Enojo, chats y llamados, la frenética madrugada que empujó a Vizzotti a una dura desmentida por las vacunas Pfizer que distribuye Covax
La ministra de Salud acordó con el presidente Fernández el tono de la respuesta, que incluyó las aclaraciones del director del organismo que depende de la OMS y una fuerte crítica a la oposición
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“Soy trabajadora de salud, sé lo que están viviendo y el esfuerzo que están haciendo. En el medio hay gente y si no vemos esto no podemos ser dirigentes políticos dignos”. Con la voz entrecortada por el enojo y la angustia, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, salió hoy a desmentir las declaraciones de Santiago Cornejo, el argentino que es director del consorcio Covax, quien ayer, en un zoom, contó que la Argentina “dijo que no” a la llegada de vacunas del laboratorio Pfizer como parte de los envíos internacionales organizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para enfrentar al coronavirus.
Atrás había quedado una larga noche de chats, llamados y consultas, que incluyeron al presidente Alberto Fernández y que tuvieron un solo objetivo: dejar en claro que la Argentina no recibió esas vacunas por sus problemas legales con la farmacéutica de los Estados Unidos. Hiperactiva, Vizzotti habló un largo rato con el Presidente, con el jefe de gabinete, Santiago Cafiero, y con el mismo Cornejo, que “quería salir a desmentir pero ya los diarios estaban cerrados”, según contó un testigo de los intercambios. Junto con el vocero presidencial Juan Pablo Biondi, decidieron entonces salir a desmentir los títulos de los portales casi a medianoche, y rediseñar la conferencia de prensa matinal de hoy, pautada de antemano, para que incluyera la aclaración escrita del propio Cornejo. Una hora antes de la desmentida oficial, Vizzotti había dicho a La Nación que “la Argentina nunca manifestó que no tenía interés por la vacuna de Pfizer”, argumento que repetiría a la mañana siguiente. “Tema cerrado, Cornejo lo puso por escrito. ¿Qué más quieren?”, desafiaron desde el oficialismo en la mañana del míércoles, un rato después de que la ministra diera a conocer el comunicado.
En los chats e intercambios había unanimidad en la bronca contra de la oposición. “Cada vez que metemos un gol con la llegada de las vacunas sale a embarrarnos la cancha”, argumentaron en los despachos oficiales. Los cuestionamientos apuntaron a “las denunciadoras de siempre”, en relación a la titular de Pro, Patricia Bullrich, y la diputada nacional Graciela Ocaña, que amenazó con hacer un pedido de informe a los Estados Unidos para que Pfizer explique los detalles de la negociación. También el enojo oficial fue contra la prensa. “Los medios que tienen una agenda paralela, que no es la de la gente, que está de fiesta cuando consigue vacunarse”, opinaron en la Casa Rosada.
“El daño está hecho, pero no nos van a correr un segundo del objetivo”, dijo Vizzotti, vehemente, durante la conferencia de prensa, en la que se preguntó de manera retórica: “¿Qué país va a decir que no a una vacuna?”. La idea fue aclarar que “recibimos AstraZeneca porque pudimos firmar el contrato, no porque la elegimos”, como dijo la ministra, más allá de las dudas que dejaron las reiteradas explicaciones sobre el fracaso de las negociaciones con Pfizer, que aún resuenan en los pasillos del poder y son eje de las críticas opositoras.
“Hay que transmitir a todos, y también a la oposición, todo el tiempo que perdimos en desmentir esta barbaridad lo perdimos en conseguir vacunas”, dijo la ministra en un inusual tono desencajado.
Cerca del Presidente, y en sintonía con las declaraciones de la ministra de Salud, reiteran que “negociar con los laboratorios no es fácil” y que hay un “problema mundial” por la provisión de vacunas. Recuerdan que el primer ministro de Portugal, Antonio Costa, le contó a Fernández durante su encuentro de sus problemas para conseguir dosis, y que la propia canciller alemana Angela Merkel “también tuvo problemas con Pfizer” antes de normalizar el suministro.
“Las cosas nos están saliendo bien, ya tenemos 20 millones de vacunas, por eso la bronca con todo esto”, agregaron desde el Gobierno minutos después del final de la conferencia, con la oposición y los medios como objetivos del enojo, y luego de una larga madrugada de gestiones en tren de morigerar los efectos del “malentendido” con Covax que terminó en escándalo.
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