Ernesto Samper: "No conviene que se instale una guerra ideológica en la región"

Pese a ser un artífice de los equilibrios internos en América latina, el secretario general de la Unasur, Ernesto Samper, dejó dos mensajes claros en su breve paso por la Argentina: "A la Unasur no le conviene que se instale cualquier forma de guerra ideológica en la región", dijo, tajante. No sólo ello. También aclaró que si el Mercosur avanzara hacia un aislamiento de Venezuela, "se terminaría afectando a los propios venezolanos en decisiones drásticas que no ayudarán a la integración en el largo plazo".

Samper se reunió con la canciller Susana Malcorra y con otros funcionarios del Gobierno en su breve paso por la Argentina, y en diálogo con LA NACION dejó un claro mensaje que bien puede estar dirigido elípticamente a la administración de Mauricio Macri. Pidió que "los gobiernos no trasladen sus diferencias ideológicas a la Unasur".

-¿Qué evaluación hace del resultado del plebiscito en Colombia por el tratado de paz?

-Para quienes hemos sido partidarios del sí en Colombia, los resultados son poco menos que sorprendentes, por no decir frustrantes. El país lleva más de 50 años de conflicto armado y por primera vez se ve que hay una salida negociada al conflicto y creo que el plebiscito muestra que la mitad del país votó por el aval a los acuerdos y el resto de la gente no necesariamente votó en contra de la paz, sino en contra de algunos requisitos que puso el gobierno. Hubo una confusión sobre lo que era que estaba en juego. Esperamos que la confusión pueda ser aprovechada para influir en los actores del acuerdo y dar con un proceso donde los partidarios del no sean escuchados en sus reclamos.

-¿Cómo colaborará la Unasur?

-Hemos seguido de cerca el proceso y hemos colaborado para lograr el fin de este conflicto. Por supuesto que vamos a seguir colaborando para lograr la paz definitiva.

-¿Qué hará la Unasur ante la crisis de Venezuela?

-Hemos presentado una iniciativa económica a las autoridades venezolanas que implica un plan de solidaridad sobre la base de una unificación cambiaria; un traslado de los subsidios para que lleguen a la gente y optimizarlos más, y finalmente, una elevación gradual de los precios de los servicios de energía, que son ridículamente bajos. La propuesta fue evaluada por muchos reconocidos economistas de la región. Y tenemos la esperanza de que el gobierno de Maduro la ponga en marcha. Estoy completamente convencido de que esta iniciativa será tanto o más importante que la propuesta de diálogo político en Venezuela.

-Temer y Macri han reclamado el revocatorio urgente en Venezuela. ¿Usted qué dice?

-Hemos apoyado la figura del revocatorio porque creemos que es una figura constitucional y un derecho de los ciudadanos. De hecho, no sería la primera vez que se hace un revocatorio en Venezuela. Ya se hizo durante el gobierno de Chávez, cuando éste ganó. Por supuesto nuestro papel como Unasur no es fijar los plazos ni estamos para ser árbitros de cuándo o cómo se debe hacer, porque ésa es una decisión de las autoridades electorales.

-¿La Unasur reclamará por las libertades individuales allí?

-El hecho de que no ejerzamos el papel de la Unasur a nivel público no quiere decir que no lo hagamos institucionalmente. Hemos venido trabajando con el gobierno venezolano para que se constituya una comisión de verdad y justicia a partir de los hechos de violencia ocurridos y por aquellas personas por las que hoy se reclama su libertad con la idea de llegar a una amnistía entre el gobierno y la oposición que permitiera solucionar la situación. Me parece más efectivo esto que las simples declaraciones públicas.

-Hoy existe otra realidad de la Unasur que no existía con Dilma Rousseff y Cristina Kirchner...

-Diría que antes estaba igualmente repartida. Hay por cierto un claro cambio de signo ideológico que no sólo no me preocupa, sino que me parece un reto interesante en la medida en que este cambio ha sido resultado de una decisión democrática. La Unasur debe sustentar la continuidad democrática en la región. Aun así, desde la Unasur debemos rescatar que con todo hemos sacado de la pobreza a más de 120 millones de personas en la región con gobiernos que tenían ideologías liberales o progresistas. Hoy tendríamos que hacer el mismo esfuerzo sin importar la afinidad ideológica de cada gobierno. No debe haber discusiones ideológicas sobre estos temas. Tengo claro que no conviene que se instale cualquier forma de guerra ideológica en la región. Trabajaré para que eso no suceda. En la Unasur estamos para integrar y no para desintegrar.

-¿Como evitará que ello suceda?

-Tratando de invitar a los gobiernos que buscan trasladar sus diferencias ideológicas para que no lo hagan en la Unasur. No nos interesa trasladar la guerra ideológica a la Unasur. No estamos para eso, sino para integrar con beneficios a la región.

-Pero las guerras ideológicas existen...

-La Argentina creo que es la menos aludida. Tiene sus diferencias, pero las posiciones que cada país puede plantear son parte del libre juego de la política externa de cada país.

-¿Cree que ayuda a la integración la idea del Mercosur de aislar a Venezuela de ese bloque?

-No, no me quiero meter en corral ajeno. No sería conveniente que esto terminara en un aislamiento mayor de Venezuela porque terminaría afectando a los propios venezolanos. Y estas decisiones drásticas no ayudan a la integración en el largo plazo. Le doy el caso de Cuba. Desde que fue expulsada por la OEA, nunca la OEA volvió a ser la misma. Creo que los escenarios de integración se hicieron precisamente para que las diferencias se puedan solucionar dentro de esos escenarios y no ideologizando la integración.

-¿Está de acuerdo en invocar la cláusula democrática contra Venezuela?

-Está prevista cuando hay una ruptura democrática, y esto no tiene nada que ver con la ideología, sino con el compromiso de cada país. No veo hoy una sanción. Hay que apoyar a Venezuela para acercar posiciones. Estamos muy pendientes de que se sume el Vaticano para que el Papa pueda sumar esfuerzos por la unidad.

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