En medio del hermetismo, Massa prepara un plan de seducción de radicales y peronistas disidentes
En las últimas horas el tigrense insistió en la idea de convocar a representantes de otras fuerzas para su eventual gobierno; la UCR de Morales y Lousteau y el PJ de Schiaretti, en la mira
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Tras su sorpresivo triunfo de este domingo, Sergio Massa cifra sus expectativas rumbo al ballotage con Javier Milei en el llamado a la “unidad nacional”, sobre el que viene hablando hace semanas y que ahora se vuelve crucial para sumar fuerzas políticas que atraigan a sus votantes. La principal es el radicalismo, molesto internamente dentro de Juntos por el Cambio (JxC) y con una distancia fundamental con el líder libertario, que aparece a todas luces insalvable. La otra fuerza clave es la del cordobés Juan Schiaretti, que hizo una muy buena elección, en la que duplicó sus votos desde las PASO.
“Voy a convocar a un gobierno de unidad nacional como presidente, convocando a los mejores sin importar su fuerza política”, dijo Massa este domingo a la noche en el búnker del Complejo C, en Chacarita. Este lunes, tras los festejos, cerca del tigrense dijeron a LA NACION, ante la consulta sobre cómo se vehiculizará el llamado a la unidad, que Massa “cuando esté listo va a hablar” y que no lo hará antes porque “no manosea ni gente, ni ideas”, eludiendo así dar precisiones al respecto.
En su círculo reina el hermetismo extendido en el tema y se esquiva la consulta sobe un eventual gabinete con nombres particulares, evitando así bloquear lugares que podrían ser para miembros de otros partidos.
La confianza de Massa sobre lo que sucederá con esas conversaciones radica fundamentalmente en los diálogos que construyó a lo largo de su paso por la presidencia de la Cámara de Diputados. “Sergio, por su personalidad, tuvo y tiene diálogo con todas las fuerzas políticas. Ahora todo eso es un capital muy importante de cara a lo que viene”, dijo alguien que lo conoce desde hace años y evalúa que el tigrense será quien concentre las conversaciones previas al armado del 19 de noviembre. Aunque podría haber otras personas que pasen a buscar a los “heridos”, Massa será el principal aglutinador de todos los movimientos.
Por el momento nadie da cuenta de que ya existan conversaciones u ofrecimientos puntuales, pero en el oficialismo hay quienes confían en el diálogo que puede llegar a haber con Gerardo Morales, hombre fuerte de la Unión Cívica Radical (UCR), de excelente sintonía con Massa y con profundas diferencias con Mauricio Macri. También mencionan al legislador Emiliano Yacobitti, quien dijo que veía muy difícil un apoyo de la UCR a Milei.
Entre las relaciones de Massa con la UCR y más allá de sus propios vínculos y diálogos, hay quienes también apuntan a lo que puede, eventualmente, sumar en las conversaciones la titular de Diputados, Cecilia Moreau, quien se formó políticamente en el radicalismo.
La pata cordobesa de cara a noviembre
Desde el círculo íntimo de Juan Schiaretti aseguraron a LA NACION que “ni Massa ni nadie de su gente” se contactaron con él; lo mismo sostuvieron cerca del gobernador electo, Martín Llaryora. Massa, cuando hizo una convocatoria a un gobierno de unidad nacional desde el escenario del búnker, apuntó a los votantes “de Juan”.
En medio del segundo debate entre candidatos, Massa le dijo a Schiaretti -en referencia a los giros de la Anses para las cajas de jubilaciones provinciales no transferidas- que él ya había acordado con Llaryora un esquema de actualización. La respuesta del mandatario electo fue que no hace falta consensuar nada porque ya está en el presupuesto. De esa manera, negaron que hubiera contactos.
Schiaretti y Llaryora viajarán el jueves próximo a los Emiratos Árabes, en una misión integrada también por representantes de Santa Fe (iría Omar Perotti y su sucesor, Maximiliano Pullaro, o la vicegobernadora electa, Gisela Scaglia) para analizar nuevas vías de financiamiento para la segunda y tercera etapa del acueducto interprovincial entre ambas jurisdicciones.
“Ya estamos acostumbrados a las operaciones de Massa, no nos sorprenden para nada”, dijo un dirigente schiarettista a este diario. El mismo gobernador y ahora excandidato, en una entrevista de hace diez días con este diario, aseguró que no daría ninguna indicación a sus votantes sobre qué hacer o a quién apoyar si había segunda vuelta.
Este lunes, sus allegados ratificaron: “No va a dejar a nadie liberado porque no tenemos preso a nadie. Los votos no son nuestros, la gente hará lo que mejor le parezca”. Después de las PASO Schiaretti profundizó sus críticas a Massa; la relación entre ambos nunca fue cercana. Quien tenía un mejor vínculo era José Manuel de la Sota: el tigrense y el “Gallego” compitieron en una PASO en 2015. A fines de 2018, Massa se sumó al intento de armar “Alternativa Federal”, un espacio que no se consolidó y que incluía a Roberto Lavagna, Juan Manuel Urtubey y Miguel Pichetto.
Conocedor del antikirchnerismo dominante en Córdoba, en una reunión de dirigentes e intendentes en Villa María, Massa deslizó que es quien “terminará” con el kirchnerismo“ porque impondrá “otro rumbo, otra característica” a su gobierno. Su armador en ese distrito, Juan José Álvarez, planteó la misma idea en diferentes charlas.
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