Solo en Off: Horacio Rodríguez Larreta le "clavó el visto" a Martín Guzmán antes de rechazar la invitación a negociar la coparticipación
La renovada y áspera pelea entre la ciudad y el Gobierno por la coparticipación porteña tuvo en las últimas horas renovados capítulos, con el rechazo formal de Horacio Rodríguez Larreta al convite del Gobierno y la posterior y airada respuesta de la Casa Rosada. Pero bastante antes de ese intercambio, el presidente Alberto Fernández y su ministro de Economía, Martín Guzmán, tuvieron un claro indicio de que la respuesta del jefe de gobierno a la invitación a negociar iba a ser negativa.
"Hola Horacio. ¿Cómo estás? Te quería desear felices fiestas, y decirte que espero y deseo que en el 2021 tengamos un diálogo frecuente en pos de articular políticas de Estado que siembren raíces de un ambiente estable en nuestra Argentina. Espero que estés muy bien y que disfrutes estos días. Un abrazo. Martín Guzmán", escribió el ministro de Economía vía WhatsApp en la tardecita del 24 de diciembre.
Tal vez apelando a un pasado común de estudios universitarios en los Estados Unidos, Guzmán utilizó los buenos modales como herramienta de persuasión con el dirigente de Pro, pero la respuesta tardó bastante más de lo esperado en llegar. "¡Mil gracias Martín! Siempre van a contar conmigo para dialogar por el bien del país. Feliz Navidad! Abrazo enorme", respondió Rodríguez Larreta, más de una hora y media después.
"Le clavó el visto", bromearon cerca del jefe de gobierno porteño, todavía molesto por aquel "aviso" de recorte de fondos que le enviara el Presidente, minutos antes del anuncio oficial, en septiembre pasado.
"Se trata de una oportunidad en la que hay que actuar como hombres de Estado para construir consensos sobre los pilares de estabilidad. Y Martín apuesta por eso, por eso le escribió", afirmaron cerca del ministro, que en tren de cortejar al jefe de gobierno incluso le avisó a Rodríguez Larreta sobre la reunión planificada para hoy a las 14, que terminara en cerrada negativa y otra muestra cabal de la grieta que hoy separa a Balcarce 50 de Parque Patricios. Al menos, cuando de dinero se habla.
Macri se quedó sin Anita, la dueña de sus secretos
Sus papelitos de colores ya no llegarán a manos de Mauricio Macri de manera discreta y directa, en coincidencia con alguna reunión que se alarga demasiado o por la aparición de una novedad urgente que no admite dilaciones. Anita Moschini, la eterna secretaria del expresidente, aprovechó la pandemia para jubilarse, luego de décadas de trabajo familiar, que incluyeron largos años al lado de Franco Macri y que continuaron después luego con su hijo, que al llegar a la jefatura de gobierno no quiso prescindir de las gestiones siempre confiables de la secretaria histórica de su padre.
"La cantidad de secretos que se lleva esa señora", reflexionó un dirigente macrista que conoció de memoria el vínculo laboral y afectivo que unía a Macri con su colaboradora, que nunca lo tuteaba. Instalado en el country Cumelén, en Villa La Angostura, Macri coordina por estas horas sus actividades políticas vía Zoom con su nueva secretaria, Amparo García Blesa, exsecretaria de Fernando de Andreis en la secretaría general de la Presidencia.
"Quiero homenajear y agradecer a alguien que me cuida desde los 5 años. Ella se ocupaba de mí y ahora todos los días se ocupa de mí: me refiero a mi secretaria Anita", dijo un emocionado Macri en 2015, cuando ganó la Presidencia. Sin ruido, su secretaria decidió volver a lo que más le gusta: el anonimato.
Los privilegios, una tentación para los diputados que se testean
Resistir a la tentación de los privilegios es siempre muy difícil, y si no que lo diga Nicolás del Caño, el diputado por el Frente de Izquierda (FIT) que el lunes pasado se encontró con una larguísima cola de empleados de la Cámara baja que pugnaban por hacerse el test de Covid-19 para participar de la sesión que, al día siguiente, aprobaría el nuevo y polémico régimen jubilatorio.
"Podés usar esta cola para los legisladores", le susurró su colega José Luis Ramón, un aliado del Gobierno que ya se había hecho el test, pero prefirió hacer la fila común. "¡No estamos en la Edad Media, tiene que haber una única fila para todos!", se exaltó Ramón ante los empleados que tenía cerca antes de que llegara Del Caño, y agregó a viva voz que él era "un trabajador" y que no aceptaba el privilegio de hacer la fila exprés.
Después de escuchar el consejo de Ramón, y al ver que la cola de los empleados era larga y no se movía, Del Caño eligió la vía más rápida y se testeó en pocos minutos. "Ahí lo tenés al defensor de los trabajadores", dijo sin amor un referente opositor que fue testigo de la escena y que, con todo, valoró la actitud de Ramón ante una situación que tuvo bastante de paso de comedia.
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