En plena crisis, aumentó un 73,3% la recaudación de Cáritas para la asistencia social
Gran parte de los $218,6 millones recibidos en la colecta llegaron a través de plataformas digitales; expectativa por la nueva gestión en el Ministerio de Desarrollo Social
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En medio de la crisis agravada durante la pandemia y cuando la pobreza alcanza sus niveles más altos, creció este año un 73,3% la recaudación de la colecta nacional de Cáritas. A través de donaciones recibidas –muchas de ellas por plataformas digitales y redes sociales-, el brazo caritativo de la Iglesia reunió $218,6 millones, que serán destinados a asistir a poblaciones vulnerables, mediante la ayuda en alimentos y otros programas de promoción humana e integración social.
Según se informó oficialmente, fueron $92,5 millones más que el año pasado. El fuerte crecimiento de la ayuda obtenida en la colecta, que por primera vez en muchos años supera el índice de inflación, se da también en el año en que Cáritas duplicó la cantidad de gente asistida durante la pandemia. En los peores meses de la emergencia por el Covid-19, la asistencia llegó a 3,2 millones de personas.
“El impacto de la creciente ayuda adquiere especial relevancia en los tiempos que vivimos, en los que realmente necesitamos trabajar unidos para superar las enormes dificultades que nos esperan”, expresó el obispo de Quilmes y presidente de Cáritas, Carlos Tissera, al pronosticar dificultades en un clima de fuerte fragmentación política y social.
Tissera y las autoridades de Cáritas se reunieron el viernes pasado con el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, quien les planteó la necesidad de transformar los planes sociales en puestos de trabajo formales. Lo mismo transmitió al día siguiente el funcionario en otros encuentros con presidente del Episcopado, Oscar Ojea, y con los curas villeros, a quienes visitó en San Cayetano.
El diálogo de la Iglesia con el Gobierno en materia de políticas sociales se mantiene expectante, a la espera de las primeras definiciones de la gestión de Zabaleta, tras el relevo de Daniel Arroyo, con quien el Episcopado mantuvo siempre una relación fluida.
Por qué se recaudó más
La colecta, realizada en junio pasado con el lema “En tiempos difíciles compartamos más”, se desarrolló por segundo año consecutivo en forma virtual, dadas las restricciones impuestas por la cuarentena. Este año, sin embargo, muchas iglesias habían ya reabierto sus puertas, por lo que se mantuvo la modalidad de los aportes tradicionales en las propias parroquias y capillas, además de las plataformas digitales.
Los resultados se conocieron poco antes de la colecta Más por Menos, el otro gran emprendimiento solidario promovido por la Iglesia y prevista para los días 18 y 19 de septiembre y cuya finalidad es aportar fondos para ayudar a las diócesis más pobres del país.
La recaudación de la colecta de Cáritas de este año ascendió a $218.642.457, cuando el año pasado se habían obtenido $126.165.558, con un incremento del 8,58% respecto del año anterior. “La colecta tuvo este considerable aumento por la solidaridad de la gente que confía en la transparencia de Cáritas”, dijo a LA NACION el director ejecutivo del organismo eclesiástico, Nicolás Meyer.
Explicó que hubo mucha facilidad para donar en medios electrónicos y que “al volver a las calles y al espacio público, la posibilidad de acercarse a la gente hizo que retornara la recaudación en efectivo, a diferencia de 2020, cuando no se podía salir”.
El obispo Tissera interpretó que la mejora en los aportes solidarios de la gente “es un signo de esperanza, una muestra de que podemos unirnos detrás de metas en común y que podemos hacer grandes cosas cuando trabajamos juntos”, en momentos en que no cesan los enfrentamientos y descalificaciones a nivel político, en medio de la campaña electoral.
“Estamos muy agradecidos al pueblo argentino por haber respondido masivamente a nuestro llamado con la solidaridad que lo caracteriza y demostrar, una vez más, su confianza en la tarea que todos los días miles de voluntarios despliegan en todo el país para llevar ayuda a quienes más lo necesitan”, concluyó Tissera.
En el contexto de una creciente pobreza, las ayudas de Cáritas van más allá de la asistencia en alimentos. Se sostienen acciones en educación y primera infancia (durante la pandemia, solo el 29,8% de los chicos pudo mantener el aprendizaje en las escuelas con clases virtuales), economía social, microemprendimientos y autoconstrucción de viviendas. A ello se suman otros programas para atender adicciones, asesorías legales, asistencia sanitaria y ayuda inmediata ante situaciones de pobreza o emergencias climáticas. Unos 32.000 voluntarios participan de estas tareas en todo el país.
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