Entre la paternidad y los posibles cambios de gabinete, las inusuales jornadas de la Semana Santa del Presidente
El Presidente buscó preservar la intimidad, pero habló con varios de sus ministros; a Manzur le pidió más protagonismo público y que vuelvan las reuniones de funcionarios; la idea para que el Papa bautice a Francisco
- 7 minutos de lectura'
El encuentro con su par de Ecuador, Guillermo Lasso, previsto para este lunes a las 11 de la mañana es la primera actividad oficial que el presidente Alberto Fernández tendrá en más de una semana. Pese a no haberse tomado licencia formal por el nacimiento de su segundo hijo, Francisco, el mandatario estuvo alejado de la escena pública en los últimos días y su agenda se remitió a reuniones informales en la residencia de Olivos y el Sanatorio Otamendi, donde su mujer, Fabiola Yáñez, dio a luz al primer hijo de la pareja, la madrugada del lunes.
Todo en medio de un período de máxima tensión por la feroz interna del oficialismo, con una inflación que el Gobierno no logra controlar y en medio de posibles cambios de gabinete, que desde el entorno presidencial son relativizados. “Los cambios vienen más promovidos por quienes quieren que hayan cambios que por Alberto mismo”, aseguran.
“Familia, charlas, reuniones. Nada oficial”, así describió una fuente oficial de Casa Rosada las horas que atraviesa el mandatario en la residencia oficial de Olivos. Allí llegó el jueves pasado el mediodía, luego de que Yáñez y el bebé recibieran el alta médica, tras poco más de tres días de internación. La salida, prevista para las 12 del mediodía, se demoró porque a poco de bajar desde la suite presidencial del lugar, el bebé lloró por hambre y se frenó todo para alimentarlo. Una vez abajo, la pareja presidencial mostró al recién nacido. Desde allí partieron en uno de los autos oficiales rumbo a Olivos.
Durante los días en que Yáñez estuvo internada, Fernández recibió a varios de sus hombres más cercanos, como el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y el canciller Santiago Cafiero, que fue temprano uno de los días y se quedó hasta entrada la noche, conversando con el mandatario. Vitobello asistió el mismo lunes, pocas horas después de que naciera el bebé. Fue el día más íntimo de todos y en el que además de Vitobello, amigo histórico del mandatario, participaron la familia del presidente, la de Yáñez, y otros amigos cercanos.
Otro de los funcionarios que asistió al sanatorio, ubicado en el barrio de Recoleta, fue el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, con un regalo para el recién nacido. De Pedro, un equilibrista en medio de las tensiones en el oficialismo, fue el único kirchnerista que llegó hasta allí.
En el lugar, durante buena parte de esas jornadas, también estuvo la portavoz, Gabriela Cerruti, quien a través del chat de comunicación, en el que están todos los ministros, resultó ser elegida como encargada de recaudar el dinero para el regalo que le hará el Gabinete al recién nacido. El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, fue quien eligió unos juegos infantiles de “industria nacional y cooperativos”, para el regalo de nacimiento del bebé presidencial. La idea es llevárselo en una semana a Olivos.
Desde el entorno del mandatario explican que el jueves fue un día “full de paternidad”, pero que el miércoles por la noche habló largamente con el jefe de Gabinete, el tucumano Juan Manzur. Explican que ahondaron sobre “varios temas” y quedaron en que Manzur “tenga más protagonismo, recupere el que tenía al principio, que vuelvan las reuniones de gabinete y que salga en medios de comunicación”. Pese a la charla, hay reservas: “Vamos a ver si lo logra o no, porque Manzur tiene una cosa que le gusta más la rosca política que los medios”, aseguran cerca de Fernández.
Durante estos días, Fernández también habló de forma permanente con el titular del Palacio de Hacienda, Martín Guzmán. “Hablaron todo el tiempo y con él acordó el comunicado que salió de las audiencias públicas”, explicaron sobre uno de los temas más sensibles del momento y que mayores tensiones despierta en la interna oficialista. Desde el albertismo aseguran que el hecho de que salieran juntos con el tema Guzmán y el secretario de Energía, Darío Martínez, hizo “que se mostrara la unidad ahí”. Sostienen que el rol fuerte que está jugando Martínez, “parecería que va a ordenar para abajo”. Aseguran, también, que el Federico Bernal, de Enargas, “está ordenado“ y queda (el subsecretario, Federico) ”Basualdo suelto”.
