles nodos de conexiones. Los tres que aparecen trabajando en la Legislatura son una pareja, más el compañero directo del hombre, en tanto que los otros tres que pasaron por esa empresa aparecen vinculados, también, a la bolsa laboral de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA). ¿Quién era uno de ellos? Juan Marcos Vallejos, uno de los titulares de las tarjetas de débito con que detuvieron a Julio “Chocolate” Rigau mientras extraía $ 1,2 millón de un cajero automático.
Distinto es el caso de Munano SRL. ¿Por qué? Porque los dos socios, su gerente general y al menos cuatro empleados figuran como empleados de la Legislatura; entre ellos, Alvaro Agra y Brenda Caro, dueños de otras dos de las 48 tarjetas de débito que le encontraron a “Chocolate” Rigau al ser detenido.
Consultado por LA NACION, uno de los dueños de Munano SRL, Alejandro Baranthol confirmó que él trabaja en la Cámara de Diputados y que tiene ese emprendimiento comercial en simultáneo. “Llevamos más de diez años, con lo que cuesta en este país, y por desgracia y por suerte tengo la posibilidad de llevar adelante ambas cosas”, explicó. “Con respecto a los empleados, te puedo decir qué hacen en mi empresa; por fuera de eso, no me compete”.
En ese sentido, cabe aclarar un dato sustancial: muchos empleados de la Legislatura con dos o más empleos están lejos de ser “ñoquis”. Todo lo contrario. Realmente tienen dos o hasta tres empleos simultáneos en horarios y días distintos. Es el caso de un sushiman, Braian –LA NACION se reserva su apellido- que se desempeña en la Legislatura y de allí se va a otro empleo donde prepara rollos de sushi, para volver a su casa pasada la medianoche.
“No soy un traidor”
Otros casos, por el contrario, son cuanto menos llamativos. Como los empleados de la firma MacDonald’s en La Plata –entre ellos, la nieta de “Chocolate” Rigau, dueña de otra de las 49 tarjetas que encendieron el escándalo-, los de Aubasa o los de Supermecados Nini –donde se desempeñó un hijo de “Chocolate” Rigau, titular de otra tarjeta-, o los de Gimnasia y Estudiantes, que incluso registran dos empleadas que trabajaron para ambos clubes y para la Legislatura bonaerense.
Al hijo de Rigau en Nini o a los empleados en Tisico, McDonald’s o Munano SRL se suman otros de esas 48 titulares de tarjetas de débito que figuran como empleados simultáneos en la Legislatura y en el sector privado. Desde otro hijo de “Chocolate” en Pestarino SA a Agata Plana –que figuró en El Modelo SRL-, o Diego Berón –en La Vuelta SRL-, mientras que otros de esos 48, según constató LA NACION, tienen trabajos en negro, como un pintor que lidera dos cuadrillas y jamás pisó la Legislatura.
Muchos otros, sin embargo, son ciudadanos anónimos. Como los tres empleados de la empresa AESA, otros tres en UDEC o el hombre y la mujer que trabajan en La Boutique del Peinador, y el padre y la hija que trabajan en una casa de venta de electrodomésticos y artículos para el hogar, sobre la avenida 32 de esta ciudad. “Laburo desde los 12″, replicó a solas con LA NACION, a la que pidió que investigue los grandes robos en vez de quedarse en los “ñoquis”. Luego aclaró que no iba a decir quién lo contrató en la Legislatura y se queda con su salario a cambio de entregarle obra social y aportes jubilatorios. “Sólo le diré dos cosas”, replicó. “La primera, que no va a pasar nada; la segunda, que yo no soy un traidor”.
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