Entre lo verosímil y lo probable
Fue una revancha. La comunicación política superó por goleada a la comunicación. La aplastó. Hubo menos revolución de la alegría, menos performances de cotidianeidad, para pasar a plantear un discurso mucho más duro. La apertura de sesiones del Congreso por Mauricio Macri vio un discurso drástico, serio, polémico. El primer intento de construir un relato presidencial consistente.
Las formas importaron, pero el contenido primó. Y ante la existencia de un norte claro siempre está el pasado para ayudar. Esas son las bases que esboza su incipiente "mito de gobierno", una referencia breve que representa el pasado y presente a través de un relato corto que denuncia al populismo de los últimos 12 años. Ese fue su recorte planteando un Estado con dificultades para resolver sus principales responsabilidades. Afirmó que más recursos no permitieron reducir los problemas de pobreza. Identificó al Estado con el clientelismo y asoció esto a la corrupción.
Pero un "mito de gobierno" implica también una conjunción con el devenir futuro. La agenda del Siglo 21 y sus propuestas de reformas sociales fueron esto. La agenda del cambio climático, obligatoriedad de la educación desde los 3 años, llevar Internet "hasta al pueblito más alejado", devolución del IVA para la canasta básica alimentaria, ampliación de la AUH, diseñar una respuesta al reclamo del 82% móvil, generación de empleo, reformar el Consejo de la Magistratura, impulsar una ley del arrepentido y una "profunda reforma política".
Macri trabajó sobre lo verosímil y lo probable. Trató de actualizar su contrato de gestión ofrecido desde lo electoral. Fue una combinación de hechos y valores. El mito de gobierno es un elemento unificador que simboliza la dirección y la justificación de las políticas. Lo usan los presidentes para justificar sus acciones e inacciones. Y siempre tiene una fuerte carga ideológica.
Por eso Macri no ahondó en la "grieta". Simplemente ratificó la enorme polaridad que distingue a los argentinos. Y lo hizo desde lo ideológico. Algunas dimensiones que hacen a un discurso ideológico son el contraste. La existencia de la ideología se da siempre en contraste con alguna creencia que no representa tal o cual ideología, legitimando el Yo y el Nosotros frente a la deslegitimación del Otro.
Además, una ideología aporta facticidad, en el sentido de que realiza proclamas o reclamos veraces, o evaluaciones más o menos sobre hechos existentes. Michel Pechêux afirma que las ideologías no están hechas de ideas sino de prácticas, es decir están asociadas a hechos. Implica una interpretación global y también ofrece previsiones de futuro y propuestas prácticas vinculadas con la toma de decisiones. Y suelen tener funciones. Una de ellas de carácter "dominante". Macri presenta como verdad las afirmaciones que realiza
La ideología está motivada a la acción para influir en la opinión pública y no formada en abstracto. La ideología es un nexo entre las ideas y la acción. Desde este discurso, Macri decretó su visión del pasado. Un dirigente de izquierda me confesaba su perplejidad ¿cómo es que la derecha nos arrebató la bandera del cambio? Esa es la incógnita. Si las banderas son sólo palabras o voluntades, o se transformarán en actos y políticas.
El autor es consultor en estrategia y comunicacion
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