Enfrentado con un hombre de Cristina Kirchner, renunció el director del Servicio Penitenciario Federal
Cansado de la pelea interna con el secretario de Justicia, Juan Martín Mena, Emiliano Blanco renunció como director nacional del Servicio Penitenciario Federal (SPF), cargo en el que estuvo durante seis años.
Blanco se transformó así en una víctima de la disputa de poder dentro del Ministerio de Justicia, entre la ministra Marcela Losardo y Mena, su segundo, hombre de máxima confianza de la expresidenta Cristina Kirchner. Como sucede en distintas áreas del Poder ejecutivo, desde que comenzó la gestión de Alberto Fernández conviven en la organización interna del área de Justicia distintas terminales de poder que coexisten en una tensión permanente.
Losardo, responsable del área, amiga y socia del Presidente, se encuentra en una pulseada permanente con Mena -quien también fue número dos de Oscar Parrilli en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI)- y con el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, quienes reportan directamente a la Vicepresidenta. Hasta hoy, el jefe del Estado se las había ingeniado para administrar el conflicto de poder sin bajas y sin que escale de forma exponencial.
Blanco tenía la promesa de Losardo de que ocuparía la subsecretaría de Asuntos Penitenciarios, que está vacante, pero nunca lo pudo imponer por la presión que ejerció el kirchnerismo duro por hacerse de ese lugar de poder. Es que nunca le perdonaron su permanencia en el cargo durante la presidencia de Mauricio Macri.
Incluso, hace un mes, hizo pública su intención de nombrar a Blanco como subsecretario de Asuntos Penitenciarios. "Está a la firma del Presidente", dijo en ese entonces la funcionaria cuando la consultaron sobre la demora en la designación.
La crisis en las cárceles, con el violento motín de la cárcel de Devoto, dejó expuesta esta interna, que terminó con la salida de Blanco, quien se hizo cargo del SPF durante la gestión de Cristina Kirchner, en enero de 2014. Es que en un primer momento fue Mena quien lideró la negociación con los reclusos para intentar retomar el control del penal, lo que generó una fuerte tensión que continuó sin resolución. Después de casi seis meses de tironeos y sin definiciones, Blanco dio el portazo.
Ese no fue el único punto de desencuentro. La discusión en torno a las excarcelaciones o arrestos domiciliarios en medio de la pandemia, que Alberto Fernández retomó ayer, dejó expuestas dos miradas antagónicas entre garantistas y duros dentro de las filas del gobierno nacional.
"Tener ahora en las cárceles a personas en riesgo y que el Estado no reaccione ante el riesgo sanitario es un acto inhumano. Nosotros abrazamos la política porque la humanidad es lo que nos importa", dijo ayer el Presidente en un acto que encabezó con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof.
Antes de encabezar el SPF, Blanco se desempeñó como jefe de asesores de Alejandro Marambio, director del SPF entre 2007 y 2011, y entre 2013 y 2014, año en el que quedó a cargo de las cárceles. De larga trayectoria, había ingresado en el Ministerio de Justicia en 2005, cuando el ministro era Horacio Rosatti, y la secretaria de Justicia, Losardo.
Sorprendida por la renuncia, Losardo mantuvo el silencio durante todo el día. No hubo información oficial sobre la salida de Blanco y menos sobre su eventual reemplazante. Con casi 13.000 detenidos a su cargo, el Servicio Penitenciario Federal tiene a su cargo el cuidado de los presos por delitos federales, entre ellos los involucrados en causas de corrupción, pero también narcotraficantes y los represores condenados por delitos de lesa humanidad, ente otros.
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