Entre tambores de guerra interna, Cristina y Kicillof abren una negociación en busca de un acuerdo en el PJ
El contacto se produce a través de un emisario secreto y del intercambio no participan los entornos; ponen sobre la mesa la conducción del PJ nacional y la del peronismo bonaerense
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Para afuera, suenan los tambores de guerra. Todo hace pensar que habrá interna en el PJ y que Cristina Kirchner tendrá que disputarla contra su voluntad. Pero para adentro, hay negociaciones tendientes a evitar la confrontación y uno de sus protagonistas es Axel Kicillof. Entre ellos dos se cocina, contra reloj, un posible acuerdo de unidad que involucra al peronismo nacional y también al bonaerense. Y que identifica a Javier Milei como el verdadero enemigo a vencer en el terreno electoral.
Según pudo saber LA NACION, se abrió en las últimas horas un “ducto” entre la expresidenta y el gobernador para negociar los términos de ese posible acuerdo, al que todavía no cerraron. Ese canal de diálogo lo encarna un emisario -que las fuentes consultadas no identificaron- que se encarga de llevar el “correo” entre el Instituto Patria y La Plata. Con una condición: del ida y vuelta no participa nadie más que Cristina y Kicillof. Los entornos, por más directos que sean, quedan afuera.
La “conversación” fina entre Cristina y Kicillof -a través del emisario que “no pertenece a ninguna de las dos bandas”- solo la conocen ellos. Pero trascendió un primer esquema de negociación: la jefatura del PJ nacional podría quedar atada a la del PJ bonaerense. ¿Cómo es eso? Que el kirchnerismo se quede con la conducción del peronismo a nivel nacional y el “axelismo” pase a controlar el PJ de la provincia. Para Cristina tendría un costo, que sería sacrificar el cargo que ocupa su hijo Máximo Kirchner.
Para Kicillof, en tanto, ese esquema interno le permitiría argumentar a los propios -que tienen la “cara pintada como Carlos Bianco, Jorge Ferraresi y Andrés “Cuervo” Larroque- que tomar la jefatura del PJ bonaerense significaría transformarse en el “jefe político” de la provincia que gobierna, nada más y nada menos. El costo, para el gobernador, sería avalar el liderazgo nacional de Cristina, pero al mismo tiempo se sacudiría un fantasma que lo inquieta: convertirse en un próximo Daniel Scioli.
Los dos, Cristina y Kicillof, se encuentran ante una situación política novedosa: la expresidenta creyó que podría sentarse en el máximo sillón partidario por aclamación, solo por el peso de su figura política, mientras que el gobernador ensaya por primera vez una suerte de resistencia interna de la que, hasta el momento, había mostrado pocas señales. Aunque los que trasiegan el mundillo peronista fijan como un hito “cuando se plantó porque le querían dar la candidatura a gobernador a Martín Insaurralde”.
Esa situación ocurrió en el cierre de listas para las elecciones de 2023. La jugada del kirchnerismo era fuerte: Máximo Kirchner quería que Insaurralde fuera de candidato a gobernador y Kicillof a presidente. Después, cuando el actual mandatario encontró apoyo para frenar la maniobra, el jefe camporista intentó desplazar a Verónica Magario de la vicegobernación y colocar allí al “crédito” lomense. La apuesta tampoco prosperó. Desde allí, la relación entre Kicillof y Máximo se rompió.
Con el diario del lunes, el peronismo hubiera perdido también la preciada gobernación bonaerense -tal vez su último enclave de poder real- con Insaurralde en la boleta principal de la provincia. La caída en desgracia del exintendente de Lomas de Zamora, por “mérito” propio, es uno de los principales motivos por los cuales los “axelistas” discuten la conducción al kirchnerismo. Saben que Insaurralde sigue siendo un socio político dilecto de Máximo, pese a que no puede asomar la cabeza en la escena pública.
Actor de reparto
En medio de este PJ ambacéntrico, donde las principales decisiones se toman en Buenos Aires y La Plata, el riojano Ricardo Quintela pugna por no ser un actor de reparto. Hasta ahora su voluntad de competir por la presidencia del PJ se mantiene firme, a tal punto que no atendió los llamados de Cristina Kirchner, pero dijo que lo hará el próximo lunes. Rodeado de albertistas que intentan reconvertirse, como Victoria Tolosa Paz y Santiago Cafiero, el “Gitano” se apuró a presentar su lista una semana antes del cierre.
Pero más que de los retazos de lo que alguna vez ¿condujo? el expresidente Alberto Fernández -otro caído en desgracia por “mérito” propio-, Quintela depende enteramente de que Kicillof no termine apoyando a Cristina Kirchner para la presidencia del PJ. El riojano tiene una trayectoria interna sinuosa: pasó de apoyar la precandidatura presidencial del camporista Wado de Pedro en 2023 -frustrada por falta de apoyo- a enfrentar ahora a la propia jefa del kirchnerismo. Aunque se amilana a la hora de las declaraciones.
De hecho, pese a que en el Patria estallan de furia contra el riojano, no se encuentra ni una sola referencia crítica de su parte hacia Cristina Kirchner. Eso sí: su presencia en cancha ofrece a los antikirchneristas del PJ -en el que hacen fila desde la CGT hasta intendentes y legisladores que ya no bancan el “dedazo”- el goce de ver a “la jefa” en la inédita necesidad de negociar para evitar la interna. Claro que el destinatario de su concesión no sería Quintela, sino quien fuera su alumno preferido, el “chiquito” Kicillof.
Todo ocurre a pocos días de que venzan los plazos legales para presentar los avales -el próximo martes- y finalmente las listas para el Consejo Nacional del PJ, cuyo deadline será el viernes 18. Un día antes, el 17 de octubre, Kicillof encabezará un acto en la localidad de Berisso, donde confluirán todos los dirigentes enrolados desde ahora en su proyecto presidencial de cara a 2027. A ese encuentro, afirman fuentes partidarias, no fueron invitados los dirigentes de La Cámpora ni menos aún, el propio Máximo Kirchner.
El titular del PJ bonaerense estuvo este viernes en el club Talleres de Escalada, junto al intendente de Lanús, el camporista Julián Álvarez, y el sindicalista de la CTA Edgardo Depetri. En ese marco, Máximo Kirchner se despachó con una frase al menos sugestiva: “Cristina siente una gran responsabilidad y siente que tiene que dar la pelea para construir colectivamente una salida a esta realidad que tanto le duele a nuestro pueblo a lo largo y a lo ancho de la Patria. Tenemos que construir el camino de salida del gobierno de Milei”.
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