Entre triunfal y “bilardista”: Javier Milei busca la epopeya de la primera vuelta
El líder de La Libertad Avanza se mostró en pose de presidente, aunque en privado reconoce que lo más probable es que vaya a una segunda vuelta con el oficialismo; los libertarios subestiman un ballotage con Bullrich; pondrán a prueba su techo en las urnas
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Pese a que en su último spot habló en una cadena nacional falsa con traje de presidente y aunque dijo que es “probable” que este domingo gane en primera, Javier Milei tiene, en privado, sus expectativas ajustadas. “Es bilardista, sabe que no hay nada definido aún”, dijo uno de sus colaboradores en la víspera de la elección.
El líder de La Libertad Avanza y su equipo buscaron instalar un clima triunfal en el sprint final de la campaña. Alegaron que, con un último empujón dado por votantes que no participaron de las PASO más una buena fiscalización, es posible que se alcen con la presidencia sin pasar por el ballotage. “Necesitamos fiscalizar. Y si mucha gente que no fue a votar decide hacerlo ahora es probable que ganemos en primera vuelta”, gritó Milei en el Movistar Arena esta semana.
Puertas adentro, no obstante, los libertarios reconocen que la epopeya es muy difícil porque implicaría un crecimiento de diez puntos respecto al 29,86% que obtuvieron en agosto. Pese a que Milei dio la sorpresa y quedó como el favorito, los principales candidatos tuvieron un virtual triple empate en las primarias.
Así, superar la barrera de los 40 puntos y quedar a más de 10% del segundo sería la hazaña máxima para los libertarios, que advierten que -de lograrlo- “no van a cogobernar” con el Gobierno hasta el 10 de diciembre. Pero si Milei no llega a la proeza, prefiere disputar un ballotage con Sergio Massa, el candidato oficialista de Unión por la Patria. “Es cómodo confrontar con él porque tenemos que hablar de la economía tres semanas. Es tener el arco medio vacío”, se confiaba días atrás un candidato de La Libertad Avanza.
Un colaborador muy estrecho del líder libertario anticipó la estrategia que desplegaría Milei en ese escenario: “Convocaremos al 70% que quiere un cambio en la Argentina para que nos acompañe. La campaña va a ser kirchnerismo o Milei”. Es, en definitiva, el discurso que inauguraron después de las PASO, en donde buscaron polarizar con el oficialismo y presentarse como la verdadera alternativa al peronismo, un título que hasta entonces portaba solo Juntos por el Cambio.
Una segunda vuelta con Patricia Bullrich, en cambio, sería un escenario más difícil para Milei. En La Libertad Avanza se empeñan en descartar esa posibilidad e insisten con que ven a la candidata de Juntos por el Cambio “tercera cómoda”. Lo cierto es que si Bullrich sorprende y contradice los pronósticos de los encuestadores, el partido será más riesgoso para Milei.
Allí es cuando los libertarios apuestan a sus fronteras porosas con el PJ, dado que Milei ya cosechó votos del electorado peronista. Un candidato a diputado lo ilustró diciendo que el “River-Boca” de la Argentina es el kirchnerismo versus Juntos por el Cambio y así argumentó que el que quede afuera del “superclásico” prefirá una tercera opción antes que la victoria de su archirrival.
Márgenes y límites
En caso de que ingrese a un ballotage, para Milei no solo será clave salir primero, sino también obtener una diferencia sustancial, que le permita sostener que el cambio de rumbo político es inevitable. Es que, en los comicios, el líder libertario también pondrá a prueba sus límites y verá si también llegó a un techo. En las últimas semanas los otros candidatos alimentaron la “campaña del miedo”. Y también hubo episodios polémicos en las filas del libertario, como el proyecto para “renunciar a la paternidad” de la candidata a diputada Lilia Lemoine, o el pedido de cortar relaciones con el Vaticano del “prócer” de Milei, el economista Alberto Benegas Lynch.
Un importante asesor de Milei apuntó: “La campaña del miedo fue feroz y pudo haber tenido un efecto. Aún así es difícil que haya cambiado mucho el panorama. El escenario más probable es un ballotage con Massa. Siempre fue un poco así”.
Milei reguló al máximo sus apariciones durante la semana previa a la prueba de fuego en las urnas. Combinó las últimas caravanas proselitistas en el conurbano con días sin agenda pública y momentos de introspección. El miércoles buscó dar el último golpe de efecto cuando se mostró como un rockstar frente a un Movistar Arena lleno. Allí se movilizaron todos los partidos y gremios que se encolumnaron detrás suyo, además de sus seguidores y fanáticos.
El jueves se dio tiempo para darse un gusto musical y asistió al Luna Park junto a su hermana Karina para escuchar un homenaje sinfónico a los Beatles (Let It Be. A Beat Symphony). Después de esa aparición pública, se replegó. En su entorno aseguraron que pasó las últimas horas “trabajando” y ajustando los detalles del búnker, que tendrá lugar en el Hotel Libertador. A diferencia de las PASO, los pedidos de acreditación de la prensa local y extranjera superaron la capacidad del lugar (en La Libertad Avanza dicen que “recibieron 800 pedidos, cuando solo había 200 cupos”). La situación motivó un comunicado de la Asociación de Corresponsales Extranjeros de la República Argentina (Acera) y de medios locales que quedaron marginados.
Según cómo quede configurado el escenario, Milei deberá ajustar su mensaje de la noche de los comicios. Se verá si se muestra aplomado como en el primer debate presidencial o pirotécnico como cuando dijo que “cuanto más suba el dólar más fácil es la dolarización”. Todavía tiene cartas por jugar. Por ejemplo, aún no anunció quién sería su ministro de Economía, un nombre que tendría decidido pero que se guarda bajo siete llaves.
En principio, sus asesores dirigentes y cuadros técnicos coinciden en que el líder libertario no estaría dispuesto a cogobernar hasta diciembre. “Él ya ha manifestado que no tiene interés en hacer una transición con Alberto”, recordó uno de los principales colaboradores del candidato. Otro ladero de peso apuntó: “Javier no estará azuzando el caos. Pero tampoco se hará cargo”.
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