De La Matanza a Washington: con el traje de ministro-candidato, Massa se divide entre la campaña y las negociaciones con el FMI
Participó de un zoom con los técnicos del Fondo y asegura que viajará su equipo el lunes para cerrar el acuerdo el viernes; a la par, desembarcó en Laferrere junto a Espinoza y Magario
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“Hay que tener ductilidad para manejarse entre Washington y Laferrere”, le comentaron a Sergio Massa tras una visita a La Matanza, el bastión histórico del PJ, donde las distintas facciones del peronismo se encolumnan detrás de su candidatura presidencial, pese a que naturalmente no lo hubieran elegido como su primera opción electoral. El ministro de Economía hizo una mueca de aprobación y sorbió el mate que lo acompañó durante toda la recorrida de ida y vuelta entre su casa en un barrio cerrado de Tigre y el distrito más populoso del conurbano.
El ministro-candidato había comenzado la jornada del sábado muy temprano, en un zoom con funcionarios técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI), en procura de cerrar un acuerdo que, según él, se concretará la semana próxima. “El lunes viaja nuestro equipo y el viernes se firma el state level agreement”, aseguró Massa a LA NACION, mientras se acomodaba en la camioneta que lo llevaría a La Matanza. No es la primera vez que lo anticipa.
Según trascendió, el objetivo del jefe del Palacio de Hacienda es sacar al Fondo de la agenda política argentina hasta que concluya el proceso electoral, posiblemente con el ballotage del 19 de noviembre. Por eso, tal vez, se extendieron tanto las negociaciones de la última revisión, en cuyo desarrollo Massa se volvió a apalancar en el apoyo del gobierno de Estados Unidos. El ministro de Economía entiende que no puede dejar el cargo, pese a que la campaña presidencial le insumirá cada vez más tiempo, porque el FMI le requiere que se quede a cumplir el compromiso asumido. Los detalles de la conversación los mantiene en secreto.
Hombre orquesta
Massa dio este sábado otra muestra de que le gusta jugar el papel de “hombre orquesta”, atendiendo distintos frentes en forma simultánea: desde una llamada telefónica de Máximo Kirchner desde Río Gallegos, pasando por los mensajes de su secretario de Hacienda, Raúl Rigo, el técnico que lleva los números finos de la administración, y surfeando la interna del peronismo en La Matanza, donde se mostró junto al intendente Fernando Espinoza y a la vicegobernadora Verónica Magario, pero no dejó de enviar un mensaje al Movimiento Evita al anunciar que próximamente visitará la universidad del distrito, cuya conducción está aliada con Emilio Pérsico y su mujer, Patricia “Colo” Cubría, contendiente de Espinoza de cara a la PASO de Unión por la Patria (UP).
En forma paralela, Massa se tomó un ratito para ver en su teléfono celular los últimos spots de campaña del alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, pese a que deslizó a sus colaboradores que la interna de Juntos por el Cambio (JxC) “la está ganando Patricia” Bullrich. También observó una entrevista que le hicieron al “lilito” Juan Manuel López en la que advirtió sobre un escenario similar a 2001 en caso de que la exministra de Seguridad llegue a la Casa Rosada y bromeó: “Ni yo me hubiese puesto tan creativo”. Y dijo que de acuerdo a los números de encuestas que maneja, “por primera vez” Martín Lousteau está arriba de Jorge Macri en la ciudad de Buenos Aires.
Sobre Javier Milei, el contendiente presidencial de La Libertad Avanza (LLA), Massa pareció anticipar -en diálogo con dirigentes y en su entorno más cercano- una próxima andanada del oficialismo por la propuesta del economista libertario de “dolarizar” la economía, avanzar con “privatizaciones” y “hablar mal de la Argentina ante el Fondo Monetario”. En esa bolsa también incluyó el ministro a los economistas de JxC Luciano Laspina y Hernán Lacunza. En su paso por La Matanza hizo una referencia pública al tema: “Son los que llaman a la división de los argentinos y dejaron al país híper-endeudado”, advirtió.
En tren de campaña electoral, Massa dijo -en la inauguración de un bajo a nivel financiado por el Ministerio de Transporte, bajo su órbita política- que “nunca” se verá a referentes del oficialismo “apelando al fracaso del país”, una conducta que reprocha a dirigentes de la oposición. A su lado estaban Espinoza y Magario, quienes asentían las palabras del ministro-candidato. Aunque el jefe comunal no se privó de advertir: “Sergio es nuestro futuro presidente, con la conducción estratégica de Cristina, no nos olvidemos”. La vicegobernadora fue más elogiosa: “Mandé a transcribir tu discurso de San Martín, seguí así que vas muy bien”, le dijo.
Actuando en dupla, como de costumbre, Espinoza y Magario le levantaron sus brazos a Massa como quien corona a un boxeador que acaba de ganar una pelea. “Esta obra se paró en 2015, cuando toda la plata del Estado nacional se usó en la ciudad de Buenos Aires, pero acá nada”, dijo el ministro de Economía al inaugurar el bajo a nivel. Más tarde cortó la cinta de un centro de monitoreo de seguridad sobre la línea Belgrano Sur, en la estación de Laferrere. El sistema montado allí es idéntico al del Centro de Operaciones (COT) Tigre.
Tras el segundo acto, Massa se subió nuevamente a su camioneta para regresar a Tigre. En el viaje de vuelta tuvo tiempo de mirar encuestas que dan a su esposa Malena Galmarini en primer lugar en la PASO de UP, contra el intendente local Julio Zamora, y de rechazar la posibilidad de armar un “gabinete en las sombras” para demostrar que tiene equipos en caso de llegar a la Casa Rosada el 10 de diciembre. “No es momento, hay ministros gobernando todavía, eso no se hace”, se le escuchó decir a Massa. También, que hay dirigentes del peronismo no kirchnerista que son “rescatables” para el futuro, como Florencio Randazzo y Diego Bossio.
Antes de bajar de la van, Massa repasó como una “lista de buena fe” a los funcionarios bajo su ala designados para viajar a Washington el lunes: “(Gabriel) Rubinstein, (Leonardo) Madcur, (Raúl) Rigo, (Lisandro) Cleri y alguno más”, enumeró. Y no descartó la posibilidad de tener que viajar él mismo para sellar el entendimiento, pese a que no sería su intención. Es que la semana próxima tiene actos políticos relevantes, como una visita a la CGT el próximo miércoles.
Por último, Massa ponderó su relación con algunos sindicalistas de peso y dejó una frase que pinta cómo entiende el peculiar estado de unidad que atraviesa el peronismo: “Los dos mejores dirigentes que conocí fueron Néstor Kirchner y el gallego (José Manuel) De la Sota”, aseguró. Y ya se sabe que el santacruceño y el cordobés tenían estilos y concepciones políticas muy disímiles.
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