Entre charlas, sonrisas y complicidad, las dos parejas exhibieron su buena sintonía
Compartieron una agenda cargada de actividades; una camiseta argentina, el regalo de Macri a los reyes
AMSTERDAM.- "¡Oh!", exclamó la reina Máxima, mientras los ojos de su marido se abrían con expresión de alegría ante el regalo de su visitante. El presidente Mauricio Macri tenía en sus manos una camiseta de la selección argentina de fútbol firmada por sus integrantes y se lo entregaba al rey como obsequio, tal vez (por el tamaño) para alguna de sus tres hijas mujeres. La primera dama, Juliana Awada, sonreía con ganas.
La postal resume, tal vez como ninguna otra, la sintonía que mostraron ambas parejas durante la larga primera jornada de la delegación argentina en tierra holandesa. Charlas, sonrisas y mucha complicidad fueron la constante entre parejas que se conocen mucho y que ayer tuvieron la disposición para demostrarlo.
El rey y el Presidente compartieron juntos el trago amargo que significaron los silbidos y gritos durante la ceremonia de bienvenida, en la plaza Dam. Mientras tanto, sus esposas observaban la escena sin comentarios.
Como en los paseos de verano compartidos en el country Cumelén de Villa La Angostura, Máxima y Awada charlaron animadas durante la exhibición de hockey que ambas parejas compartieron luego del foro de negocios, allí donde Macri le obsequió la camiseta argentina al rey. Escucharon las vivencias de jóvenes argentinos que viven y trabajan en Holanda y los secretos de ese deporte. Al igual que durante la mañana, cuando compartieron junto a Macri la visita a la Casa-Museo de Ana Frank, o por la noche, cuando asistieron a la cena de Estado en el imponente Palacio Real, tuvieron la delicadeza de no repetir sus atuendos y looks. La reina, con tonos oscuros durante el día y un vestido color carne escotado por la noche; la primera dama, de blanco durante la jornada y tonos grises en el cierre.
Máxima pidió estar en la recorrida de Macri y Awada por la casa de Ana Frank, la niña judía que se mantuvo dos años cautiva de la ocupación nazi junto a su familia y que falleció de tifus en un campo de concentración. Emocionada, Awada luego escribió en el libro de visitas: "Ana Frank nos sigue enseñando acerca de la condición humana, de lo que puede ser la esperanza en el medio del dolor y a lo que puede llevarnos la intolerancia".
Luego de compartir el almuerzo, las dos parejas llegaron juntas a la Bolsa de Berlage, donde se desarrollaron el foro económico y la clínica de hockey. Macri y el rey aprovecharon para hablar de fútbol, a juzgar por el gesto de "cabezazo" que Guillermo le hizo al Presidente mientras los chicos intentaban embocarle al arco. Después de un rato en la cancha de césped sintético, las parejas fueron a prepararse para la gala.
Allí, y por segunda vez en el día, el elogioso fue el Presidente para con la reina. "Cada vez más holandeses se interesan por la Argentina, ¿por qué será?", se preguntó Macri mirando a la soberana. "Muchos dicen que es de origen argentino, para mí es de origen angelical, el rey se llevó una de las mejores joyas de nuestro país", completó. En el foro había herido la susceptibilidad de algunos locales al afirmar que la reina, que tiene ciudadanía holandesa desde 2001, "nos representó muy bien".
La corriente de simpatía se extenderá a hoy, cuando las parejas compartan el paseo por el puerto de Rotterdam y la gala final. Máxima y Awada también tendrán actividad propia: mientras Macri recorra el Parlamento, irán juntas al museo de arte Mauritsuis.
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