En territorio adverso, Sergio Massa paseó un discurso de moderación y prometió un peronismo distinto
De recorrida por Córdoba y Santa Fe, dos provincias con altas dosis de antikirchnerismo, hizo guiños al campo y al PJ federal, en un intento por capturar votantes del centro
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SANTA FE.- Sergio Massa salió a jugar de visitante, con un equipo adaptado a las circunstancias. El candidato presidencial del oficialismo completaba este martes una intensa gira de 48 horas en dos de las provincias más hostiles para su sueño de desembarcar en la Casa Rosada el 10 de diciembre. Primero en Córdoba y más tarde en Santa Fe, donde se arraiga el sentimiento antikirchnerista más intenso del país, transmitió un mensaje de moderación al electorado, al que buscó presentar un peronismo de más de centro y menos proclive a la confrontación.
Para escenificar su propuesta, Massa eligió a dos dirigentes de ese tenor político, que nunca tuvieron buena sintonía con el kirchnerismo. En Córdoba estuvo acompañado por Juan Manuel Urtubey, exgobernador de Salta que desde hace años intenta formar un espacio centrista, sin suerte hasta el momento. Mientras que en Santa Fe, el telonero fue el saliente gobernador Omar Perotti, que lo recibió en su tierra natal, Rafaela, luego de que el PJ perdiera el poder a manos del radical Maximiliano Pullaro.
En Santa Fe, precisamente, la campaña de Unión por la Patria tiene la esperanza de recuperar una parte de los votos que seguramente perderá en Córdoba. El pronunciamiento favorable del socialismo, con anclaje en la provincia, más la expectativa de que vaya más gente a votar que el 22 de octubre, hacen que Massa le ponga algunas fichas al territorio litoraleño. Ahí se acopló Gabriel Katopodis, el ministro de Obras Públicas, para quien el éxito del oficialismo pasará por “explicar bien las cosas que quiere hacer Javier Milei”.
Pero más allá de las peculiaridades políticas de ambas provincias -especialmente en Córdoba el enfrentamiento con el gobernador Juan Schiaretti es notorio-, lo central para Massa es que en esos distritos ganó Milei tanto en las PASO como en las elecciones generales. Su rival para el balotaje del 19 de noviembre le pasó la aspiradora a buena parte del electorado que desde 2015 venía votando a Juntos por el Cambio en esta región del país.
Por eso no llama la atención que el candidato libertario -ahora arropado por Mauricio Macri- haya mudado su cierre de campaña a la provincia de Córdoba para la semana próxima. Massa viene de sacar solo el 14 por ciento de los votos en el territorio mediterráneo y quedó cuarto detrás de Milei, Schiaretti y Patricia Bullrich. Tiene delante de sí un vallado difícil de saltar porque el gobernador de Córdoba siempre privilegió la sintonía con su electorado antes que el alineamiento con el peronismo a nivel nacional.
Sin embargo, en la campaña del ministro-candidato no pierden las ilusiones. Juan José Álvarez, su armador para la provincia, se mostró entusiasmado durante el acto que su nuevo jefe encabezó anoche en el histórico club local General Paz Juniors, donde una combinación de gremios y movimientos sociales hizo atronar el cántico “Massa presidente”. “¡Y qué querés, si cuando Juanjo empezó a venir acá estábamos en el fondo de la tabla. Milei, el gringo, Bullrich, Larreta y después nosotros. Pero ahora solo quedamos dos en cancha. Cómo no va a estar así!”, lo describieron en el entorno del candidato de UP.
Massa es futbolero. Cuando llegó al hotel donde pasó la noche en la ciudad de Córdoba, lo primero que hizo fue pegarse a un televisor que pasaba el partido de Tigre contra Belgrano, en la fortaleza del barrio Alberdi. Enseguida se le dibujó una sonrisa, cuando vio que su equipo ganaba 2 a 0. “Mirá, después de todo, Córdoba no me recibe tan mal”, comentó por lo bajo, antes de retirarse a una habitación. Había dejado atrás una jornada intensa con tres escalas: Río Cuarto, Villa María -donde enfrentó una protesta de tamberos en James Craik- y la ciudad capital.
Desde allí este martes por la mañana tenía prevista una ronda de entrevistas con medios locales y luego partió hacia Santa Fe. Massa y su comitiva arribaron a Sunchales pasadas las tres de la tarde, en medio de un calor abrasador.
Aún resonaban algunas de las frases que dejó durante una picante entrevista con Cadena 3. “Mi ministro de Economía no va a ser de mi fuerza política, va a ser alguien de otro sector”, afirmó el candidato, que evitó dar nombres. Dijo que ya habló con esa persona, pero aclaró que “en su momento” lo comunicará, convencido de que atenta contra los candidatos prometer cargos y transmitirlos públicamente de forma prematura. “Eso lastimó a una de las candidatas”, deslizó, en relación con Patricia Bullrich. Ante la insistencia para dar a conocer el nombre, afirmó, en alusión a Milei: “A mí me piden que defina los ministros, mientras el otro candidato habla con los perros”.
Massa apuntó que su rival “solo da entrevistas en los lugares donde no tiene que debatir. No va a contestar de los perros, la venta de órganos, la eliminación de subsidios, la libre venta de armas”. Y retomó el eje de la “unidad” de una eventual presidencia suya, para prometer: “Tengo la decisión de que la mitad del directorio del Banco Central sea del principal bloque de la oposición, para que haya control”.
Mensaje al campo
En su periplo por la zona núcleo, Massa apeló a un latiguillo. “Es con el campo, nunca contra el campo”, repitió a la hora de focalizar el mensaje. También dejó al pasar una promesa de rebaja de retenciones. Y lejos de la informal indumentaria que exhibe su rival Milei, vistió traje y corbata todo el viaje, pese a la ola de calor que inundó Córdoba, donde la sensación térmica para esta jornada estaba pronosticada por encima de los 40 grados centígrados.
En su paso por ‘la docta’, previo a su llegada a Santa Fe -donde tiene previsto visitar Rafaela y la ciudad capital-, Massa ponderó la figura del fallecido exgobernador José Manuel de la Sota. Dijo que él le transmitió su “amor” por una región a la que consideró como “el corazón del país”. Pero los cordobeses ven en el ministro-candidato a un exponente del peronismo bonaerense, por el que tienen una desconfianza natural, que les sale por los poros. Y se preguntan si en caso de ganar el balotaje, el emergente gobierno de Massa privilegiará su alianza con el kirchnerista Axel Kicillof o si, efectivamente, encabezará un giro hacia el centro del arco político.
“El gobierno de Sergio Massa será de Sergio Massa”, sostuvo antes de partir hacia Santa Fe, para marcar diferencias con el kirchnerismo. Existiría, con todo, una salida intermedia: que el tigrense modele un PJ a medida de cada región del país. De hecho, no parece dispuesto a cometer los errores pasados de Néstor y Cristina Kirchner que ahora, tantos años después, le dificultan la llegada a la presidencia ante la adversidad que le plantean distritos estratégicos como Córdoba y Santa Fe.
Por eso, Massa encara la recta final hacia la segunda vuelta con la guardia alta. A sus partidarios les advierte que “la elección no está ganada” y que el partido “se juega hasta el último minuto”. En estos días se presenta de visitante, pero su campaña la cerrará de local, la semana próxima, en la provincia de Buenos Aires. “No se trata de los resultados en cada lugar, yo miro el resultado nacional”, dijo antes de dejar Córdoba. Esa cuenta es la que, en definitiva, consagrará al próximo presidente.
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