La referencia no es casual en medio de los posibles cambios de gabinete que se manejan por estas horas y en el que el área de Energía, con la candente discusión por tarifas y subsidios está en el centro de la escena, atravesada por las diferencias entre el ala dura de la coalición oficialista, encabezada allí por la resistencia de Basualdo, y la posición del Gobierno, con Guzmán a la cabeza.
“Nadie está pensando en nada muy traumático”, dicen cerca del mandatario. ”Los cambios vienen más promovidos por quienes quieren que hayan cambios que por Alberto mismo”, insisten y amplían: “Los cambios los instalan los que quieren entrar al Gabinete”. Y aseguran que “la línea de Alberto es la de Guzmán (en referencia a los dichos del ministro en una entrevista brindada a comienzos de esta semana a C5N): “Gobernamos con los que quieren gobernar. Gobernamos con los que están y el resto váyase o no moleste”.
“No va a terminar siendo una cirugía como muchos piensan, todo va a ser mucho más maquillaje que otra cosa”, aporta otra fuente de Casa Rosada sobre los cambios que podrían conocerse en el Gabinete. “Claramente que algo hay que hacer, sería una suerte de relanzamiento, pero no esperaría mucho más”, agrega otra fuente con despacho en Balcarce 50.
En medio de esta semana caliente y atípica, Fernández mantuvo una suerte de rutina que lo ubicaba al mediodía en el Otamendi, después de algunas reuniones en Olivos por la mañana, y se quedaba hasta entrada la noche en el sanatorio. Desde allí vio la exposición de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, al inaugurar las sesiones de la Asamblea Parlamentaria Eurolatinoamericana (Eurolat) en el Centro Cultural Kirchner (CCK). Y sobre lo que más habló en las horas posteriores aseguran que fue “por la repercusión que había tenido” y que “le llegaron muchos expresiones de diputados europeos que decían que había sido raro lo que había pasado”. Entre ellos ubican a varios cercanos al presidente español, Pedro Sánchez, que dijeron que había sido “rara la situación”.
Durante estas jornadas, Fernández no se vio con la mayoría de sus ministros, “muchos no pasaron, básicamente por una cuestión de intimidad. La clínica era como un lugar muy de Fabiola”, agregan. Yáñez estuvo allí acompañada por su mamá, Miriam, y sus dos hermanas menores, Tamara y Valentina. Al Otamendi llegaron los regalos para ella y el bebé, que fueron redireccionados a Olivos.
Pese al convulsionado escenario político, quienes vieron en las últimas horas a Fernández lo describen “tranquilo y conmovido” con su nueva paternidad y “muy conectado también con su primogénito, Tani”. En medio del cruce entre vida privada y pública están quienes se animan a pensar un eventual bautismo en Roma, por el Papa Francisco. “Que lo van a querer bautizar, seguro”, dijeron cerca del mandatario, aunque distinguieron que no hay nada pensado o definido por el momento, pero admitieron que la pareja “tienen buena relación” con el Pontífice y “el Papa hace esas cosas, de hecho hace unos años lo hizo con el hijo de Lucrecia Cardoso (secretaria de Desarrollo Cultural)”.
“Aparece como una idea o posibilidad, pero sin nada concreto aún, imaginate que aún no están definidos ni los padrinos”, completó otra de las voces consultadas.
Temas
Otras noticias de Alberto Fernández
Más leídas de Política
Interna. Cristina Kirchner será presidenta del PJ, luego de que la jueza Servini rechazara la impugnación de Quintela
El fallo que benefició a Cristina. Servini argumentó que Quintela no presentó “elementos probatorios”
Indagatoria. Citaron a Alberto Fernández a declarar como acusado en la causa de los seguros
Golpe emocional. Murió el abuelo paterno de Franco Colapinto, Leónidas