En Tribunales ven un mensaje a la Presidenta
Algunos jueces creen que volverá a crecer la crispación con el kirchnerismo
Entre algunos jueces federales que viven la política como un insumo más del trabajo junto con el Código Penal, se alimentó ayer la idea de que la renuncia del juez Carlos Fayt es un mensaje personal del magistrado al Poder Ejecutivo luego del intento oficial de forzar su renuncia.
Otros magistrados mencionaron que su gesto contribuye a subir la crispación entre la Justicia y el Gobierno, pero todos rescataron el legado que dejó Fayt en la doctrina de la Corte.
La noticia de la renuncia de Fayt, que se haría efectiva al día siguiente de que Cristina Kirchner deje la Casa Rosada, estalló a media mañana en el edificio de Comodoro Py 2002. Alcanzó incluso a algunos jueces que estaban fuera del país. Para el mediodía todos estaban enterados.
"El único mensaje que encierra la renuncia de Fayt es que Cristina no pueda elegir a su sucesor. Su salud era insostenible. Pero su principal motivo es, seguramente, el que guió a algunos jueces de la Corte de los Estados Unidos, quienes esperaron el fin del mandato de George Bush para renunciar y evitar que el presidente nombrara a un conservador en el tribunal, con lo que se hubieran alterado las mayorías en casos muy importantes, como el aborto. Es un símbolo. Se va cuando quiere y eso es cuando ella [Cristina] ya no sea presidenta", dijo un juez federal que tiene casos sensibles para el poder.
Un colega suyo, más cercano al kirchnerismo, reflexionó que la renuncia debería hacer pensar en la necesidad de volver a "empoderar a los jueces". Las decisiones judiciales, argumentó, se volvieron banales para la ciudadanía, que, en algunos casos, es capaz de otorgarle mayor valor al juicio de un periodista que a la sentencia de un juez. Preocupado, dijo que las decisiones estaban perdiendo su fuerza performativa, capaz de configurar una realidad. "A Fayt se lo debió haber tratado con respeto, dejarlo tranquilo y respetar sus decisiones", explicó.
La renuncia a futuro "contribuye a la crispación. Es un gesto propio de Cristina, no de un juez", opinó un fiscal federal. Otro fiscal, en cambio, dijo que su renuncia se trató de un gesto político personal que tuvo como destinatario al Gobierno y no a terceras personas.
No pasó inadvertido en los tribunales que el próximo presidente tendrá dos vacantes para cubrir en la Corte, lo que facilita un acuerdo político con la oposición para cubrirlas, siempre y cuando el kirchnerismo desista del pliego de Roberto Carlés que está presentado, latente y sin tratar, en el Senado.
Mariano Borinsky, juez de la Casación, prefirió no especular sobre las razones de Fayt para renunciar, pero destacó sus aportes a la doctrina y al derecho en democracia dado que supo sobrevivir a todos los gobiernos desde la recuperación de la democracia.
El fiscal ante la Casación, Raúl Pleé, entendió que Fayt es "un ejemplo para una generación de jóvenes que abrazan con vocación la carrera judicial". Y agregó que en sus fallos "se advierte una coherencia democrática y el mantenimiento de la convicción sobre el valor justicia".
El fiscal Jorge Di Lello pidió que el próximo presidente "se proponga elegir un candidato pensando en los próximos 30 años y no en la disidencia política actual".
Un juez federal que se mantiene expectante ante el cambio de gobierno rescató la renuncia como una buena decisión ante el trabajo inhumano que significa a los 97 años someterse a la actividad de juez de la Corte.
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